PETROPERÚ:
EMPRESA ESTRATÉGICA Y RENTABLE A PESAR DE CUESTIONADOS GOBIERNOS
ESCRIBE:
JORGE MANCO ZACONETTI
Un 24 de julio de
1969 se dio partida de nacimiento a la petrolera estatal bajo los vientos
nacionalistas del gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado, con la
nacionalización de la Internacional Petroleum Company (IPC) filial de la
Standard Oil de las Siete Hermanas que operaba en Talara/Piura, y la
contribución de los activos de la Empresa Petrolera Fiscal (EPF). Este es el
hito fundamental que marca un antes y un después en la industria petrolera en
el Perú.
Han pasado 50 años y
su presencia en el mercado de combustibles sigue siendo estratégica y rentable
para todos los peruanos, a pesar de los efectos perversos de una cuestionada
privatización que se aplica desde 1992 a la fecha, es decir en el 2019 con la
nueva administración del gobierno del presidente Vizcarra.
Por ello, cabe
preguntarse, qué sentido tendría vender activos super rentables de las llamadas
inversiones complementarias y auxiliares de la modernizada refinería de Talara,
que no solamente procesaría combustibles limpios sino que también refinaría el
crudo pesado de la selva, entre otros 16 nuevos procesos industriales.
Por ello afirmamos
que la privatización sigue vigente con la nueva administración a pesar del
discurso de “no temer al cambio”, cuando se ofrece la vieja receta de la
privatización. ¡Es decir, PetroPerú se endeuda por treinta años y el privado
haría caja y utilidades a partir del
2022!
Todo ello a pesar de
la existencia de leyes aprobadas por el congreso de la república desde el 2004
que reconocen y consagran su autonomía económica y financiera del ministerio de
economía y finanzas (MEF), del Fondo Nacional de Financiamiento del Estado
(FONAFE), como también su exclusión del proceso privatizador y apostando por su
fortalecimiento, con lotes propios y grifos.
RENTABLE A PESAR DE TODO
En la práctica desde
el “populismo irresponsable” de los años ochenta del siglo pasado, y desde las
políticas corruptas del fujimorismo y de los gobiernos democráticos que le
siguieron, a la petrolera estatal, PetroPerú, se la trata como si fuese “caja chica”
de los gobiernos de turno, fuente de trabajo para los allegados, de negocios
poco transparentes y de acumulación para el capital privado.
En especial, desde la
“privatización frustrada” reducida a las actividades de refino, transporte, y
distribución mayorista, es decir sin lotes petroleros propios ni grifos de
expendio de combustibles, con un Oleoducto Norperuano saboteado tantas veces,
lo cual demuestra la debilidad del estado peruano en la preservación de activos
públicos.
PetroPerú en los
últimos 25 años, se ha convertido en una fuente de rentabilidad para los bancos
que le prestan capital para poder comprar crudo, para las empresas que le
venden petróleo que antes de la privatización le pertenecía, y a una serie de empresas que le prestan
servicios varios.
A pesar de todos los
“mecanismos que la descapitalizan”, partidas inusuales en los años noventa que
le cargaban por su naturaleza estatal, el desconocimiento de la devolución del
impuesto general a las ventas (IGV) en la Amazonía (2001/2015), inusual demora
en la cobranza de los combustibles vendidos, deuda impaga del llamado Fondo de
Estabilización, lesivos contratos de arrendamiento y otras perlas más,… a pesar
de todo ello sigue siendo una empresa rentable.
Como empresa
integrada en los últimos años 1994/1995 generaba excedentes superiores a los US
$ 350 millones de dólares, ahora reducida a su mínima expresión, saboteada y
boicoteada por gobiernos corruptos y oportunistas (Toledo, García, Humala,
PPK), sigue generando utilidades, y su importancia en la economía peruana como
empresa resulta equivalente al 4 % del Producto Interno Bruto (PBI) (Ver
cuadro).
MÁS DEL 4% DEL PBI
Con la información
disponible y con todos los mecanismos que la descapitalizan resulta más
rentable en utilidades brutas, operativas y netas que la competencia en el
mercado de combustibles Repsol/La Pampilla, y lo más relevante sus excedentes
se quedan en el país.
Es más, su
importancia estratégica está en función del abastecimiento oportuno de
combustibles, llegando a cubrir el 50 % de dicho mercado, con combustibles de
calidad a precios competitivos, dotando a las provincias más alejadas del país
en franca competencia con el sector privado.
PetroPerú con los
niveles de ingresos que en el 2018 han superado los 16 mil millones de soles
tanto por sus ventas y externas de los derivados de petróleo más otros
ingresos, se ubica como la empresa líder, top de la economía peruana.
Si a estos ingresos
se le suman los egresos que mayormente están constituidos por las compras de
crudo y combustibles varios, a los que en los últimos años hay que sumar las
importaciones de maquinaria y equipo necesarios para la modernización de
Talara, los cuales en el 2018 han sumado montos superiores a los 15 mil
millones de soles.
En tal sentido, la
importancia económica de los ingresos y egresos sin considerar la contribución
fiscal, es de tal magnitud, que el peso específico de PetroPerú en la economía
peruana supera el 4 % en relación al valor de la producción nacional (PBI) como
se puede observar en el cuadro.
Es decir, sigue
siendo rentable, a pesar de los ministros de economía y finanzas más el de
energía y minas, que conforman su Junta de Accionistas, y de sumisos
directorios que pocas veces en sus 50 años han apostado por su fortalecimiento.
Con utilidades
operativas y netas en azul en casi todos los 50 años de existencia, con
excepción del nefasto período del 1986/1990 donde tuvo que subsidiar el consumo
de combustibles, asumiendo millonarias pérdidas económicas pues un litro
promedio de gaseosas resultaba más caro que un litro de combustibles.
¿A QUIÉNES AGRADECER?
En principio, estos
primeros 50 años de existencia no hubiesen sido posible de celebrar, sin la
presencia y lucha de los trabajadores organizados de PetroPerú; los sindicatos
de sus diversas unidades, en especial de la refinería de Talara que se
constituye en el activo más valioso, conjuntamente con el saboteado Oleoducto
Norperuano.
La sobrevivencia de
PetroPerú no hubiese sido posible sin las luchas de los trabajadores, que han
asumido un alto costo. De manera especial debo mencionar a los 86 trabajadores
despedidos de la refinería de Talara en 1996, que se opusieron a la
privatización de dicho activo movilizando al pueblo talareño en defensa del
patrimonio nacional, en una huelga que paralizó al país en plena dictadura
fujimorista.
Estos 86 trabajadores
despedidos de los cuales han fallecido más de 15, entablaron una demanda
internacional ante la Corte de Derechos Humanos de Costa Rica, pues fueron
violentados en sus derechos laborales. Sin reconocimiento alguno, sin cobrar
ningún incentivo ni bono económico alguno, humillados y ofendidos, la lucha de
estos trabajadores despedidos mantuvo la fe en la defensa de PetroPerú.
En estos últimos 30
años de lucha, un especial lugar lo tienen una serie de personalidades
democráticas que se opusieron a las políticas corruptas del fujimorismo que
aspiraban a privatizar por partes, de vender de manera fragmentada los diversos
activos de PetroPerú, lo más rápidamente posible.
La presencia de
Gustavo Mohme Llona, de Javier Diez Canseco, Carlos Repetto, Raúl Wiener de los
Comités Cívicos en Defensa del Petróleo y la Soberanía Nacional, de los
intelectuales que han participado en los más de XXXIV foros de la “Soberanía
Energética” que patrocina el congresista
Manuel Dammert.
La sobrevivencia de
PetroPerú no hubiese sido posible sin la lucha y difusión de la prensa
progresista por medio de diarios como La República, La Primera luego Diario
Uno, de radios como Cutivalú de Piura, Radio Tacna, Moderna de Lima y de
infinidad de medios que asumieron la defensa de la petrolera estatal contra la
privatización.
INTEGRACIÓN VERTICAL AHORA
Con las lecciones de
la historia reciente, está demostrado hasta la saciedad que la forma eficiente,
técnica y racional de operar en el sector de hidrocarburos es la integración
vertical en sus actividades.
Ello significa que la
empresa petrolera realice por lo menos las operaciones de explotación,
transporte, refinación, distribución mayorista y distribución minorista por
medio de estaciones de servicios (grifos)
La integración
vertical entre la explotación de petróleo crudo y la refinación en las
actividades de PetroPerú resulta un imperativo si de verdad se pretende
potenciar a la petrolera estatal. Con producción propia PetroPerú no solamente
accedería a la renta petrolera que resulta de la diferencia entre el precio
internacional menos el costo de producción interno, sino también tendría los
márgenes de refino producto de la modernización de la refinería de Talara.
Para ello debe
acceder a la renta petrolera de la producción que se ubica en Talara/Piura. En
especial allí donde el riesgo de explotación es mínimo como se ha demostrado en
los lotes privatizados de las operaciones noroeste, en especial del lote X, I,
V, III, IV, VI/VII y la producción del Z-2B más el lote 192 de la selva.
Sea por razones
estratégicas y seguridad en el abastecimiento interno de combustibles, como de
una mayor rentabilidad que permita repagar el millonario endeudamiento (US $ 5,000
millones) que ha tenido que asumir PetroPerú, resulta un imperativo la
integración vertical de sus operaciones.
De allí la necesidad
de buscar la integridad del negocio, con lotes petroleros propios para que
parte de la renta petrolera financie los costos financieros, pues no sería un
buen negocio para la petrolera estatal repagar el capital y asumir los costos
financieros de los bonos emitidos más allá de 20 años, y vender las unidades
auxiliares y complementarias que en algunos casos serían más rentables que la
propia refinería de Talara modernizada.
Se demanda fortalecer
PetroPerú como empresa integrada con producción propia, refinación modernizada,
con participación en los negocios rentables del sector, pues a pesar de todo,
la petrolera estatal ha sido la fuente de negocios privados y la capitalización
de una serie de grupos económicos empezando por Graña y Montero, Pluspetrol,
Sapet, CNPC, Petrotech/Savia por citar algunos.
En tal sentido el
presente gobierno debe apostar por la integración vertical de las operaciones
de PetroPerú, para un fortalecimiento y rentabilidad económica y social al
servicio de todos los peruanos, como el mejor reconocimiento por estos primeros
50 años.
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