viernes, 21 de septiembre de 2018

NUEVA LEY DE HIDROCARBUROS EN DEBATE


LA TRAFA DE LAS RESERVAS PROBADAS

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI

El proyecto aprobado en la Comisión de Energía y Minas en junio pasado con su dictamen respectivo, tiene como objetivo formal la promoción de las inversiones en el sector de hidrocarburos y como objetivo esencial consagrar la prórroga por veinte años adicionales a los contratos próximos a su vencimiento. Los mismos que sumados a los diez años permitidos por retención de lotes haría un total de treinta años. Todo ello se haría sin subasta, ni licitaciones por el valor de las reservas probadas y probables que son patrimonio de la Nación.

Es decir, las empresas responsables de estos lotes retendrían los mismos por un total de 60 años, más de dos generaciones de peruanos, si se consideran las fechas de inicio que se relacionan con la privatización fragmentada de PetroPerú, que data de los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado, cuando se transfirireron pequeños lotes a costa del gran lote X de PetroPerú en la Cuenca de Talara, también se privatizaron las reservas e instalaciones de los lotes Z-2 B en el Zócalo Continental (1993) y el lote 8/8X en la selva nororiental en Trompeteros (1996).

Lamentablemente la mayoría parlamentaria del fujimorismo con el mandato de la señora “K”, con el aprismo, sus colegas de Alianza para el Progreso más Acción Popular que carga el pasivo histórico de la Página Once, votarán a favor de un proyecto que hemos calificado de ser un proyecto lobista, pues es un proyecto al servicio de las empresas petroleras que no asumieron riesgos, y ha sido estructurado con consultores, asesores ligados a la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo, y la Sociedad de Hidrocarburos. ¿El gato en la despensa?

También hemos afirmado que dicho proyecto es entregista pues  fomenta el mercantilismo, “la prórroga a dedo” en lugar de fomentar una sana competencia por el acceso más valioso que tienen dichos contratos expresados en el valor de sus reservas probadas, probables y posibles  que tienen los lotes en cuestión. ¡En un capitalismo moderno ello debía ser posible por medio de licitaciones públicas y transparentes!

Como es de conocimiento publico se trata de los contratos de servicios Z-2B bajo responsabilidad de Savia Perú en el Zócalo Continental, más los lotes I y V en Piura operados por Graña y Montero Petrolera que son contratos que tienen fecha de vencimiento antes del 2023.

En la misma condición se encuentran los contratos de licencia por los lotes II, VI/VII, X en Piura, correspondientes a Petrolera Monterrico, Sapet y CNPC de la China Popular respectivamente; se suman a los contratos próximos a su vencimiento antes de 2026, los lotes 8 operado por Pluspetrol Norte en la selva nororiental, como la Maple (31 B/D) y Aguaytía Energy (31C) en Ucayali.

POR UN MAYOR DEBATE

En razón de la coyuntura política  que vive el país marcado por la corrupción endémica, más la cercanía a un proceso electoral, el debate y la controversia entre el ejecutivo y las reformas constitucionales, ha captado el interés de la opinión pública, por tanto la atención sobre la Nueva Ley de Hidrocarburos (NLH) ha pasado a un segundo plano, cuando debiera convocar el interés público.

Si no fuera por los eventos políticos y académicos, sea en el Foro de Soberanía Energética que preside el congresista Dammert, en la Coalición de Sindicatos de PetroPerú, en los Organismos No Gubernamentales ambientalistas (ONGs), Frentes de Defensa en el norte y sur del país, con la participación de alcaldes, diversos medios de comunicación como Diario Uno, Radio Cutivalú de Piura, Universidades, el tema no tendría mayor difusión.

Es más, voceros e instituciones del estado tales como el Ministerio de Ambiente, la Defensoría del Pueblo en materia ambiental, han advertido en sendos informes que el referido proyecto de Ley de Hidrocarburos constituye un atentado contra el interés público en materia fiscal, y ambiental, pues colisiona con el ordenamiento sobre las facultades del ministerio del sector y será un fuente renovada de conflictos sociales con las comunidades nativas.

Al margen del evidente rentismo que constituye renovar los contratos por los lotes de hidrocarburos próximos a su fecha de vencimiento por 30 años más, el referido proyecto debe ser sometido a una revisión legislativa con expertos y consultores internacionales ajenos a los grupos de interés.

En verdad, una nueva ley de hidrocarburos debiera tener como punto de partida un análisis económico, productivo y financiero ponderado, lo más objetivo posible lejos del interés de parte de los “espadachines a  sueldo de las empresas”

Importa interrogarse sobre ¿Qué ha sucedido en el sector entre 1993 a la fecha? La evidencia nos demostraría la cruda realidad: el fracaso de los objetivos que justificaron la privatización de PetroPerú. También demostraría como mediante la privatización de la petrolera estatal se subvaluaron las reservas probadas en este cuestionado proceso, que ha significado una transferencia de riqueza desde el estado hacia el capital privado y los grupos de interés.

En tal sentido, una caso clamoroso de la subvaluación de las reservas probadas desde 1994 cuando se decide privatizar los activos, instalaciones y lotes de PetroPerú, lo constituye la experiencia del lote X que previamente fue “adelgazado” mediante la escisión y formación de varios lotecitos como los lotes I, II, III, IV, VI/VII, IX, que hoy detentan las empresas como Graña y Montero, Petrolera Monterrico, Sapet, CNPC y Unipetro.

LA TRAFA DE LAS RESERVAS

En diciembre de 1996 la petrolera argentina Pérez Companc pagó US $ 202 millones de dólares por los campos maduros del lote X que detentaba menos de 40 millones de barriles de reservas probadas. Se firmó un contrato de explotación donde supuestamente no estaba obligada a realizar inversiones de riesgo mediante pozos exploratorios, pues se trataba de un contrato de explotación.

Todo ello fue posible en el marco del proceso de privatización (COPRI), cuando el precio del barril no superaba los US $ 20 dólares, al margen de los compromisos de inversión, por un contrato que tenía 30 años de vigencia, y cuya fecha de vencimiento se cumpliría en diciembre del 2026.

Entre 1996 a la fecha (setiembre 2018) los campos, instalaciones y reservas del lote X ubicados en Talara, distrito del Alto han pasado por las manos de la petrolera Pérez Companc, la petrolera estatal Petrobras del Brasil y la petrolera china, CNPC.

En todos los casos de transferencia contractual el comprador pagó por las reservas probadas, probables, y posibles como parte de sus expectativas empresariales. Todo ello al margen de las inversiones necesarias para mantener y/o levantar la producción.

Como resulta evidente en el cuadro “Comparación del Número de Pozos Exploratorios Perforados y El Número de Pozos Desarrollados Perforados en el Lote X”, desde 1997 al 2017 no se ha perforado ningún pozo exploratorio, actividad de riesgo, y fundamentalmente las empresas responsables tales como Pérez Companc, Petrobras Energía y CNPC se han dedicado a drenar, aprovechar mediante 1,058 pozos de desarrollo, las reservas que dejó PetroPerú, que fueron estimadas de manera perversa en 37 millones de barriles, según los documentos oficiales de la privatización (COPRI).

Sin embargo, si las reservas probadas del lote X fueron estimadas en 37 millones de barriles en 1994, y si no se han perforado pozos exploratorios para descubrir más reservas probadas, pues supuestamente se trataría de un contrato de explotación, como resulta explicable que el petróleo extraído desde 1995 al 2017, sume los 105 millones de barriles de un crudo de alta calidad.

Es decir, para malbaratear los activos de PetroPerú y privatizar a cómo dé lugar, los responsables del proceso privatizador subvaluaron las reservas del lote X, que fueron estimadas en 37 millones de barriles de reservas probadas, cuando en verdad, en el subsuelo existían más reservas.

Con la propia estadística oficial desde 1995 al 2017 el petróleo extraído del lote X ha totalizado un volumen de 105 millones de barriles que se vende a precio internacional a la Refinería de Talara de PetroPerú. Esto significa que la petrolera estatal paga precios de mercado por el petróleo que le fue enajenado y sustraído. Ver gráfica “Lote X: Un Contrato de Explotación “

Actualmente el lote X es operado por la petrolera estatal china CNPC y tiene 75 millones de barriles en crudo como reservas probadas, entre probadas desarrolladas y no desarrolladas, y la lógica y sentido común nos hace pensar que existen más reservas en el peculiar subsuelo de la Cuenca Talara.

EPÍLOGO 

Por tanto, si en 1994 el lote X detentaba 37 millones de barriles como reservas probadas y se decía que era un lote maduro, de la época de la IPC. Y, no habiéndose realizado ni perforado pozos exploratorios entre 1995 al 2017, pero sí se han realizado pozos de desarrollo que han permitido explotar 105 millones de barriles, y las reservas probadas se han incrementado a los 75 millones de barriles en el 2017 según el Libro de Reservas del Ministerio de Energía y Minas, todo nos indica que existen más recursos.

Es decir, entre 1995 al 2017 las reservas probadas explotadas y por explotar suman los 217 millones de barriles, pero la empresa que se adjudicó el contrato pagó solamente US $ 202 millones por 37 millones de barriles en 1996. Por tanto, sea Pérez Companc, Petrobras Energía y la estatal china CNPC, se han beneficiado de manera extraordinaria por las reservas de un campo maduro que todavía guarda ingentes recursos que deben ser licitados al mejor postor.

Esta realidad, se reproduce en los demás lotes de la Cuenca Talara y Zócalo Continental, de allí el interés de las empresas petroleras por la indebida prórroga contractual. Por ello, en salvaguarda del interés nacional, la libre competencia, y transparencia los contratos próximos a su vencimiento con las reservas probadas deben ser licitados públicamente.




sábado, 15 de septiembre de 2018

NO DEBE PASAR EL MERCANTILISMO PETROLERO


INDEBIDA PRÓRROGA POR 30 AÑOS MÁS

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI

Hemos demostrado en varios artículos los aspectos perversos del proyecto de la Nueva Ley de Hidrocarburos (NLH) que pretende imponer el fujimorismo y otras fuerzas oscuras en el Congreso de la República, sin mayor discusión ni opinión de organismos competentes. Todo ello en el marco de una descarada praxis lobista, donde PPK queda como un aprendiz de brujo.

Así, el Ministerio de Ambiente sostiene que en el referido proyecto con su dictamen respectivo elaborado por la Comisión de Energía y Minas con fecha del 20 de junio del 2018, “.. se han efectuado modificaciones sustanciales al Proyecto de Ley de promoción de la industria de hidrocarburos emitido por el Poder Ejecutivo, respecto de los cuales no se ha solicitado opinión formal al Ministerio del Ambiente, pese a abordar asuntos que se enmarcan en la competencia de este sector.” (Informe Nº737-2018 Minam)

Igualmente el proyecto y dictamen de la Comisión de Energía y Minas con su texto sustitutorio no tiene opinión del Ministerio de Economía y Finanzas, a pesar que la disminución de las tasas de regalías que se proponen implícitamente afectará el financiamiento del canon y sobrecanon petrolero, que está determinado por el 18.75 % del valor de la producción de petróleo y gas asociado.

Con tasas de regalías de 5%, 10% e incluso 15 % no se financiaría el canon y sobrecanon petrolero, con lo cual se afectarían los ingresos regionales y de los gobiernos locales. Se debe tener presente que la fuente más importante de financiamiento para las inversiones en Piura, Tumbes, Loreto y Ucayali ha sido el canon gracias a la explotación de hidrocarburos.

Todo ello a pesar de la disminución programada de la producción y reducción de los precios internacionales del crudo. A ello debiera sumarse la paralización del Oleoducto Norperuano desde el 2015, por actos delicuenciales que ha hecho inviable la producción de petróleo en la selva nororiental. De allí esta drástica disminución que debe regularizarse cuando el Oleoducto tenga la seguridad y el mantenimento necesario para su funcionamiento.

En el texto sustitutorio aprobado en la Comisión de Energía y Minas incluso se incorpora en el artículo tercero de las “Disposiciones Complementarias Finales” lo que constituye la esencia del proyecto de la Nueva Ley de Hidrocarburos: Una indebida extensión por treinta años a las empresas que tienen actualmente contratos de explotación.

Esta es la “madre del cordero” que hemos denunciado, pues constituye una enajenación, una sustracción de riqueza a la Nación para favorecer a un “cogollo de empresas”, que durante más de 20 años no han efectuado inversiones de riesgo, y que desde el 2013 no realizan las inversiones necesarias para mantener y/o aumentar la producción en razón de los deprimidos precios, y el horizonte próximo en el vencimiento de los contratos, antes del 2026.

Por tanto, si no han invertido cuando los precios del petróleo se ubicaban sobre los US $ 100 dólares el barril, por que tendrían que hacerlo ahora que los precios están sobre los US $ 70 dólares el barril, con una evidente recuperación en relación a los precios del 2015.

LA VIDA ÚTIL  DE LOS LOTES

Con la misma metodología que uso la COPRI, la bendita comisión de la privatización de la Actividad Económica del Estado en el proceso de transferencia de los activos y lotes de PetroPerú a inicios de los años noventa del siglo pasado. Y que dicho sea de paso también la utiliza el EIA , la Agencia de Energía de los Estados Unidos, estimamos la vida útil de los lotes de explotación que presionan a una prórroga contractual por 30 años adicionales.

Para ello exponemos el cuadro de “Estimación de la Vida Útil en Base a las Reservas Probadas Ajustadas de los Contratos de Explotación Próximos a su Vencimiento”, donde dividimos las reservas probadas al 2017 que tienen un 95 % de probabilidades de ser explotadas comercialmente según precios y tecnología, entre la producción de petróleo del 2017.

Es decir, el resultado de dividir las reservas probadas entre la producción determina el número de años estimado que tendría cada lote. Así, el lote Z-2B con el nivel de reservas probadas y la producción de crudo al 2017 tendría aparentemente una vida útil de 5 años.

Se debe tener presente que dicho lote se viene explotando desde fines de los años cincuenta del siglo pasado, pasando por las empresas Belco, Petromar, PetroTech, Savia. Es decir, tiene más de 60 años de explotación y tiene más recursos que deben ser convertidos en reservas.

En verdad, esta realidad no debiera ser tan trágica, pues el concepto de reservas es un concepto dinámico, y para ello habría que considerar las reservas probables que tienen un 50% de probalidades de ser explotables y las reservas posibles que tienen una probalidad del 10% de una explotación comercial.

RIQUEZA DEL Z-2B

Se debe recordar que en el año 2009 Petrotech Peruana S.A. empresa de capitales norteamericanos transfirió el contrato de explotación del Z-2B y otros lotes en exploración al consorcio Savia por US $ 900 millones de dólares. Se especula que el monto pagado fue mayor, pero oficialmente se transfirieron las instalaciones, torres y plataformas, y especialmente las reservas probadas.

Mas se debe tener presente que las reservas probadas y probables le correspondían al estado, y las plataformas marinas más algunas embarcaciones eran y son propiedad de la petrolera estatal PetroPerú, la misma que tuvo que abonar más de US $ 256 millones entre 1994 y 1997 para poder honrar los compromisos de deuda con la aseguradora de la Belco en el asunto de la AIG. Este fue uno de los costos de las reinserción financiera ante la crisis del primer gobierno aprista que estatizó a la Belco Petroleum.

Es más, todos los consumidores de combustibles tuvimos que financiar dicha deuda, pues en ese período el 7.5% de los ingresos mensuales por la venta de derivados del petróleo por parte de PetroPerú eran deducidos para pagar dicha deuda externa.

Por tanto, PetroTech se sacó la lotería en el 2009, se pasó de vivo pues valorizó y vendió lo que no le correspondía. Por tal motivo, el consorcio Savia conformado por Ecopetrol de Colombia y KNOC de Corea del Sur, pagó US $ 900 millones a sabiendas que el contrato por el Z-2B terminaba en el 2023.

Es de suponer que la petrolera Savia y sus asesores realizaron las proyecciones necesarias para el período 2010/2023 con supuestos de precios y volúmenes, estimación de ingresos, costos y rentabilidad para recuperar el precio de compra, las inversiones  realizadas más las utilidades correspondientes.

Por ello cabe preguntarse ¿cuál es el valor de un lote que tiene 14.4 millones de barriles de reservas probadas de crudo, de un petróleo liviano que se vende a la Refinería de PetroPerú? Debiera ser evidente que a un precio de US $ 70 dólares el barril el valor de dichas reservas supera los US $ 1,000 millones de dólares, que sería mayor con las reservas probables y posibles.

Si a esa riqueza se suma el valor de las reservas probadas de gas natural que superan los 16 billones de pies cúbicos, más los 2 millones de reservas probadas de líquidos de gas natural, que procesadas se transforman al día en la Planta Procesadora de Gas Pariñas en casi 1,000 barriles diarios de gas licuado de petróleo (GLP), con los cuales se paga la planilla de todos los trabajadoras de Savia.

UNA SALIDA

Por todo ello, sostenemos que todas las empresas sin excepción deben pagar por las reservas probadas en una negociación contractual anticipada con Perúpetro, y no esperar el vencimiento de los contratos. Se deben licitar las reservas en un proceso abierto, transparente, y de competencia.

En esta condición se encuentran las empresas como Savia Perú, Graña y Montero, Petrolera Monterrico, Sapet, CNPC, Pluspetrol Norte, Maple Energy y Aguaytía Energy  estas dos últimas que tienen importantes reservas de líquidos de gas natural.

De lo contrario extenderles una prórroga por 30 años bajo el argumento de la promoción de las inversiones en el sector no deja de ser un “engaña muchachos”, una práctica mercantilista, rentista con incentivos a las empresas petroleras que no asumieron riesgos en los últimos treinta años.

Una indebida prórroga contractual como parte sustantiva de una Nueva Ley de Hidrocarburos (NLH) sería una prueba más evidente de los niveles de descomposición social y política alcanzado por el Congreso de la República en una coyuntura donde la corrupción corroe todos los niveles del estado. De allí, que por la salud moral del país, el referido proyecto con su dictamen debe volver a comisiones y ser enriquecido con las opiniones de los organismos competentes como el Ministerio del Ambiente y Economía y Finanzas para empezar.