IN
MEMORIAM DE EULOGIO VILA MONTAÑO
ESCRIBE:
JORGE MANCO ZACONETTI
La historia de los pueblos se forja en la
lucha cotidiana en la defensa de los pobres y humillados en nuestro país y en
el mundo, pero esta no siempre aparece registrada en la historia y memoria
oficial. Por ello es de justicia reconocer y rendir homenaje a los líderes, a
los forjadores, a los promotores de leyes que siendo autoridades locales
supieron calar en la memoria y corazón de sus pobladores, para juntos luchar
por mayores recursos y obtener un mayor bienestar a partir de la redistribución
de la riqueza generada, en este caso por la explotación del gas de Camisea.
Por ello, ante la temprana desaparición
física de personalidades como Eulogio Vila Montaño lamentablemente fallecido el
25 de diciembre del presente es de justicia reconocer, recordar sus éxitos,
méritos, su trabajo indesmayable en defensa de los campesinos de la provincia
ayacuchana de La Mar, y del conjunto del campesinado de las regiones más pobres
como Ayacucho y Huancavelica, a pesar de ser una autoridad de una provincia
olvidada, sin estudios universitarios, pero gracias a una innata capacidad,
honradez en el manejo de los recursos, y la sabiduría propio de los runas pudo
realizar 12 años de gestión positiva como alcalde provincial, con
transcendencia histórica que muchos políticos tradicionales quisieran.
Por ello, nuestro país en especial las
regiones de Ayacucho, Huancavelica, Ica, región Lima, y Ucayali, nunca deben
olvidar la memoria de Eulogio Vila Montaño, que desde la modesta alcaldía
provincial de La Mar, prácticamente la entrada natural al VRAE, pudo encabezar
una lucha histórica para obtener mayores recursos para los pueblos, a partir de
la riqueza creada gracias a la explotación del gas y líquidos de Camisea.
En tal sentido este artículo pretende por un
lado rendir homenaje a un líder regional, trabajador infatigable, amoroso padre
de familia, y de otro lado recordar el proceso por el cual se obtuvo el FOCAM,
el llamado Fondo de Desarrollo Económico Social de Camisea, que se transfiere
como una renta a las regiones mencionadas a partir de una participación sobre
las regalías pagadas por los hidrocarburos extraídos de los lotes 88 y 56, a
partir del 2005, donde tuve el privilegio de trabajar cercanamente al alcalde
provincial Eulogio Vila, como asesor técnico en la propuesta legislativa que se
promovió en su momento.
LA HISTORIA
Sería a mediados del 2004 cuando recibí una
llamada telefónica del alcalde provincial de La Mar al cual no conocía, y por
ese medio se me solicita una entrevista profesional en mi estudio al cual
accedo gustoso, por varias razones profesionales, afectivas y políticas.
Como asesor en materia de tópicos del sector
minero energético había acumulado una experiencia que potenció mis
investigaciones en especial el haber sido asesor principal de la comisión de
energía y minas del Congreso de la República en el período 2001/2003, siendo presidente de dicha
comisión el extinto congresista aprista José Carlos Carrasco Távara.
En tal sentido, había un seguimiento al
contrato de Camisea, una fiscalización e investigación sobre las diversas
modificaciones contractuales que se hicieron a partir del 2003 para justificar
una indebida exportación del gas proveniente del lote 56. Por ello, asesorar a
un alcalde provincial en cuyo territorio se pagaban miserables montos por
derechos de servidumbre por las mismas empresas que conformaban el Consorcio
Camisea que también operaba en el transporte con el nombre de TGP, resultaba
gratificante.
Si a ello se agrega los efectos perversos de
la construcción del gasoducto, en especial por las precarias carreteras que se
afectaban por el traslado de maquinaria y equipo pesado, y las propias tuberías que formaban parte de la
construcción del gasoducto que se iniciaba en el campo de Malvinas lote 88 y
terminaba el Lurín al sur de Lima, me parecía una experiencia interesante, de
allí mis viajes a las localidades de Huamanga, La Mar y Huanta.
Desde el punto de vista afectivo, mi
identificación con el departamento de Ayacucho es de vieja data, pues siendo un
adolescente de casi 13 años tuve la oportunidad de acompañar a mi padre en 1964 a la provincia ayacuchana de
Víctor Fajardo, en cuya capital Huancapi
viví casi dos meses pues mi viejo había sido nombrado agente fiscal, en una de
las localidades más pobres y deprimidas del país.
Para un joven limeño de Barrios Altos,
temprano lector de José María Arguedas gracias a las recomendaciones de mi
padre Alejandro Manco Campos que había conocido personalmente al escritor en la
Universidad de San Marcos, la experiencia vital fue fundamental para entender
la profunda desigualdad social, económica, étnica y cultural existente en
nuestro país, donde a nivel provincial no más de 5 familias detentaban más del
80 por ciento de las tierras. Allí la pobreza campesina era crónica, y los
mecanismos de explotación eran propios de la hacienda colonial.
Por ello, involucrarme en un proceso social
que debía significar una redistribución de la riqueza no solo para las provincias
de Huanta y La Mar por donde se extiende la mayor proporción del ducto, sino
una redistribución que también beneficiaría a las poblaciones esencialmente
campesinas de las demás provincias ayacuchanas y de Huancavelica. Todo ello me
parecía una noble causa que merecía mi participación.
Desde el punto de vista político involucrarme
en una lucha redistributiva a partir de las regalías pagadas por la explotación
del gas y líquidos de gas natural de los lotes 88 y 56 me parecía de justicia a
favor de dos departamentos que habían experimentado los efectos de la guerra
interna entre el estado peruano y Sendero Luminoso, donde los campesinos
sufrieron en carne propia los excesos, abusos, desapariciones de las dos
partes, pues era doctrina en las fuerzas armadas, la aplicación de los
principios de la “guerra sucia”. De otro lado, las huestes de Sendero imponían
el terror en las comunidades campesinas, si no se alineaban con el partido del
camarada Gonzalo.
Ante ello, una redistribución de la riqueza
creada a partir de la explotación de los hidrocarburos de Camisea tenía y tiene
un efecto compensador ante el secular atraso, en los departamentos considerados
en los mapas de pobreza como los más pobres, tales como Ayacucho y
Huancavelica. En cierto sentido, también expresaba una reindivicación
histórica, al margen que en los campos de La Quinua cercana a la capital de
Huamanga se selló la independencia política frente a España un 9 de diciembre
de 1824.
Por tal motivo, los ingresos obtenidos y
transferidos por el FOCAM deben ser concebidos como una oportunidad de
desarrollo, para los gobiernos locales y regionales más las universidades
públicas de las regiones por donde atraviesa el gasoducto de Camisea, con
excepción de la región de Ucayali que obtuvo el 2 por ciento de las regalías,
después de una paralización general.
¿CÓMO SE OBTUVO?
En el 2004 muy pocos eran los convencidos en
el éxito de las gestiones de Eulogio Vila y el frente de defensa que se
aglutinaba a su alrededor. Incluso las autoridades regionales de ese entonces
subestimaban la capacidad movilizadora de esta noble causa que tenía el
liderazgo natural del alcalde provincial.
En tal sentido, tras múltiples reuniones,
asambleas en Huamanga, en San Miguel capital provincial de La Mar, y las
coordinaciones con diversos alcaldes provinciales de Ayacucho y Huancavelica,
se presentó el proyecto del FOCAM al Congreso de la República hacia fines del
2004, contando con el valioso apoyo de congresistas del partido de Perú Posible
como Glodomiro Sánchez, Walter Alejos, y
de Jorge Mufarech que condicionó su apoyo con la incorporación de la Región
Lima entre los posibles beneficiados.
Así, con el frente interno fortalecido con
sendas asambleas y movilizaciones, más una franciscana pero efectiva campaña de
prensa, con reuniones de trabajo en las comisiones parlamentarias de energía y
minas, economía y presupuesto, el 23 de diciembre del 2004 se promulga la ley del Fondo de
Desarrollo Socioeconómico de Camisea (FOCAM), Ley Nº 28451 que resulta un fondo
destinado a contribuir al desarrollo sostenible de los departamentos por donde
pasan los ductos principales conteniendo los hidrocarburos de los lotes 88 y
56, mejorando el bienestar de las comunidades involucradas.
Todo este trabajo no hubiese sido posible sin
la participación de Eulogio Vila Montaño que desde su liderazgo como alcalde y
personalidad respetada por los campesinos más pobres, pudo reunirse con todos
los representantes de las fuerzas políticas para obtener una norma que
prácticamente no tuvo mayor oposición, pues no se creaba ningún impuesto dado
que apuntaba a una redistribución de las regalías a favor de las regiones
involucradas.
EPÍLOGO
Por último, sirva el cuadro expuesto sobre el
total de transferencias por concepto del FOCAM desde el 2005 a partir de mayo
hasta el 2016, para los departamentos de Ayacucho, Región Lima, Ica, Ucayali y
Huancavelica, donde de una inicial transferencia de 62.8 millones de soles se
alcanzaron mayores cifras en la medida que se involucró a partir de setiembre
del año 2008 la producción proveniente
del lote 56, y a partir del mes de agosto del 2010 se sumó la producción
para la exportación de ese mismo lote, alcanzando el FOCAM los 317.9 millones
de soles.
Si bien en los años 2015 y 2016 se
experimenta una fuerte disminución del
FOCAM arribando a cifras de 279.2 y 278 millones de soles respectivamente en
razón de los menores precios de los líquidos de gas natural a nivel
internacional, no deja de ser una irracionalidad que la región rica de Lima
Provincias perciba relativamente más que Ayacucho y Huancavelica, gracias a la
ponderación de su mayor población.
Sin lugar a dudas la ley del FOCAM merece ser
mejorada y actualizada a favor de las provincias más pobres sobre todo andinas.
Que se deben revisar los coeficientes de ponderación entre la denominada
población urbana y rural, resaltando los indicadores de pobreza extrema para
hacer un FOCAM más justo y equitativo.
En ese mismo sentido, se debe incorporar como
parte del FOCAM una participación del impuesto a la renta que paga el Consorcio
Camisea por las operaciones de explotación y también del impuesto a la renta
que se abona por la actividad del transporte por medio de la empresa TGP. Es
decir, se deben hacer una serie de mejoras a una norma que significó “sangre,
sudor y lágrimas” para la población ayacuchana en especial de la provincia de
La Mar.
Todo ello no hubiese sido posible sin la
participación del ex alcalde y amigo Eulogio Vila Montaño, que ahora descansa
en paz y cuya lucha contra la pobreza debe ser fortalecida para hacer de
nuestro Perú, “un país de todas las sangres”
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