Quien escribe era asesor externo de la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República en el primer semestre del 2002 cuando era presidente de dicha comisión el congresista piurano Carrasco Távara, y fue nuestro trabajo coordinar una serie de actividades, investigar y redactar un proyecto de ley que promoviera la inversión en los “campos maduros de Talara” con recursos y reservas marginales, cuando el precio del barril de crudo era menor a los US $ 30, es más habían miles de pozos cerrados, abandonados temporalmente (Pozos ATA) por sus altos costos de extracción que hacían inviable su explotación, y cada año era mayor el déficit de la balanza comercial de hidrocarburos.
Por ello debo reconocer la importancia del trabajo parlamentario donde hubo una continuidad para hacer realidad dicho proyecto al margen de las diferencias políticas. Con el liderazgo del congresista Carrasco Távara (APRA), de los congresistas de Perú Posible Glodomiro Sánchez y Alejandro Oré y otros, se debatió y se aprobó dicho proyecto en el pleno sin oposición de los representantes políticos de todas las bancadas. Incluso fue mi responsabilidad coordinar directamente con el congresista Javier Diez Canseco que contribuyó en su redacción enriqueciendo el proyecto final, pues fue iniciativa suya la disolución contractual ante un posible incumplimiento de los compromisos de inversión.
Al respecto, con la mayor transparencia se organizaron varias audiencias públicas en Talara, Piura, Lima con participación de las autoridades políticas, ministros, representantes de Perúpetro, empresas, sindicatos, frente de defensa, organismos laborales como la CGTP, líderes de opinión para analizar desde todos los ángulos la importancia económica del referido proyecto, se enfatizaron los aspectos positivos con mayores inversiones para superar lo que ya en el 2002 constituía una preocupación central: El creciente déficit de la balanza comercial de hidrocarburos.
Como se podrá observar en el cuadro respectivo “Perú: Saldo de la Balanza Comercial de Hidrocarburos” entre 1998 al 2015 la tendencia al déficit es creciente, importamos más petróleo crudo y diesel en relación a las exportaciones de crudo pesado, residuales, y a partir del 2010 a pesar de las exportaciones de gas natural provenientes del lote 56, la tendencia es negativa superando los 1,500 millones de dólares en el 2014 y 2015 a pesar de los menores precios del crudo.
Por ello, el Artículo 1° de la Ley Nº 28109 señala que: “Es objeto de la presente Ley promover la inversión en la explotación de recursos y reservas marginales de hidrocarburos en el país, con la finalidad de aumentar la producción nacional de hidrocarburos, atenuar el déficit de la balanza comercial, producir a través del canon mayores rentas en beneficio de las regiones en que se ubican estos recursos y reservas marginales, y contribuir a la reactivación económica del país y de la regiones con filiación hidrocarburífera”
¿DE QUÉ SE TRATA?
A pesar de la vigencia de la “ley de reservas marginales” entre el 2004 al 2015 el saldo negativo acumulado supera los 14,656 millones de dólares, y fue objetivo central de la ley de promoción a la inversión en los recursos y reservas marginales disminuir dicho déficit que se agudiza con los altos precios del crudo importado y que se mantiene en los últimos años a pesar del bajón de los precios del petróleo.
En tal sentido, debiera ser una política de Estado, de largo plazo superar el déficit de la balanza comercial de hidrocarburos, disminuir nuestra dependencia del crudo importado, ello es más urgente con la modernización de la Refinería de Talara de PetroPerú, que a partir del 2019 demandará 95 mil barriles diarios de petróleo cuando la producción local no supera los 60 mil barriles con tendencia a la disminución, donde se incluye la producción del noroeste menor a los 35 mil barriles diarios.
En tal sentido, he sido testigo de excepción como desde el año 2002 se tuvo que superar con argumentos técnicos y económicos la crítica de los opositores a la “ley de reservas marginales”. Se afirmaba que era una ley entreguista pues disminuía las regalías por pagar al fisco, pero no se decía que las regalías dejadas de abonar al fisco se reinvertían, y adicionalmente a ello las empresas asumían el compromiso de invertir como capital fresco el equivalente a 1.5 veces de las regalías dejadas de pagar.
Ello hizo posible que las empresas que se acogieran a dicha ley se comprometieran a invertir en los viejos campos del noroeste 126.6 millones de dólares entre el 2004 al 2008, y en realidad la inversión superó los 246 millones de dólares, es decir fue casi el doble, en los lotes II, III y IV y el X todos en las operaciones del Noroeste.
Por ello, el mejor criterio de verdad, más que el discurso ideológico supuestamente radical debiera ser la realidad. Y esto se puede observar a través de los resultados económicos obtenidos, el comportamiento creciente de la producción, la defensa de los intereses del fisco a través de las mayores regalías obtenidas y el mayor canon y sobrecanon percibido por las regiones productoras como Piura y Tumbes.
Ello es más urgente ahora ante la disminución de la producción y de los precios lo que se expresa en el derrumbe del canon y sobrecanon en dichas regiones en el 2015 y en los primeros meses del 2016 afectando el financiamiento de las inversiones regionales y de los gobiernos locales. Si bien el canon petrolero es equivalente al 15 por ciento del valor de la producción con una producción cada vez más decreciente, y con recursos y reservas marginales cuya explotación resulta inviable por sus altos costos de producción, resulta un imperativo resucitar la ley de “reservas marginales” que lamentablemente no se aplica por la inopia e incapacidad de los directores de Perúpetro, que están más preocupados en el 1.5 por ciento de regalías que le corresponden como ente regulador.
La finalidad de la ley conocida como ley de promoción de la inversión en la explotación de recursos y reservas marginales tenía como objetivo promover la inversión y aumentar la producción en los viejos campos de Talara que tienen más de 100 años de explotación, donde antes operó la Internacional Petroleum Co (IPC), y luego PetroPerú hasta 1996.
Es decir, no estamos hablando de yacimientos recién explorados con pozos de una gran productividad. Estamos antes yacimientos marginales que fueron dejados de operar en muchos casos por PetroPerú y la IPC por sus elevados costos de producción.
Si en el 2008 con precios promedio del crudo de 100 dólares el barril el déficit comercial de la balanza superó los 2,472 millones de dólares (Ver cuadro), y con esos niveles de precios habían recursos y reservas marginales en las operaciones noroeste y selva, con precios menores a los 40 dólares el barril debiera ser evidente que existen más recursos y reservas que debieran ser consideradas como marginales.
El concepto de marginalidad lo aplica creativamente el economista inglés David Ricardo en su libro “Principios de Economía Política y Tributación” (1821) en los capítulos dos y tres de su libro, donde a cantidades dadas de trabajo y capital los incrementos en la producción son cada vez menores con altos costos marginales en razón de la diversa calidad de las tierras y minas, y por extensión pozos petroleros. Es más, se llega a un límite económico en la relación precio/costo que resulta inviable la explotación por los altos costos marginales.
Sin embargo, no debiera soslayarse que la producción interna de petróleo en Talara es de alta calidad, por su API superior a los 34º grados, es decir se trata de un crudo ligero que se transforma relativamente más en gasolinas y condensados medios con muy poca participación de residuales. Por ello así sea un barril adicional, o 100 barriles diarios o un incremento de más de 8 mil barriles diarios como fue el efecto productivo de la ley, se generaron mayores ingresos para el fisco, vía regalías e impuestos con un efecto multiplicador en el empleo y en la economía regional.
Mientras el crudo producido internamente abona regalías que en parte se transforma en canon y sobrecanon, el crudo importado por PetroPerú, pero sobre todo por la transnacional Repsol/YPF que opera la refinería La Pampilla no abona regalías ni genera empleo. Por ello, es urgente resucitar la ley de “reservas marginales” para las operaciones del noroeste y selva, allí donde se encuentren las reservas marginales.
En el pasado reciente la Ley N° 28109 fue impulsada en la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República, como respuesta al alarmante déficit de la balanza comercial de hidrocarburos registrado el año 2000 que alcanzó la cifra record – hasta entonces - de 713 millones de dólares (Ver cuadro). En su promulgación estuvieron de acuerdo todas las bancadas del Congreso, al punto que en el Pleno del 20 de noviembre del 2003 fue aprobada la insistencia, sin un solo voto en contra. Así, La Ley se publicó en el Diario Oficial “El Peruano” el 23 de noviembre del 2003, y fue plenamente vigente a partir de esa fecha pero por problemas de interpretación jurídica lamentablemente resulta en la actualidad inaplicable a pesar de los millonarios déficits comerciales.
La Ley 28109 plantea reducir las regalías en los yacimientos marginales a cambio de celebrar un programa de inversiones fiscalizado por Perúpetro. Los resultados exitosos de su aplicación en el período 2004/2008 estuvieron a la vista en su momento. Social y económicamente se reactivó la economía en Talara, hubo pleno empleo, problema principal en la ciudad petrolera donde se han despedido en los últimos meses más de 1,200 trabajadores de las empresas contratistas y subcontratistas, agudizando los problemas sociales con una mayor pobreza.
En especial la Refinería de Petroperú en esta ciudad se benefició con el crudo incremental de alta calidad; la Región Piura recibió una inversión de 246 millones de dólares y además de beneficiarse con el incremento del canon de petróleo y gas por la producción incremental.
Por ello, ante la crítica realidad del subsector de hidrocarburos con precios menores a los 40 dólares el barril con tendencia a la baja urge promover la inversión e incrementar la producción en los yacimientos marginales, ello es más urgente ante la futura demanda adicional de crudo de la refinería modernizada de PetroPerú en Talara, y el creciente déficit de la balanza comercial de hidrocarburos.
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