SOBREEXPLOTACIÓN DE LA FUERZA DE
TRABAJO
ESCRIBE:
JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)
A inicios de los años noventa del siglo
pasado tuve la oportunidad de visitar, conjuntamente con el congresista Manuel
Dammert, a pedido de los dirigentes sindicales de ese entonces las
instalaciones, las plataformas marinas del lote Z-2B que fueron operadas
sucesivamente en el tiempo por las empresas Belco Petroleum, Petromar filial de
PetroPerú, Petro-Tech Peruana y en la actualidad por el consorcio conformado
por las petroleras estatales Ecopetrol de Colombia y KNOC de Corea del Sur.
Ello me permitió conocer de primera fuente
las difíciles y precarias condiciones de trabajo en que se desenvuelven las
operaciones y el alto riesgo al que se exponen los trabajadores que laboran en
el Zócalo Continental, en extenuantes jornadas que superan las 12 horas, pues
en verdad si bien se inician a las 7 am, por la distancia y el llamado tiempo
de viaje para llegar a las plataformas marinas, recién están regresando a sus
hogares después de las 19 horas, apareciendo como extraños en el entorno
familiar.
Más grave son las condiciones de trabajo de
todos aquellos que tienen la responsabilidad de las guardias nocturnas, con un frío
intenso que cala hasta los huesos, la humedad, en un ambiente que determina
enfermedades bronquiales crónicas y diversas formas de reumatismo, artritis
etc., terminando los trabajadores como despojos vivientes después de toda una
vida en la generación de riqueza para terceros.
La explotación de los hidrocarburos en el
Zócalo Continental concretamente en el
Z-2B frente a las costas de Talara siempre han estado en controversia, motivo
de intervenciones del estado, generando fortunas personales a costa de la
explotación de los recursos naturales no renovables con una constante en más de
50 años de explotación de crudo y gas: la sobrexplotación de la fuerza de
trabajo que se manifiesta en los deprimidos salarios pagados, los mismos que no
guardan proporción con la riqueza creada.
HISTORIA DE UNA INFAMIA
En los años 60 con las operaciones de la
Belco Petroleum una de sus contratistas acrecentó la fortuna de la empresa
petrolera de la familia de los Bush, los mismos que han concebido dos
presidentes en el imperio más poderoso del mundo. Mientras la IPC explotaba los
campos de Talara enriqueciendo a la Standard Oil Petroleum de los Rockefeller,
cuya oprobiosa presencia terminó con la nacionalización del 9 de octubre de
1968, sin embargo las operaciones de la Belco continuaron hasta 1986.
Con la estatización interesada del gobierno
aprista de 1986 se generó un pasivo con la Aseguradora International Group
(AIG) de más de 256 millones de dólares por las instalaciones y activos de la
Belco en el llamado “affaire AIG-Belco”, que el presidente Fujimori tuvo que
reconocer en 1992 como uno de los costos de la llamada reinserción financiera,
cuando lo realmente adeudado no superaba los 90 millones de dólares.
Entre 1987 y 1993 el lote Z-2B fue operado
por la empresa Petromar S.A. como filial de PetroPerú con una producción de más
de 20 mil barriles diarios de crudo y una producción de gas que abastecía a la
refinería de Talara y era el insumo para la petroquímica básica que producía
urea, negro de humo entre otros. A pesar las prácticas de subsidio
indiscriminado con precios de los combustibles subvaluados, y los mecanismos
descapitalizadores aplicados por el régimen aprista al conjunto de empresas
públicas, Petromar era una empresa rentable.
Allí la sobre explotación de la fuerza de
trabajo se concentraba en las empresas de servicios, en las mal llamadas
cooperativas que eran más conocidas como las “ nuevas enganchadoras”, que
hacían uso y abuso de la fuerza de trabajo, con gerencias corruptas que creaban
empresas de fachada para sobrecargar costos pagando salarios miserables.
Con la privatización y liquidación de
Petromar y la empresa de perforación Serpetro en 1993, el lote Z-2B con
reservas probadas y una producción de crudo y gas en marcha fue entregado a la
empresa norteamericana Petro Tech Peruana en un amañado contrato de servicios,
mediante el cual sin invertir un dólar la empresa privada pudo asumir un lote
sumamente rentable, que acrecentó la fortuna del clan Kallop.
Lo “sui generis” del contrato de servicios,
donde supuestamente las reservas y la producción de petróleo y gas son
propiedad del estado, y se le reconoce al operador una retribución del 86 por
ciento sobre la producción de los hidrocarburos, resultando la diferencia del
16 por ciento una regalía equivalente para el fisco. Es decir, de cada 100
barriles extraídos 86 barriles se le retribuyen a la empresa operadora
(PetroTech ahora Savia) y el estado, representada por PerúPetro captura apenas
16 barriles.
Lo más lesivo del contrato del Z-2B está en
razón a la titularidad de las plataformas marinas, instalaciones y
embarcaciones marinas que son propiedad de PetroPerú que pagó con sus propios
recursos los más de 256 millones de dólares más los intereses entre 1994 y 1998
adeudados y pagados a la aseguradora AIG en el asunto de la Belco.
Es decir, la petrolera estatal tuvo que
resarcir al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) la suma pagada a la AIG
destinando el 7.5 por ciento de sus ventas anuales de combustibles en el
mercado interno. Por ello la petrolera estatal resulta siendo la propietaria de las más de 80 plataformas
marinas que desgraciadamente no han recibido el debido mantenimiento por los
operadores del Z-2B de allí que algunas se han derrumbado, y el contrato debió
ser rescindido.
Solamente la falta de mantenimiento y la
inseguridad de las mismas con una previa inspección solvente y técnica de una
comisión de PetroPerú en el 2003 era razón suficiente para una rescisión
contractual o en su defecto de una renegociación sobre la tarifa del alquiler
de las plataformas marinas, embarcaciones marinas, que absurdamente han sido
fijadas a un precio flat de 10 millones de dólares anuales, sea cual fuere el
precio internacional de los hidrocarburos.
Entre 1994 al 2012 PetroPerú ha recibido por
alquiler de las plataformas y embarcaciones la suma de 190 millones de dólares
(en 19 años), mientras la petrolera estatal es decir todos los peruanos, ha
repagado más de 256 millones de dólares entre 1994/1998, destinando el 7.5 por
ciento de los ingresos por ventas. Solamente el estado puede alquilar en estas
lesivas condiciones el patrimonio de la Nación para favorecer los intereses
agiotistas de las empresas operadoras en el Z-2B.
¿Quién alquila un bien para recibir 190
millones en 19 años cuando el mismo bien le ha costado al estado más de 256
millones que se pagaron en un corto plazo por el MEF, y PetroPerú tuvo que
repagar al fisco entre 1994/1998? Si esto es el “libre mercado” y el
reconocimiento de un contrato absolutamente lesivo a los intereses del país, es
una verdad reconocida por los sucesivos gobiernos de Fujimori, Panigua, Toledo,
García y Humala.
Las plataformas marinas y las embarcaciones
resultan absolutamente indispensables para la explotación de hidrocarburos
(petróleo, gas y líquidos de gas natural) que se extraen del Z-2B que hasta
inicios del 2009 fue responsabilidad del clan Kallop.
Fue justamente en razón del escándalo de los
“petroaudios”, donde todo apuntaba a la empresa Petrotech como uno de los
protagonistas que habría financiado el “chuponeo” de altos funcionarios de
estado y de las empresas públicas, lo
que obligó a la transferencia apurada y venta del contrato del Z-2B y otros
lotes de exploración que fueron valorizados en más 900 millones de dólares.
Debiera ser evidente que el señor Kallop valorizó en la transferencia
contractual lo que no le pertenecía tales como las reservas probadas, probadas,
posibles y las instalaciones como las plataformas marinas.
Lo aberrante del contrato que puede y debe
ser revisado a fines del 2013 por PetroPerú, está en razón por decirlo así de
la merced conductiva por el alquiler de las plataformas. En 1994 el precio del
petróleo era menor a los 20 dólares el barril y lo pactado era un alquiler de
10 millones de dólares. En el 2008 el precio promedio del crudo por barril
marcador WTI era de 99 dólares y se pagaba lo mismo, y en el 2012 el precio del
petróleo estaba sobre los 95 dólares, y se sigue abonando igualmente 10
millones de dólares.
Si se tiene presente que por la calidad del
crudo que se extrae del Z-2B es un crudo ligero superior a los 35 grados API,
su marcador internacional más explicativo resulta siendo el crudo Brent que en
los últimos años se mantiene por encima de los precios del WTI alcanzando la
canasta promedio reconocida por Perúpetro en el 2012 el valor de 114 dólares el
barril, tarifa que tiende a incrementarse en la presente coyuntura por la
gravedad del conflicto en el Medio Oriente (Egipto, Siria, Libia etc)
Son estas condiciones las que determinan una
rentabilidad extraordinaria de los nuevos titulares del Z-2B y Z-1 que resultan
siendo los nuevos operadores del contrato tales como Ecopetrol y KNOC que han
heredado las prácticas de Petrotech sobrexplotando la fuerza de trabajo,
abonando mínimas regalías pues la regalía equivalente debiera ser del 51 por
ciento, y explotando rápidamente las reservas probadas con a través de mayores
pozos de desarrollo, estableciendo una serie de contratos con empresas
vinculadas.
Si bien en el 2009 ofrecieron invertir más
de 2,500 millones de dólares hasta el 2016, para levantar la producción a un
nivel de 50 mil barriles diarios, prometiendo construir más de 37 plataformas
de las cuales no han levantado ni 10. Ese fue el ofrecimiento de Ecopetrol
petrolera estatal de Colombia que controla el 50 por ciento de las acciones y
KNOC de Corea del Sur responsable del otro 50 por ciento de las acciones del
grupo Offshore International Group Inc. la misma que controla una serie de
empresas vinculadas tales como Savia Perú S.A., Petrotech international,
Procesadora Gas Pariñas, International Marine (IMI), Risk Control, Diving del
Perú, Pepesa, Catering Talara etc.
GANANCIAS EXTRAORDINARIAS
Los cuadros “Savia Perú S.A.: Estructura de
los Ingresos por Ventas”, y la gráfica sobre el “Continuo Crecimiento de los
Ingresos Anuales 2000/2012” nos
demuestra la elevada rentabilidad que están obteniendo los nuevos operadores de
los lotes Z-2B y Z-1, y que no está siendo compartida con los trabajadores
productivos, ni con el estado por las mínimas regalías percibidas.
Como debiera ser evidente los ingresos de la
empresa Savia Perú S.A. tiene tres componentes. El más importante proviene de
la producción y ventas del petróleo crudo que en lo fundamental abastecen a la
refinería de Talara de PetroPerú en volúmenes promedio de 12 mil barriles
diarios. Así, en el 2011 los ingresos por ventas de crudo alcanzaban los
niveles de 376 millones de dólares los cuales se incrementaron a los 413
millones de dólares en el 2012.
En segundo lugar, la producción de líquidos
de gas natural representaron los 24.7 millones de dólares en el 2011 para
aumentar a los 30 millones en el 2012.
Esta operación es posible con la extracción de más de 1,200 barriles
diarios de líquidos de gas natural que provienen de la explotación del gas
húmedo del Z-2B. Es decir, se extrae el gas húmedo y mediante la Planta de
Procesamiento de Gas Pariñas, se fraccionan y se separan los líquidos del gas
húmedo y el gas seco es reinyectado a pesar de que pudiera servir para la
masificación del gas natural en la generación eléctrica y en el cambio de la
matriz energética en Piura.
Con los líquidos de gas natural cuya
producción en el primer semestre del 2013 se mantiene por encima de 1,600
barriles diarios se obtienen derivados importantes como el gas licuado de
petróleo (GLP) que se vende a Repsol o Zeta Gas para el abastecimiento en el
norte del país. Igualmente se obtiene el HAL un hidrocarburo de alto octanaje
que se utiliza en los solventes.
Por último, con la explotación del gas
natural en especial con el gas fiscalizado, es decir el gas vendido a terceros,
Savia ha obtenido ingresos de 15 millones de dólares en el 2011 y en el 2012
los mismos alcanzaron los 8.3 millones de dólares. Se debiera recordar que las
operaciones de gas natural resultan actividades marginales pues el negocio
principal es la explotación de petróleo crudo.
Lo cierto y evidente es que los operadores
del lote Z-2B desde el 2004 a la fecha han obtenido y siguen obteniendo
ganancias extraordinarias gracias a los altos precios de los hidrocarburos que
con excepción del 2009 han tenido una tendencia creciente, y que en la
actualidad se sitúan por encima de los 110 dólares el barril.
Sin embargo, las condiciones de
sobrexplotación de la fuerza de trabajo con franciscanos salarios, las
precarias condiciones laborales, la alta inseguridad de las mismas, las
ventajas tributarias, la permisibilidad contractual en el abono del alquiler de
las plataformas marinas, las mínimas regalías equivalentes debieran determinar
una urgente revisión de un contrato lesivo que alguna vez califiqué como propio
de una historia negra, y de uno de los contratos de oprobio que impuso el
fujimorismo, y que lamentablemente se mantiene vigente durante el gobierno del
Comandante Humala.
En este contexto los trabajadores
sindicalizados cansados de los abusos y de las promesas incumplidas de los
nuevos operadores el 4 de setiembre del
presente año inician una huelga general no solamente por una mejora en sus
salarios sino en la defensa del patrimonio nacional, paralización que afectará
el abastecimiento de la refinería de Talara de PetroPerú. Con lo señalado
debiera ser evidente que la bonanza de las empresas petroleras no se comparten
con los trabajadores ni con el estado que percibe raquíticas regalías. Por el bien
de la gobernabilidad este problema debiera ser resuelto por el Ministerio de
Trabajo y Promoción del Empleo, salvo mejor parecer.
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