EL
PRESIDENTE EN SU LABERINTO
PETROPERÚ:
SIN INTEGRACIÓN VERTICAL NO TIENE FUTURO NI RENTABILIDAD ASEGURADA
ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI
En verdad no deja de
sorprender el Presidente del Directorio de PetroPerú en sus diversas
declaraciones en los distintos medios de comunicación. Lo percibo como una
personalidad académica bien intencionada, que quiere hacer las cosas, “con
técnica y racionalidad económica”; pero ya sabemos que el camino al infierno
está empedrado de buenas intenciones; es más tratándose de un economista de
formación liberal que no cree en las empresas estatales no le auguro un buen
final.
PetroPerú, es una empresa
emblemática y estratégica en el abastecimiento de combustibles, que normalmente
es considerada “botín de los gobiernos de turno”, fuente de acumulación para
los capitales privados, sean empresas proveedoras, de servicios, bancos y de
intereses oscuros al interior de la administración central, de allí la
necesidad de una “reingeniería empresarial”
Por ello, compartimos la preocupación
principista por la transparencia en la administración de la empresa, y la lucha
contra la corrupción, en una empresa donde los desaciertos en la toma de
decisiones solamente en relación al costo de la modernización de refinería de
Talara, le costará a PetroPerú no los US
$ 5,500 millones proyectados sino más de US $ 6,500 millones incluyendo todos
los costos, según la entrevista que el Sr. Paredes Lanatta declara en un diario
local.
Si bien parte del costo
financiero se pagará en el largo plazo entre 15 a 30 años (US $ 3,500
millones), el endeudamiento externo de la empresa es absolutamente manejable;
sin embargo preocupa que en la larga entrevista el Presidente de PetroPerú
soslaye la importancia de la integración vertical con lotes de producción
propios y minimize la relevancia del endeudamiento de corto plazo con los
bancos privados para comprar petróleo y derivados.
SIN RENTA PETROLERA
En verdad, en su última
entrevista publicada en el diario especializado Gestión 22 de mayo me llamó la
atención que en ninguno de sus párrafos se hiciera mención a la integración
vertical, que es la forma técnica y eficiente de operar en una empresa
petrolera.
Es decir, una empresa
petrolera que no tenga producción propia de hidrocarburos está marginada y no accede
a la renta petrolera que resulta la diferencia entre el precio internacional
del crudo y el costo interno de producción. Por ello, está condenada a
sobrevivir de los márgenes de refino, la fuente principal de los ingresos en
una petrolera sin producción propia de crudo.
Esta renta petrolera le fue
enajenada, sustraída, expropiada a PetroPerú por una privatización que fue
promovida por el gobierno corrupto del fujimorismo, y que hoy el presente
gobierno pretende re privatizar los lotes que tienen fecha de vencimiento en
sus contratos antes del 2025.
Todo ello es posible por
medio de una indebida y dolosa prórroga por más de 20 años, en un proyecto de
ley promovido por los lobbistas de siempre en el Congreso de la República. Con
este proyecto se favorece a una serie de empresas petroleras cuyos contratos
están próximos de caducar y por derecho tales contratos con las reservas
probadas le corresponderían a PetroPerú.
CON LOS LOTES PROPIOS
Acceder a la integración
vertical con la producción y reservas de los lotes de las operaciones noroeste
(Talara) en especial del lote X operado por la petrolera china CNPC, al igual
del lote VI/VII, más los lotes que detenta Graña y Montero, Savia en el Zócalo
Continental, solamente con esta producción PetroPerú tendría asegurado una
producción de más de 25 mil barriles diarios de alta calidad.
Estos contratos pagarían una
tasa del 5 % de regalías en relación a la producción incremental, una tasa
promocional que bien puede ser asumida por PetroPerú, en una asociación con empresas
privadas que tengan los capitales necesarios, al estilo del modelo colombiano,
donde la empresa que “corta el pastel” es la petrolera estatal y no los
privados que en nuestro país han tenido una vocación rentista y parasitaria.
Si a ello se suma la
producción propia de los lotes 8 (Trompeteros), 192 (Andoas) y 64 de la selva
nororiental, se estarían asegurando no menos de 35 mil barriles diarios
adicionales, con los cuales se puede alimentar a la refinería modernizada de
Talara.
CRECIENTES COMPRAS
En el cuadro “PetroPerú:
Importancia de las Compras de Crudo, Combustibles y Suministros en los Costos
de Ventas” en el período 2010 al 2018 se puede observar la participación de las
compras de petróleo y derivados que alcanzan en promedio a representar al 95 %
de los costos de venta.
Es decir, la petrolera
estatal con las refinerías de Talara, Conchán, Iquitos, El Milagro (Bagua) se
dedica a comprar internamente e importar petróleo crudo y derivados. Por tanto,
en parte compra el petróleo de los lotes que antes estuvieron bajo su
responsabilidad hasta 1996.
En una actividad de
refinación se sobrevive de los márgenes que se verán afectados por los
desaciertos en la toma de decisiones en la modernización de la refinería de
Talara, que según el propio Presidente le costará US $ 1.1 millones de dólares
al día, por 12 o 22 meses nadie sabe, por el desface entre las inversiones en
las unidades principales que estarán terminadas a mediados del próximo año
(2020),y las obras auxiliares más complementarias que recién se entregarían al
primer trimestre del 2021, ¡ Si Dios es peruano!
En verdad, desde el 2013 las
compras de los derivados como el diesel limpio con 50 partes por millón de
azufre superan a las compras de petróleo, prácticamente desde el 2018 PetroPerú
está comprando en el mercado externo más diesel limpio, que petróleo crudo y
crecientes compras de gas licuado de petróleo (GLP) para poder abastecer el
mercado local.
MAYORES UTILIDADES
La refinería de Talara
modernizada con capacidad para procesar 95 mil barriles diarios, podrá refinar
no más de 45 mil barriles de diesel limpio que tiene un mercado asegurado ante
una demanda superior a los 105 mil barriles diarios de diesel con 50 partes por
millón de azufre. Es más, seguirá importando este derivado, pues la competencia
La Pampilla–Repsol no procesa suficientes volúmenes diarios de diesel limpio.
El Presidente del directorio
debiera saber que si PetroPerú tiene producción propia no solamente asegura la
renta petrolera, sino que aumenta el patrimonio empresarial, y los activos pues
las reservas de crudo resultan equivalentes a tener dinero en el banco. El
crudo es tan líquido como el oro, por ello su denominación de “oro negro”
Por tanto, con reservas
propias de petróleo puedo levantar aquí o afuera el mayor crédito posible en
las mejores condiciones, como lo hizo el Consorcio Camisea con las reservas de
gas natural y condensados de los lotes 88 y 56 y hacer factible el proyecto de
exportación de gas natural.
Con acceso a la renta
petrolera y una refinería modernizada como Talara no solamente se financian las
deudas a largo plazo, sino que también se aseguran los mayores márgenes de
refino con petróleo propio. ¡Esto es el ABC en la industria petrolera que la
ortodoxia liberal del Presidente de PetroPerú se niega aceptar!
Al no tener acceso a una
producción propia, PetroPerú tiene que endeudarse con los bancos privados,
pagar tasas de intereses para comprar petróleo crudo y derivados, asumir deudas
para repagar a los proveedores de insumos, en un carrousel que se reproduce año
por año, que no le preocupa al Presidente cuando afirma: “Compro crudo al
crédito, aparece como un pasivo (deuda), pero tengo el activo crudo, entonces ,
no hay ningún problema”.
Es verdad, que contablemente
las cifras cuadran, pero la mayor torta del pastel se la llevan las empresas
productoras de crudo, las que transportan el petróleo, los bancos, y los
grandes traders. En última instancia en esta cadena de valor, quien paga todos
estos valores que aparecen como costos (compras) de PetroPerú las asume el
sufrido consumidor por medio de los precios finales de los combustibles.
Debiera ser evidente que las
minúsculas utilidades que hoy obtiene la petrolera estatal se explican en parte
por los intereses por pagar, el alto costo por los desaciertos en la gestión de
manejo de inventarios, y en las proyecciones fallidas en los costos del
financiamiento de la refinería de Talara, que han sido publicitados por el
Presidente consecuente con su política de transparencia.
¿QUÉ PASA CON EL OLEODUCTO?
Al respecto debemos
compartir la preocupación sobre los recurrentes sabotajes al Oleoducto
Norperuano, que constituyen hechos criminales que demuestran la debilidad del
Estado para preservar la seguridad energética del país. Hecho más grave aun
cuando se reconocerían en parte a los responsables que exigen una participación
ganancial en la remediación de los derrames de petróleo.
También debemos reconocer
que el Oleoducto Norperuano es un activo sobredimensionado en su parte
principal pues fue construido en la década de los años setenta del siglo pasado
que podría trasladar 200 mil barriles diarios, y hoy no transporta ni 25 mil
barriles por día, y esa no es una responsabilidad de PetroPerú.
Desde 1996 la petrolera
estatal no tiene ninguna responsabilidad directa en la producción de
hidrocarburos, sea en la selva norte o en la costa. Esta es una tarea de
PerúPetro, la empresa estatal encargada de promover la inversión en el sector,
de la supervisión de los contratos de hidrocarburos entre otras atribuciones.
Por ello causa extrañeza las
declaraciones del Presidente de PetroPerú, cuando afirma que el Oleoducto
Norperuano es un activo que le genera pérdidas a la petrolera. Pues
textualmente señalaba que en un año relativamente bueno las pérdidas generadas
por el Oleoducto eran de US $ 20 millones de dólares anuales. En un año malo
las pérdidas podían a sumar los US $ 50 millones de dólares, por tanto la
salida sería la privatización.
En tal sentido, cabe
preguntarse si PetroPerú tiene que asumir los “platos rotos”, la falta de
inversiones de los privados para incrementar la producción y las reservas en
los distintos lotes que fueron adjudicados desde la década de los noventa del
siglo pasado.
Por ello causa extrañeza las
declaraciones que apuntan a privatizar el Oleoducto Norperuano que en especial
le ha permitido entre 1996 a la fecha valorizar la producción de los lotes 8 y
1-AB que fuera operado por la argentina Pluspetrol entre el 2001 hasta el 2016.
Con esa lógica supuestamente
moderna y de mercado no solamente no serían rentables el Oleoducto Norperuano,
las unidades refineras de Conchán, Iquitos y del Milagro, pues los combustibles
que producen tienen un alto contenido de azufre que tiene restricciones
ambientales.
EPÍLOGO
Apostar por el fortalecimiento
de PetroPerú como empresa petrolera supone e impone la integración vertical con
los lotes de la Cuenca de Talara y de la selva nororiental, para acceder a la renta petrolera.
Al 2021 el país con la
refinería de Talara tendrá la refinería más moderna, y compleja de esta parte
del hemisferio, que procesará 95 mil barriles diarios de combustibles limpios
tanto en gasolinas como en diesel, ante una demanda interna que supera los 250
mil barriles por día, en franca competencia con La Pampilla-Repsol, y las
empresas importadoras
En sus 16 procesos
industriales no solamente se obtendrán combustibles limpios, sino que también
se procesará el crudo pesado (selva), que por ahora se exporta a precios
castigados. Ampliará en un 50 % la capacidad de refinar y obtener gas licuado
de petróleo (GLP), produciendo ácido sulfúrico que tiene un mercado en la gran
minería de oro y cobre.
Sin embargo, entre noviembre
del 2019 a marzo del 2021 supuestamente tendremos la refinería de Talara
paralizada por una serie de desaciertos,
equívocas decisiones en las llamadas inversiones auxiliares y complementarias,
que sin ellas no podría funcionar la moderna refinería.
Es decir, desde agosto del
2020 tendremos terminadas las obras principales de la refinería, lo que sería
el corazón de la modernización, sin embargo habría un desface todavía no
resuelto entre las inversiones y el financiamiento para las inversiones
complementarias más auxiliares, sin las cuales no podría funcionar la
refinería. Es decir, ¡PetroPerú tendría un auto nuevo, con motor sin usar pero
no tendrá las llantas para marchar!
Según las declaraciones del
propio Presidente de PetroPerú, esta demora tiene un costo diario, que ha
estimado en más de US $ 1.1 millón de dólares y lo grave es que este tipo de “anormalidades”
conllevan millonarios costos no tienen responsables identificados.
En tal sentido, por la
transparencia en los asuntos de interés nacional esta realidad demanda una
investigación seria y ponderada de parte de las autoridades correspondientes,
pues el proyecto de modernización de la refinería de Talara siempre encontró la
sorda y reacia oposición del MEF, MINEM.
Resulta evidente ante la
ausencia de un proyecto nacional en materia energética y el predominio de las
ideas liberales en los gobiernos de turno, no se apuesta en serio por el
fortalecimiento de la petrolera estatal, que demanda la integración vertical
para ser rentable y poder financiar con solvencia el endeudamiento externo, sin
afectar al Tesoro Público.
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