ABUSOS
AL CONSUMIDOR REGULADO
ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI
La tarifa eléctrica
en nuestro país tiene tres componentes que reflejan a los distintos actores
empresariales que interactúan en el sector. Por un lado, la parte de generación
que constituye la más importante de la tarifa representando un poco más del 52
% del costo, donde compiten una serie de empresas por despachar primero en el
sistema; éste componente en los últimos años se ha caracterizado por una creciente
sobreoferta en la capacidad de producción de energía, la misma que ha sido
inducida por la generosidad de las políticas del sector, es decir del estado,
asegurando una rentabilidad sin mayores riesgos en la reserva fría, energía no
convencional, nodo energético del sur, etc., con subsidios varios, que en
última instancia los asume el consumidor final, que somos los casi ocho
millones de clientes regulados.
Lo curioso es que las
tarifas eléctricas en lugar de bajar se incrementan en razón de las distorsiones
que caracterizan al sector eléctrico, tal vez el sector más rentable de la
economía peruana, después de las ganancias en el sector minero, a pesar del
carácter de servicio público, y constituir un negocio ligado al mercado
interno.
Por ello, si el PBI
aumenta la demanda eléctrica y por tanto la producción se incrementa por lo
menos 2 puntos porcentuales por encima de la tasa de crecimiento del PBI. Por
tanto, cuando se crecía en promedio a tasas del 6 % del PBI, la demanda de
electricidad se disparaba por delante. En cambio, si crecemos a menos del 3 %
la demanda amengua y qué pasa con aquellas empresas que invirtieron en demasía
en la generación con más unidades de potencia instalada, esperanzados en el
destrabe de los megaproyectos mineros.
Según los datos
oficiales esta capacidad de oferta de energía bordea el 50 % y se ha convertido
en un problema económico para las empresas de generación que pueden ser
hidráulicas si utilizan la fuerza de las aguas para generar energía, o de
generación térmica si utilizan el gas natural para quemarlo como combustible,
así también pueden consumir los derivados del petróleo como el diésel y
petróleo residual.
Los otros componentes
de la tarifa están constituidos por los costos de transmisión como por los
costos de distribución, que configuran “monopolios naturales”, pues no es
posible fomentar la competencia. Si usted vive en Lima Norte o Lima Sur por
ejemplo, el suministro para un cliente regulado, una vivienda familiar es
otorgado por Edelnor, que ahora se denomina Enel Distribución Perú, y Luz del
Sur del grupo Sempra, que a pesar de las importantes utilidades operativas
obtenidas están racionalizando personal, es decir, invitando al retiro a los
trabajadores más antiguos, para contratar fuerza de trabajo a costos menores.
Sea como fuere, los
diversos voceros del sector señalan que la situación eléctrica es difícil en la
presente coyuntura pues estarían ganando menos, por la fuerte competencia entre
los generadores por abastecer en mejores términos a los clientes libres, sobre
todo a las empresas que pueden negociar las tarifas eléctricas directamente con
un generador y/o distribuidor eléctrico, el que le ofrezca la menor tarifa.
Es más, con los
últimos cambios en la legislación sectorial en el mercado de corto plazo o
“mercado spot” que antes era privilegio solamente de las empresas de generación
representados por el cartel del COES-SINAC (Comité de Operación Económica del
Sistema Interconectado Nacional), ahora podrían intervenir los grandes
usuarios, es decir las grandes empresas para comprar directamente su
electricidad, atraídos por los bajos precios de la electricidad en dicho
mercado.
Tratando de ser
comprendido por usted amable lector, según la normatividad del sector eléctrico
en nuestro país existen tres mercados. El mercado regulado de baja tensión al
cual pertenecemos los usuarios residenciales y de pequeño comercio. Luego está
el mercado libre, conformado por menos de 400 empresas que compran directamente
su energía a través de contratos de largo plazo, con las empresas de generación
o distribuidoras. Por último, está el mercado de corto plazo, donde compran y
venden electricidad las empresas de generación y no más de cinco grandes
usuarios en la práctica, sobre todo mineras, que pueden negociar hasta el 10%
de sus requerimientos de electricidad en el mercado “spot”.
Lo curioso es que a
pesar de las múltiples quejas por la sobreoferta de capacidad de producción,
las empresas siguen percibiendo grandes utilidades operativas y netas, las
cuales serían mayores si se suman los montos que se deducen por concepto de
depreciaciones y amortizaciones que se cargan a los costos de ventas pero que
constituyen parte del flujo de caja, es decir forman parte del excedente
económico.
Una distorsión que
expresa la rentabilidad extraordinaria está en relación a los costos por
megavatio hora (Mw/h) que tiene que pagar el usuario regulado que bordea los
US$ 65 dólares el megavatio, mientras los clientes libres, es decir las grandes
empresas pueden comprar su energía a precios menores a los US $ 30 dólares el
Mw/h, incluso en el pasado reciente llegó a un costo de US $ 22 dólares el
megavatio hora.
El problema para las
empresas de generación que compiten en el mercado de corto plazo, el denominado
mercado “spot”, es que gracias a la sobreoferta de capacidad de producción el precio
de la energía, que se expresa por el costo marginal, ha venido disminuyendo
dramáticamente en los últimos meses.
Como es un mercado altamente especulativo y todos quieren su tajada de
la torta, compiten en una guerra de precios. Así el costo marginal que estaba a
US $ 20 dólares por megavatio hora (Mw/h) ahora bordea casi la mitad para
disgusto y preocupación de las empresas generadoras.
Así, esta realidad
que debiera favorecer al cliente regulado por la propia naturaleza del negocio
solamente privilegia a los clientes libres, es decir a las empresas que pueden
abonar o pactar sus precios de energía a una tercera parte del precio pagado
por los clientes regulados. ¿Dónde está el Osinergmin para ajustar las tarifas
reguladas hacia abajo, si el diferencial con las tarifas de los clientes libres
es mayor al 10%?
UTILIDADES OPERATIVAS SUBEN POR ASCENSOR
En el cuadro “Las
Principales Empresas Eléctricas con Mayores Utilidades Operativas” 2011-2016 en
miles de soles, lo cual significa que debemos agregar tres ceros a las cifras
para evitar malentendidos.
Con la información correspondiente hemos
seleccionado a las principales empresas que operan en la actividad de
generación, transmisión y distribución eléctrica, donde casi todas obtienen
mayores utilidades operativas, que representa la utilidad como negocio en
marcha, rentabilidad que sería mayor si se le suman los montos correspondientes
a las depreciaciones y amortizaciones (Utilidad operativa más depreciaciones
más amortizaciones es igual a la Generación Interna de Recursos GIR) que
resulta ser el mejor indicador de la rentabilidad empresarial.
Como resulta evidente
las primeras cuatros empresas en tener las mayores utilidades operativas,
descontando a los ingresos los costos de venta, y los gastos de venta y gastos
de administración, resultan estar representadas por Enersur ahora Engie Energía
Perú, la estatal Electroperú, Edegel ahora denominada Enel Generación y Kallpa
Generación del grupo Israel Corporation.
En el caso de Enersur
del grupo Suez Energy las utilidades operativas en el período 2011 al 2016
pasan de ser 373 millones para ubicarse en 900 millones de soles, pese a la
sobreoferta de capacidad de producción. Se puede decir que las utilidades de
dicha empresa ascienden como la espuma de las cervezas.
La estatal
ElectroPerú solamente por abrir y cerrar las compuertas de las centrales de
Antúnez de Mayolo y Restitución en el río Mantaro en la región de Huancavelica, obtiene crecientes utilidades
operativas en el período que van desde los 372 millones de nuevos soles en el
2011 para llegar a los 518 millones en el 2016.
En el caso de Enel
Generación antes Edegel y Kallpa tienen utilidades operativas importantes
gracias a los precios regulados del gas natural de Camisea proveniente del lote
88. El gas barato de Camisea les permite a Enersur, Enel Generación y Kallpa
obtener utilidades extraordinarias, pues el negocio es comprar gas barato para
sus turbinas y venden energía cara al sistema, e incluso ganan relativamente
más vendiendo a los clientes libres y a las empresas de distribución mediante
subastas de energía.
Como se expresa en el
cuadro a pesar del denominado momento crítico de las empresas eléctricas
producto de la sobreoferta de capacidad de producción, menor crecimiento del
PBI, subsidios tarifarios, las utilidades operativas de las empresas de
generación, transmisión y distribución se incrementan a pesar de todo gracias a
las distorsiones y abusos al consumidor a vista y paciencia del Osinergmin,
supuestamente organismo regulador.
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