martes, 19 de febrero de 2019

LA MASIFICACIÓN DEL GAS NATURAL COMO IMPERATIVO NACIONAL


ESCRIBE : JORGE MANCO ZACONETTI


En nuestro país, la masificación del gas natural debiera ser un imperativo nacional para construir ventajas competitivas a favor de las provincias del sur, centro y norte, accediendo a un energético barato, seguro y ambientalmente limpio, para las grandes mayorías.

Así, en lugar de usar el balón de GLP la mayoría de hogares usarían el gas natural. Los pequeños negocios como las pollerías en lugar de quemar algarrobos utilizarían el gas natural. Los cientos de pequeños talleres, las pequeñas y medianas empresas consumidrían el gas natural en lugar de las elevadas tarifas de electricidad ( más de US $ 0.12 centavos por kW/H)

En lugar de pagar por las gasolinas más de US $ 4 dólares por galón casi duplicando los precios en los Estados Unidos de Norteamérica, el parque automotor podría usar gas natural vehicular a precios promocionales, para sustituir nuestra dependencia del GLP, diesel 2 que importamos en volúmenes crecientes.

Sin embargo para las empresas privadas si la masificación del gas natural, no resulta un buen negocio con utilidades importantes sencillamente se posterga al infinito. En tal sentido, la extracción de los líquidos de gas natural de los lotes 88, 56 y 57 tienen prioridad sobre la explotación del gas natural, por los altos márgenes de utilidad que generan la obtención de GLP en las plantas de fraccionamiento de Pisco bajo responsabilidad de Pluspetrol, Pariñas/Talara con Savia y Graña y Montero.

Es lo que está pasando ahora. Por ello, serán “sueños de opio” los  gasoductos del sur y norte, la petroquímica básica, el nodo energético en el sur (Ilo/Mollendo), los ductos por las principales ciudades del Perú con precios mensuales para el consumo doméstico de gas natural de S/ 15 soles o menos, en relación a un balón de GLP que vale más de S/ 38 soles y en provincias por encima de los S/ 40 soles.

SOBERANÍA CUESTIONADA
Es decir, la masificación del país como una forma de integración nacional, mediante la energía barata y segura, será una quimera si el Estado a nombre de la Nación no recupera la soberanía y disponibilidad sobre nuestros recursos energéticos.

Mientras el Estado no recupere la plena soberanía sobre los recursos hidrocarburíferos seremos testigos de cómo del país se exportan hacia México y terceros países volúmenes superiores a los 450 millones de pies cúbicos diarios de gas natural del lote 56 de Camisea a precios deprimidos con regalías miserables para el fisco.

En tal sentido, ha calculado el MEF como acostumbra cuando le conviene ¿Cuántos cientos de millones de dólares deja de percibir el Estado por  las regalías subvaloradas, que valorizadas a precios de puerto de destino podrían financiar la salud y educación de calidad para las grandes mayorías?

Igualmente mientras el Estado no recupere la plena soberanía sobre los recursos hidrocarburíferos seremos testigos de cómo en el Consorcio Camisea en el lote 88 se reinyectan más de 300 millones de pies cúbicos diarios de gas natural, privilegiando la obtención de líquidos de gas natural de los lotes 88, 56 y 57.

Evidentemente las razones crematísticas del Consorcio hacen que se privilegie la obtención de líquidos de gas natural (LGN) que tienen precios de mercado frente al gas natural del lote 88 que por razones de contrato se rigue con precios regulados, entiéndase baratos.

Por ello frente a nuestros vecinos Colombia y Bolivia existe un manifiesto retraso en cuanto a la masificación del gas natural. Después de casi 14 años de la inauguración del gasoducto y su llegada a Lima (2004/2018) solamente unas 700 mil familias tienen acceso a la cultura del gas natural lo cual representa un poco más de 1.2% de la demanda total.

Debiera ser evidente que la masificación del gas natural para el consumo residencial no constituye negocio alguno para las empresas privadas responsables tanto en la producción como en la distribución,  por los altos costos de la acometida, la conexión y la instalación de redes domiciliaria, que en nuestro país cuesta más de US $ 250 dólares mientras en Colombia tienen un precio mucho menor y en Bolivia existe un subsidio por parte del estado para la masificación.

¿DÓNDE ESTÁ EL NEGOCIO?  

Se debe reconocer que el negocio de las empresas conformantes del Consorcio Camisea, es el abastecimiento seguro y oportuno de gas natural a las empresas eléctricas de generación (Enel, Kallpa, Engie entre otras) que demandan más del 70% del total, luego a un conjunto de empresas industriales, le sigue el parque automotor y la  “última rueda del coche” es el sufrido consumidor residencial.

Por ello siempre he sostenido que resulta hasta cierto punto absurdo que se promueva la “quema del gas natural” en la generación eléctrica, donde las empresas compran el gas de Camisea a un precio regulado por no decir subsidiado, y tengamos que abonar mayores precios en las tarifas eléctricas, a pesar que existe un 50 % de sobreoferta en la potencia instalada de generación.

Es decir, existe un exceso de capacidad de generación eléctrica en especial térmica. ¡Pero curioso las tarifas al consumidor regulado siguen subiendo como la espuma de una cerveza!

LA GANANCIA EXTRAORDINARIA

Desde el punto de vista privado, todos debemos reconocer que el lomo fino es la producción de líquidos, y el hueso sería la explotación de gas natural pues tiene precio regulado (lote 88) al margen de las supuestas limitaciones del mercado interno.

En nuestro país se extraen en los lotes de Camisea un promedio 1,200 millones de pies cúbicos de gas natural de los cuales 450 millones se van al exterior bajo condiciones de oprobio.
De la producción restante se valoriza para el pago de regalías “a precios en boca de pozo” en valores que no superan los US $ 2 dólares por millón de BTU para la determinación de la regalías (ingresos del fisco)
Si un millón de BTU es una medida de calor que resulta equivalente a casi 1,000 pies cúbicos en volumen. Y para que se entienda la riqueza que se genera en la producción de gas, se debe tener presente que aproximadamente el 50 % de un millón de BTU en Camisea (US $ 1 dólares) resulta equivalente en términos caloríferos a un balón de 10 kilos de GLP que se vende a más de US $ 10 dólares (precio de producción/envasado/distribución y comercialización).
Por tanto, como capital privado prefiero extraer líquidos y obtener GLP que se vende a más de US $ 10 dólares el balón de 10 kilos que masificar el gas natural que no sería un buen negocio para las empresas.
De allí, la importancia desde el punto de vista del interés público de apostar por la masificación de la cultura del gas natural en nuestro país, para tener un energético barato, limpio y competitivo al servicio de las familias, empresas y el desarrollo económico del Perú.

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