VIRTUAL CIERRE DEL OLEODUCTO NORPERUANO
ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI
Ante los recurrentes
derrames de crudo producto de atentados realizados por terceros al Oleoducto
Norperuano, el inefable presidente del directorio del organismo estatal,
PerúPetro encargado de promover las inversiones de hidrocarburos y al mismo
tiempo de supervisar los contratos, no ha tenido mejor idea que auspiciar y
promover un acuerdo para que el petróleo crudo que se extrae en la selva norte
de nuestro país, sea transportado hacia el Ecuador, usando las instalaciones
del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) de nuestro vecino, que está bajo
responsabilidad de la petrolera estatal Petroecuador.
Con la información
oficial está demostrado que existe una “mano negra”, un “modus operandi” desde
el 2015 a la fecha donde se ha vuelto recurrente la fractura del oleoducto que
conlleva a derrames de crudo con las consecuencias ambientales que todos
tenemos que lamentar. ¡Estas paralizaciones son la excusa perfecta para
justificar la privatización por partes de PetroPerú!
Es más,
representantes de dirigentes nativos amenazan con nuevas fracturas del
oleoducto ante el histórico abandono de las comunidades nativas por parte del
estado peruano.
SISTEMÁTICO CHANTAJE
Frente a ello la
petrolera estatal PetroPerú, titular del Oleoducto Norperuano ha desembolsado
millonarias sumas para la remediación ambiental a supuestas empresas
especializadas y re distribuye ingresos en las comunidades nativas para la
limpieza de los derrames. Es más, en el pasado cercano se justificó una
Comisión Investigadora en el Congreso de la República presidida por el
“desaparecido” Presidente del Consejo de Ministros, “que no sabe y no
opina” respecto a los derrames, causas y
efectos, donde supuestamente se debiera saber sobre los responsables.
Por ello, debiera
reconocerse a ciencia cierta ¿cuántos millones de soles se han gastado de parte
de PetroPerú supuestamente para resolver este problema con las comunidades
nativas? Cabe preguntarse si existirán auditorías respecto a estos pagos que se
han vuelto en la
práctica un chantaje para la petrolera estatal de parte de miembros de las
comunidades que con jornales de 150 soles diarios o más resuelven en parte el
problema de los bajos ingresos.
CUESTIÓN DE ESTADO
Al margen de las
diferencias que pudieran existir entre el Perú y Ecuador en materia de
hidrocarburos esta peregrina idea del Ing. Seferino Yesquén ha merecido los
duros calificativos del congresista Manuel Dammert, donde el supuesto plan B
para sacar el crudo extraído en la selva norte, constituye una traición al Perú
y violenta los intereses de PetroPerú.
El Oleoducto
Norperuano, después de la Refinería de Talara es el activo más importante que
tiene la petrolera estatal, la misma que ha permitido desde 1978 a la fecha
trasladar el petróleo de los lotes 1-AB ahora denominado 192, el lote 8 y
otros.
En realidad el
oleoducto ha permitido monetizar, valorizar por casi 2,000 millones de barriles
de petróleo crudo, que han pagado impuestos y regalías que fundamentalmente
financian el canon petrolero para la región Loreto, pero que tales recursos
lamentablemente se concentran en la capital Iquitos, dejando de lado a las
zonas productoras.
PERÚPETRO VERSUS PETROPERÚ
En verdad, no debería
causar extrañeza estas declaraciones del presidente del directorio de PerúPetro
que no coinciden con los intereses de PetroPerú, la petrolera estatal, titular
del Oleoducto Norperuano.
Es más, cabría
preguntarse si tal posición del presidente del directorio Perúpetro cuenta con
la aprobación del conjunto de sus miembros o es una salida individual, la misma
que colisiona no solamente con PetroPerú, sino también con el Ministerio de
Defensa y la Cancillería nada menos.
¡Esto sucede cuando
buenos técnicos se improvisan como funcionarios públicos que carecen de una
visión de estado!
En el mismo sentido
cabría interrogarse si el ministro del sector de energía y minas comparte esta
alternativa, este denominado Plan B ante las interesadas paralizaciones del
Oleoducto Norperuano.
Todo pareciera en
este caso que el presidente de PerúPetro, Ing. Seferino Yesquén expresa y
representa los intereses de las empresas petroleras que operan en la región,
concretamente Perenco del lote 67 que teniendo operaciones en el Ecuador
preferiría sacar su crudo por la selva ecuatoriana.
Sumado al argumento
de los atentados que provocan el cierre, la paralización del bombeo de crudo en
las operaciones del Norperuano, con las pérdidas económicas consiguientes para
las empresas, el estado, los gobiernos locales y regionales como también la
afectación de los intereses de PetroPerú, se exponen argumentos económicos
adicionales.
TARIFAS ALTAS CON SUBUTILIZACIÓN
Las empresas que
utilizan el Oleoducto de PetroPerú señalan que la tarifa por abonar por barril
de crudo transportado es muy alta, cercana a los US $ 10 dólares cuando por el
vecino país, las tarifas serían menores a los US $ 3 dólares por barril. Por
tanto, lo económico para las empresas privadas, el plan B de Yesquén es sacar
el petróleo del lote 67 por el Ecuador.
Debiera ser evidente
que si una empresa se conecta con el oleoducto ecuatoriano, otras también
seguirán ese camino, en lo que llamaríamos “efecto espejo” con lo cual el
Oleoducto Norperuano sería dejado de lado por obra y gracia de Perúpetro, una agencia
estatal que juega contra PetroPerú, es decir contra el interés público.
Debiera ser evidente
que un Oleoducto como el Norperuano construido en la década de los años setenta
del siglo pasado, fue diseñado para trasladar en el tramo más importante 200
mil barriles diarios y hoy está claramente subutilizado por una serie de
razones.
Como “monopolio
natural” si su construcción fue diseñada para trasladar 200 mil barriles
diarios, y hoy en día no traslada ni 20 mil barriles, debiera ser evidente que
los costos unitarios por trasladar un barril se encarecen. De allí la
explicación de por qué las empresas tienen que pagar US $ 10 dólares por barril
como tarifa de transporte.
Por tanto la solución
fácil y expeditiva es sacar el crudo de la selva nororiental usando el
oleoducto ecuatoriano, cuya salida en la costa del país vecino sería en el
norte del Ecuador, en el puerto de Esmeraldas y de allí el crudo sería
trasladado a la refinería de Talara/PetroPerú, evidentemente pagando un flete
marítimo, con lo cual al margen de las consideraciones geopolíticas, “el
remedio sería peor que la enfermedad”
Una consecuencia
derivada por esta decisión que ha sido calificada de entreguista y una traición
al Perú, es el fomento de la falta de integración entre la producción de crudo
y el uso del Oleoducto Norperuano.
INTEGRACIÓN VERTICAL
Al respecto debemos
reconocer que constituye una máxima económica que mientras más producción se
tenga que extraer y movilizar por el oleoducto de PetroPerú, menores serán las
tarifas por pagar por barril transportado. ¡A más volúmenes transportados
menores tarifas!
Ello será posible con
la madurez de los proyectos en los lotes 95, 67, 39, 64 que tendrán una salida
hacia la costa norte, para ser tratados en la refinería de Talara. Que con la producción
conjunta de los lotes 192, lote 8 se proyectaría producir más de 100 mil
barriles diarios.
En tal sentido la
salida del petróleo de la selva norte al fluir por el Ecuador, quebraría la
integración vertical que debiera existir en la producción bajo responsabilidad
de operadores privados y PetroPerú.
Es más se atentaría
contra las sinergias que debieran existir entre la producción de crudo pesado
del lote 192, lote 8, lote 67 que podría ser tratados en la Refinería
modernizada de Talara a partir del 2021.
Es de público
conocimiento que las reservas del lote192 debieran ser transferidas a PetroPerú
por ley expresa aprobada por el Congreso de la República, desde agosto del
2018, y si no fuese por las recurrentes perforaciones del oleoducto que prolongan
interesadamente la administración temporal de Frontera Energy que parece ser la
empresa preferida del presidente de Perúpetro.
TRANSPORTE SABOTEADO
El Oleoducto
Norperuano es una obra de ingeniería de la década de años setenta del siglo
pasado que ha permitido valorizar el crudo del lote 1-AB desde 1978 que ahora
ha sido redimensionado e identificado como lote 192, donde históricamente han
operado las petroleras OXY, Pluspetrol Norte desde el 2001 hasta el 2015
(agosto) y por ahora Pacific Stratus Energy que se ha convertido en Frontera
Energy una empresa “pichiruchi” en el sector.
El Oleoducto
Norperuano ha permitido monetizar, valorizar el crudo pesado del lote 192
(antes 1-AB) que se mezclaba con el petróleo del lote 8 en una combinación que
permitía su traslado y otorgaba un mayor valor al petróleo de dichas
operaciones, pues mezclaba un crudo de 18º grados con uno de 24º grados API o
densidad, lo cual agilizaba su transporte.
Lo cierto y evidente
es que el Oleoducto Norperuano debe ser modernizado y sobretodo mejor vigilado
pues en el mediano plazo la producción solamente de la selva norte puede
superar los 100 mil barriles día, con la plena operación del lote 192 donde se
podrían extraer un mínimo de 20 mil B/DC barriles por día calendario, que sumadas
a las operaciones del lote 8 (10 mil B/DC), más la reciente inaugurada Petrotal
que en los primeros años extraerá cerca de 10 mil B/DC, más la producción
futura de Perenco del lote 67 (15 mil B/DC), GeoPark/PetroPerú (5 mil B/DC) y
otros lotes más.
¿QUÉ HACER?
En verdad, en el
marco de la responsabilidad social empresarial, el estado tiene que enfrentar y
resolver el problema de la inseguridad del Oleoducto Norperuano que
sistemáticamente es perforado por terceros que merecen la máxima sanción.
A la vigilancia de
día y noche en los más de 900 kilómetros tanto en el ramal principal como aquel
que conecta al lote 192, mediante métodos modernos, sensores, drones, etc. urge
la participación de la población interesada, pues la riqueza que se traslada de
alguna forma debe ser compartida por la población cercana a este importante
activo que bien conservado puede durar 100 años más como los oleoductos que
existen en Estados Unidos de Norteamérica.
Por
ello, al igual de lo que se hizo para Piura y Tumbes en el 2002 se debe mejorar
la redistribución del canon y sobrecanon petrolero con el objeto de favorecer a
las poblaciones cercanas a la explotación de petróleo.
Lamentablemente
el canon petrolero se centraliza en la capital Iquitos, captando el gobierno
regional el 52%del mismo, universidad pública un 5% y el Instituto Peruano de
la Amazonía (3%), siendo el monto restante del canon petrolero (40%)
distribuido entre todas las provincias y distritos que conforman Loreto.
Por
tanto la población de la zonas productoras como Datem del Marañón o los
distritos de Andoas (lote 192) y Trompeteros (lote 8) que experimentan en carne
propia las consecuencias negativas del extractivismo petrolero, perciben cifras
ridículas por concepto del canon y sobrecanon petrolero.
Evidentemente
a los grupos étnicos de los achuares y comunidades cercanas a la explotación
petrolera les llega muy poco de estos recursos en razón que ha sido y es una
práctica de los gobiernos de turno concentrar los recursos por razones
políticas en los centros urbanos. Por tanto, la exigencia al gobierno central
por servicios, educación salud, infraestructura etc. será cada vez mayor a
pesar del potencial de la riqueza petrolera que debiera ser explotada bajos los
principios de la responsabilidad social, ambiental y tributaria.
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