S/
451 millones de Utilidades Netas al I semestre 2016
ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI
Si
existiera una clase dirigente en el Perú con una visión nacional de desarrollo,
ésta sería la mayor interesada en tener una empresa petrolera estatal moderna,
eficiente, rentable, que asegure el abastecimiento energético, por medio de los
combustibles que se extraen de los hidrocarburos, como el petróleo, líquidos y
gas natural.
En
el mismo sentido esa clase dirigente no permitiría que la petrolera estatal
fuese un botín de los gobiernos de turno, fuente de corruptelas y negocios
privados, agencia de empleo con cada gobierno, con directorios inexpertos e
ignorantes de la dinámica del sector de hidrocarburos. Igualmente no permitiría
la administración e intromisión política en el manejo empresarial, con
ministros de Estado al servicio del interés privado.
Una
petrolera estatal moderna al margen o por encima de los grupos económicos e
intereses privados aseguraría la reproducción del capital global en una
sociedad y economía tan fracturada como la peruana. Prueba de ello ha sido el
abastecimiento de combustibles en la Amazonía sin recuperar el impuesto general
a las ventas (IGV) hasta el 2015. Ello ha significado por ejemplo que PetroPerú
desde el 2001 hasta el 2015 ha subsidiado a las familias y empresas de la selva
con cientos de millones de soles (más de S/ 1,800 millones), pues el Ministerio
de Economía y Finanzas no reconoce aún su devolución.
Por
medio de una empresa estatal como PetroPerú privatizada a medias desde los años
noventa del siglo pasado, sin lotes petroleros que fueron transferidos al
sector privado para su explotación pues supuestamente las empresas privadas
deben asumir riesgos e invertir cuestión que no se verifica en la realidad si
contamos el número de pozos exploratorios desde 1998 a la fecha. Un promedio de
cinco pozos como promedio en las dos primeras décadas de este siglo. Es más, si
no invirtieron cuando el precio del crudo estaba a 100 dólares el barril ¿Por
qué habrían de hacerlo con precios menores a los 50 dólares?
Lamentablemente
poco de ello se ha cumplido. Se debe recordar que se privatizaron lotes con el
objeto de levantar la producción de crudo especialmente en las operaciones
noroeste, Piura y selva norte (Loreto y Ucayali). Si en el año 1995 la
producción de petróleo crudo era de 125 mil barriles diarios, hoy a inicios de
setiembre del 2016 la producción interna no llega a los 50 mil barriles
diarios.
Debiera
ser evidente que esta realidad no sería responsabilidad de PetroPerú que abona
precios internacionales por el petróleo producido internamente como el
importado.
PETROPERÚ: FUENTE DE NEGOCIOS PRIVADOS
Se
trasfirieron lotes petroleros que han permitido la valorización y
capitalización de empresas privadas que se han internacionalizado con los
recursos energéticos de nuestro país.
Así,
por ejemplo la empresa Pluspetrol con la privatización del lote 8/8X a fines
del 1995, y posteriormente con el lote 1-AB (2001) generó los excedentes para
financiar su participación del 27.2 por ciento en el Consorcio de Camisea, en el
lote 88
(2004) y lote 56 (2008), sin mayor riesgo, pues las reservas de gas
natural y condensados habían sido descubiertas en 1984 por la angloholandesa
Shell.
Las
operaciones de Pluspetrol en el lote1-AB ahora conformante del lote 192 ha
dejado grandes pasivos ambientales que afectan la fauna y flora en la Amazonía,
como también en el lote 8 (Trompeteros) y el estado no ha tenido la voluntad
política de exigir la remediación ambiental de dichos pasivos, que son más
graves a los derrames producidos por el Oleoducto Norperuano.
En
el mismo sentido, los hidrocarburos que alguna vez fueron de PetroPerú han permitido
la valorización y crecimiento económico como grupo empresarial a Graña y
Montero Petrolera. Esta sin mayor experiencia en el sector a inicios de los
noventa explotaba el lote I en Piura con menos de 200 barriles diarios luego
pasó a ser responsable del lote V, para
más tarde sustituir a la noruega de
Interoil en los lotes III y IV. Hoy produce más de 6 mil barriles diarios y los
excedentes obtenidos financian sus otras operaciones en el sector.
Es
decir, gracias a los excedentes, es decir utilidades obtenidas por la
explotación de petróleo, gas y líquidos pues también produce GLP (gas licuado
de petróleo) financia su participación en el Gasoducto del Sur, y sus diversas
actividades asociadas con la masificación del gas en la sierra.
Gracias
a la privatización de los terminales de PetroPerú, en especialmente del Callao
mediante la modalidad de alquiler, el grupo Graña y Montero realiza un gran
negocio a expensa de la petrolera estatal, pues abona un promedio de 25
millones de dólares anualmente por la concesión desde 1999 y le cobra es decir
le factura a PetroPerú por el uso de los mismos terminales un valor superior a
los 65 millones de dólares por año, para que la petrolera estatal pueda
abastecer el mercado nacional de combustibles (47 por ciento)
Por
tanto, los titulares de diarios emblemáticos como El Comercio en especial el
editorial del 4 de setiembre del 2016,
denominado “Petreoperú” debieran ser matizados, si se tiene presente que José
Alejandro Graña Miró Quesada, principal accionista de la petrolera Graña y
Montero y como tal usufructuario de negocios con PetroPerú, y de otro lado,
sería unos de los accionistas mayoritarios del decano de la prensa nacional,
que tiene evidentemente un interés de parte en retomar la privatización de la
petrolera estatal.
RENTABILIDAD
A PESAR DE TODO
En
el cuadro “PetroPerú: Resumen de los Estados Financieros” al primer semestre
del 2013 al 2016, se exponen los ingresos, utilidades brutas, operativas y
netas de la petrolera estatal, destacando la mejora de sus resultados
económicos, en especial durante el primer semestre del 2015 y 2016, obteniendo
utilidades netas de 343 y 451 millones
de soles respectivamente.
Esperemos
que tales indicadores aumenten al final del año, pues es urgente y necesario
que tales recursos se destinen al financiamiento de la modernización de la
refinería de Talara cuyo avance al 40 por ciento está retrasado, si se tiene
presente que la competencia Repsol/La Pampilla a partir del presente mes de
setiembre procesará combustibles limpios con el diesel con 50 partes por millón
de azufre, abasteciendo el principal mercado de Lima y Arequipa.
El
presente gobierno a través de sus más altos funcionarios como el Presidente del
Consejo de Ministros, y en especial, con los ministros de Economía y Finanzas
más el de Energía y Minas que conforman la Junta de Accionistas de PetroPerú,
que dicho sea de paso en el gobierno pasado a lo sumo se reunían una vez al
año, han expresado el interés sobre un pedido de facultades al Congreso de la
República para “reorganizar una vez más” a la petrolera estatal, arguyendo los
reiterados derrames en el Oleoducto Norperuano, y el necesario sinceramiento
sobre el costo real del financiamiento de la modernización de la Refinería de
Talara.
En
verdad, cualquier reorganización de PetroPerú que no asuma las recomendaciones
de la consultora Wood Mackenzie contratada en el gobierno anterior, donde
técnicamente recomendaba la integración
vertical, es decir la producción propia de petróleo y gas bajo responsabilidad
de PetroPerú está condenada al fracaso, más aún si se tiene un directorio y
gerencia general sin experiencia en materia de hidrocarburos, sin conocimiento
del mercado de combustibles ni las particularidades de la petrolera estatal.
En
conclusión, el problema central de PetroPerú no es técnico ni económico que
tienen su explicación e importancia. Es sobre todo político e ideológico, pues el
modelo recomienda su privatización a pesar de su rentabilidad, de los pésimos
negocios que tiene que suscribir con privados la petrolera estatal entre otras
perlas.
Lo grave
es la falta de visión de estado, de largo plazo, de la ausencia de objetivos
estratégicos como país donde los recursos energéticos estén al servicio de las
grandes mayorías y permitan un abastecimiento seguro, oportuno, a precios
razonables con respeto de las normas ambientales en todas las fases de las
operaciones, producción, refinación, transporte y distribución.
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