sábado, 15 de septiembre de 2018

NO DEBE PASAR EL MERCANTILISMO PETROLERO


INDEBIDA PRÓRROGA POR 30 AÑOS MÁS

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI

Hemos demostrado en varios artículos los aspectos perversos del proyecto de la Nueva Ley de Hidrocarburos (NLH) que pretende imponer el fujimorismo y otras fuerzas oscuras en el Congreso de la República, sin mayor discusión ni opinión de organismos competentes. Todo ello en el marco de una descarada praxis lobista, donde PPK queda como un aprendiz de brujo.

Así, el Ministerio de Ambiente sostiene que en el referido proyecto con su dictamen respectivo elaborado por la Comisión de Energía y Minas con fecha del 20 de junio del 2018, “.. se han efectuado modificaciones sustanciales al Proyecto de Ley de promoción de la industria de hidrocarburos emitido por el Poder Ejecutivo, respecto de los cuales no se ha solicitado opinión formal al Ministerio del Ambiente, pese a abordar asuntos que se enmarcan en la competencia de este sector.” (Informe Nº737-2018 Minam)

Igualmente el proyecto y dictamen de la Comisión de Energía y Minas con su texto sustitutorio no tiene opinión del Ministerio de Economía y Finanzas, a pesar que la disminución de las tasas de regalías que se proponen implícitamente afectará el financiamiento del canon y sobrecanon petrolero, que está determinado por el 18.75 % del valor de la producción de petróleo y gas asociado.

Con tasas de regalías de 5%, 10% e incluso 15 % no se financiaría el canon y sobrecanon petrolero, con lo cual se afectarían los ingresos regionales y de los gobiernos locales. Se debe tener presente que la fuente más importante de financiamiento para las inversiones en Piura, Tumbes, Loreto y Ucayali ha sido el canon gracias a la explotación de hidrocarburos.

Todo ello a pesar de la disminución programada de la producción y reducción de los precios internacionales del crudo. A ello debiera sumarse la paralización del Oleoducto Norperuano desde el 2015, por actos delicuenciales que ha hecho inviable la producción de petróleo en la selva nororiental. De allí esta drástica disminución que debe regularizarse cuando el Oleoducto tenga la seguridad y el mantenimento necesario para su funcionamiento.

En el texto sustitutorio aprobado en la Comisión de Energía y Minas incluso se incorpora en el artículo tercero de las “Disposiciones Complementarias Finales” lo que constituye la esencia del proyecto de la Nueva Ley de Hidrocarburos: Una indebida extensión por treinta años a las empresas que tienen actualmente contratos de explotación.

Esta es la “madre del cordero” que hemos denunciado, pues constituye una enajenación, una sustracción de riqueza a la Nación para favorecer a un “cogollo de empresas”, que durante más de 20 años no han efectuado inversiones de riesgo, y que desde el 2013 no realizan las inversiones necesarias para mantener y/o aumentar la producción en razón de los deprimidos precios, y el horizonte próximo en el vencimiento de los contratos, antes del 2026.

Por tanto, si no han invertido cuando los precios del petróleo se ubicaban sobre los US $ 100 dólares el barril, por que tendrían que hacerlo ahora que los precios están sobre los US $ 70 dólares el barril, con una evidente recuperación en relación a los precios del 2015.

LA VIDA ÚTIL  DE LOS LOTES

Con la misma metodología que uso la COPRI, la bendita comisión de la privatización de la Actividad Económica del Estado en el proceso de transferencia de los activos y lotes de PetroPerú a inicios de los años noventa del siglo pasado. Y que dicho sea de paso también la utiliza el EIA , la Agencia de Energía de los Estados Unidos, estimamos la vida útil de los lotes de explotación que presionan a una prórroga contractual por 30 años adicionales.

Para ello exponemos el cuadro de “Estimación de la Vida Útil en Base a las Reservas Probadas Ajustadas de los Contratos de Explotación Próximos a su Vencimiento”, donde dividimos las reservas probadas al 2017 que tienen un 95 % de probabilidades de ser explotadas comercialmente según precios y tecnología, entre la producción de petróleo del 2017.

Es decir, el resultado de dividir las reservas probadas entre la producción determina el número de años estimado que tendría cada lote. Así, el lote Z-2B con el nivel de reservas probadas y la producción de crudo al 2017 tendría aparentemente una vida útil de 5 años.

Se debe tener presente que dicho lote se viene explotando desde fines de los años cincuenta del siglo pasado, pasando por las empresas Belco, Petromar, PetroTech, Savia. Es decir, tiene más de 60 años de explotación y tiene más recursos que deben ser convertidos en reservas.

En verdad, esta realidad no debiera ser tan trágica, pues el concepto de reservas es un concepto dinámico, y para ello habría que considerar las reservas probables que tienen un 50% de probalidades de ser explotables y las reservas posibles que tienen una probalidad del 10% de una explotación comercial.

RIQUEZA DEL Z-2B

Se debe recordar que en el año 2009 Petrotech Peruana S.A. empresa de capitales norteamericanos transfirió el contrato de explotación del Z-2B y otros lotes en exploración al consorcio Savia por US $ 900 millones de dólares. Se especula que el monto pagado fue mayor, pero oficialmente se transfirieron las instalaciones, torres y plataformas, y especialmente las reservas probadas.

Mas se debe tener presente que las reservas probadas y probables le correspondían al estado, y las plataformas marinas más algunas embarcaciones eran y son propiedad de la petrolera estatal PetroPerú, la misma que tuvo que abonar más de US $ 256 millones entre 1994 y 1997 para poder honrar los compromisos de deuda con la aseguradora de la Belco en el asunto de la AIG. Este fue uno de los costos de las reinserción financiera ante la crisis del primer gobierno aprista que estatizó a la Belco Petroleum.

Es más, todos los consumidores de combustibles tuvimos que financiar dicha deuda, pues en ese período el 7.5% de los ingresos mensuales por la venta de derivados del petróleo por parte de PetroPerú eran deducidos para pagar dicha deuda externa.

Por tanto, PetroTech se sacó la lotería en el 2009, se pasó de vivo pues valorizó y vendió lo que no le correspondía. Por tal motivo, el consorcio Savia conformado por Ecopetrol de Colombia y KNOC de Corea del Sur, pagó US $ 900 millones a sabiendas que el contrato por el Z-2B terminaba en el 2023.

Es de suponer que la petrolera Savia y sus asesores realizaron las proyecciones necesarias para el período 2010/2023 con supuestos de precios y volúmenes, estimación de ingresos, costos y rentabilidad para recuperar el precio de compra, las inversiones  realizadas más las utilidades correspondientes.

Por ello cabe preguntarse ¿cuál es el valor de un lote que tiene 14.4 millones de barriles de reservas probadas de crudo, de un petróleo liviano que se vende a la Refinería de PetroPerú? Debiera ser evidente que a un precio de US $ 70 dólares el barril el valor de dichas reservas supera los US $ 1,000 millones de dólares, que sería mayor con las reservas probables y posibles.

Si a esa riqueza se suma el valor de las reservas probadas de gas natural que superan los 16 billones de pies cúbicos, más los 2 millones de reservas probadas de líquidos de gas natural, que procesadas se transforman al día en la Planta Procesadora de Gas Pariñas en casi 1,000 barriles diarios de gas licuado de petróleo (GLP), con los cuales se paga la planilla de todos los trabajadoras de Savia.

UNA SALIDA

Por todo ello, sostenemos que todas las empresas sin excepción deben pagar por las reservas probadas en una negociación contractual anticipada con Perúpetro, y no esperar el vencimiento de los contratos. Se deben licitar las reservas en un proceso abierto, transparente, y de competencia.

En esta condición se encuentran las empresas como Savia Perú, Graña y Montero, Petrolera Monterrico, Sapet, CNPC, Pluspetrol Norte, Maple Energy y Aguaytía Energy  estas dos últimas que tienen importantes reservas de líquidos de gas natural.

De lo contrario extenderles una prórroga por 30 años bajo el argumento de la promoción de las inversiones en el sector no deja de ser un “engaña muchachos”, una práctica mercantilista, rentista con incentivos a las empresas petroleras que no asumieron riesgos en los últimos treinta años.

Una indebida prórroga contractual como parte sustantiva de una Nueva Ley de Hidrocarburos (NLH) sería una prueba más evidente de los niveles de descomposición social y política alcanzado por el Congreso de la República en una coyuntura donde la corrupción corroe todos los niveles del estado. De allí, que por la salud moral del país, el referido proyecto con su dictamen debe volver a comisiones y ser enriquecido con las opiniones de los organismos competentes como el Ministerio del Ambiente y Economía y Finanzas para empezar.



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