Lo que sí sabemos es que Repsol sí se cubre cuando importa gas a España desde Argelia. Una de las hipótesis es que, como el gas “no es suyo” –ellos solo son los “traders”– le interesa poco el precio porque su ganancia viene del margen.
Ahora que los “halcones
fiscales” van a perseguir al gobierno para que limite la inversión pública –y
por tanto a la posible ruptura de la paz social–, es bueno recordar cómo los
malos manejos de los “lobbies” nos hicieron perder cerca de 1% del PBI en
ingresos fiscales del 2013 al 2016. Veamos primero las cifras. Luego haremos el
análisis.
Del 2010 al 2017 las
regalías por exportación de gas fueron US$ 1,246 millones, según Perupetro. A
primera vista, parece razonable. Pero luego vemos que se han ido reduciendo y
en el 2015 y 2016 se recaudaron apenas US$ 35 y 43 millones, lo que contrasta
con los US$ 312 y 307 millones del 2011 y 2012.
¿Por qué disminuye la
recaudación en casi 10 veces? La respuesta tiene dos componentes: 1) el mercado
final de destino de exportación del gas natural y, 2) los precios de venta en
esos mercados en esos años.
Comencemos por lo segundo. A
diferencia del petróleo y las gasolinas, en el gas natural hay varios mercados:
EEUU, Japón, Alemania y Reino Unido. Esos 4 mercados tenían precios similares,
desde 1999 hasta el 2008 (ver gráfico). Allí el precio Henry Hub (HH) de EEUU
comienza a caer a niveles inferiores a los US$ 3 por millón (MM) de BTU.
¿Por qué? Simple. En EEUU se
comenzó a producir gas esquisto (shale gas) con una nueva tecnología (el
“fracking”, super contaminante de la napa freática) y eso tiró los precios al
piso.
Eso no sucedió con los demás
mercados, que mantuvieron sus precios por encima de US$ 9/MMBTU (Japón llegó a
US$ 15/MMBTU). Es solo a fines del 2014 –cuando cae el precio del petróleo– que
todos los precios tienden a igualarse, a la baja.
De aquí resulta que quien
exportara gas a EEUU iba a cobrar mucho menos que en los otros mercados. ¿Qué
sucedió con el gas peruano, que Repsol comenzó a exportar en el 2010?
Adivinaron. Casi todo ese gas (70%) se contrató por 18 años en el 2007 con la Comisión
Federal de Electricidad de México (CFE) al precio HH, con un descuento del 8%,
o sea al 92% del HH.
Por pura suerte de Repsol,
del 2010 al 2012 pudo vender el gas a buen precio, pues Manzanillo, en el
Pacífico, recién se terminó a mediados del 2012. Pero en el 2013, 27 de los 62
embarques salidos de Pampa Melchorita sí fueron a Manzanillo, cantidad que
llegó a 43 de 62 en el 2014 y a 38 de 56 en el 2015. Eso explica la baja de las
regalías mencionada al inicio.
La pregunta del trillón es:
¿por qué Repsol no hizo lo que todos hacen: establecer cláusulas de cobertura
combustibles sustitutos del gas en caso que el precio del gas tuviera una
subida (o bajada) abrupta? No lo sabemos.
Lo que sí sabemos es que
Repsol sí se cubre cuando importa gas a España desde Argelia. Una de las
hipótesis es que, como el gas “no es suyo” –ellos solo son los “traders”– le
interesa poco el precio porque su ganancia viene del margen.
Eso explica por qué Repsol
comenzó a exportar a otros mercados: para tener un precio más alto. Pero al
Estado peruano le decía que el gas había ido a Manzanillo. ¿Se dan cuenta?
Cuando Perupetro “los chapó”, hubo un arbitraje y perdieron: el CIADI falló en
el 2015 que el consorcio Pluspetrol del Lote 88 y 56 nos devolviera US$ 62
millones. ¿Por qué paga Pluspetrol si Repsol re-exportó? Porque paga la regalía
quien vende en boca de pozo. Así, Repsol (Shell le compró el 100% en el 2014)
empuña la pistola humeante pero quien “paga el pato” es Camisea.
Para terminar, dos cosas.
Todo el tinglado para la exportación se armó durante el gobierno de Toledo,
cuando PPK estaba en el gobierno, tema aún no investigado a fondo por el
Ministerio Público.
El problema de fondo: el
Estado peruano está ausente porque la Ley 26221 de 1993 dice que el
licenciatario es dueño del petróleo y del gas, previo pago de una regalía (Art.
10). Es por eso que Repsol firmó el contrato con la CFE y el Estado ni siquiera
supo qué se firmaba. Y hasta ahora no lo sabe ¿El Estado no tiene arte ni parte
en un contrato entre un privado y un tercer país, que negocia por 18 años y a
un precio vil un recurso natural que es patrimonio de la Nación (Art. 66 de la
Constitución)? Ya pues. No queremos republiqueta neoliberal.
Eso sucede cuando el libre
albedrío de los inversionistas juega con el patrimonio de la Nación. Es por esa
ausencia que, según nuestros cálculos, hemos dejado de percibir US$ 2,000
millones de regalías (1% del PBI) en ese periodo. Esto tiene que cambiar y el
momento es ahora que se está debatiendo una nueva Ley de Hidrocarburos en el
Congreso.
(*)
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