martes, 18 de diciembre de 2018

EL PERÚ SENTADO EN UN BANCO DE GAS NATURAL

COLOMBIA Y BOLIVIA SEÑALAN EL RUMBO
ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI
Siempre he sostenido que una nueva política energética debe apostar por la explotación de los recursos naturales más abundantes que yacen en el subsuelo del país. Por ello, resulta una necesidad, un imperativo categórico fomentar la masificación del gas natural a lo largo y ancho del país.
Al menos que se quiera seguir pagando más de 40 soles por un balón de GLP, que es otro hidrocarburo distinto al gas natural que se instala en los hogares mediante tuberías. Mientras el gas licuado de petróleo (GLP) se vende en balones de 10 kilos y al granel constituyéndose en el combustible más usado por las familias urbanas, la pequeña industria y comercio, con un parque automotor creciente en GLP vehicular.
Ello supone redefinir el rol del Estado en un sector que resulta estratégico por la realidad misma al margen de las ideologías. Por tanto la política energética no puede depender de las fuerzas del “libre mercado” como lo expone el marco legal del país. La seguridad energética no puede depender de los vaivenes del mercado.
EN COLOMBIA               
En Colombia con una política de estado con una visión de largo plazo, con la presencia de una petrolera estatal integrada en todas sus operaciones, explotación, transporte, refinación, distribución y comercialización, es posible promover las inversiones con éxito en asociación con el capital privado.
Recuerdo que hacia los años 90 del siglo pasado la situación petrolera de Colombia era crítica, como lo es la nuestra en el presente. A pesar del narcotráfico, la guerra interna, violencia institucional, un gobierno liberal impuso una política petrolera que fortaleció a su empresa estatal Ecopetrol con una gestión eficiente ajena a la intervención de los gobiernos de turno.
Con una petrolera estatal, con una agencia de contratos independiente y la presencia de importantes empresas petroleras, hoy Colombia produce un poco más de 800 mil barriles diarios, y lo más importantes se perforan mediante pozos exploratorios de riesgo, un promedio de 70 a 80 pozos por año.
Con una geología más o menos parecida a la de nuestro país en los últimos 30 años la perforación de pozos de riesgo en promedio ha sido de 6 pozos por año. Es más, la explotación de crudo en los lotes petroleros que fueron de PetroPerú y más tarde privatizados, se aprovecharon las reservas probadas, probables y posibles que dejo la petrolera estatal.
Es más, gracias a la intervención de Ecopetrol  a una inteligente política de subsidios, la economía colombiana con menores reservas probadas de gas natural en relación a nuestro país, tiene más de 8 millones de usuarios que se benefician de la cultura del gas en términos de precios y ganancias ambientales.
En nuestro país la masificación del gas natural avanza a paso de tortuga pues depende de las decisiones de las empresas transnacionales (Hunt Oil, Repsol, Pluspetrol, SK de Corea, Sonatrach de Argelia etc.) que definen en última instancia las posibilidades de la masificación.
CON LA BOLIVIA DE EVO
El otro ejemplo positivo de masificación del gas natural lo constituye el estado boliviano con Evo Morales, donde según antes “gobernaban los gringos, hoy gobiernan los indios”. En el país altiplánico desde el 2006 con la recuperación de la soberanía sobre la propiedad de los hidrocarburos, negociando con el capital transnacional, mejorando los precios de exportación del gas natural que se exporta a los países vecinos de Argentina y Brasil, la economía boliviana ha monetizado desde un punto de vista nacional el recurso gasífero.
Ello ha supuesto un cambio político cualitativo, el apoyo de las mayorías con un partido oficialista. Lo cierto es que si antes el estado percibía el 22 % de la riqueza gasífera, y el resto era de las trasnacionales (Repsol, BP, Shell, Pluspetrol etc.), ahora la relación se ha invertido, y los capitales  privados no se han retirado de dicho país.
La capitalización de los recursos gasíferos ha dado un paso industrial a tal punto que han inaugurado una planta de fertilizantes produciendo urea que resulta un abono deficitario en la región. Con un millón de toneladas anuales cubrirán las necesidades del mercado interno y el resto será exportado a los países vecinos.
Si bien los precios de exportación del gas natural por medio de ductos a Brasil y Argentina fueron sincerados con tarifas superiores a los US $ 5 dólares el millón, con lo cual mejoraron sustantivamente los ingresos de exportación y los recursos fiscales del estado, al punto que  pudo financiar los diversos programas sociales en la lucha contra la pobreza y la credibilidad de su gobierno.
Con una población menor a los 15 millones de habitantes, los beneficiarios a la cultura del gas superan los dos millones de familias, con lo cual ha convertido al gas natural en una palanca de desarrollo, por lo cual la economía boliviana ha sido considerada la de un mayor crecimiento económico del PBI en América Latina con tasas cercanas al 5 % en los últimos tres años.
EPÍLOGO
El ejemplo colombiano y boliviano con políticas de estado de largo plazo, con bases ideológicas liberales unas y socialistas la otra, coinciden en la necesidad de una masificación del gas natural al servicio de las grandes mayorías.
En nuestro país, hubiese sido interesante preguntar mediante un referéndum al pueblo si desean un cambio en la política energética apostando por la masificación del gas natural, un recurso que tenemos en abundancia en los lotes 88, 56, 57 y 58, y otros.
No solamente tenemos gas natural en el llamado Gran Camisea, también este energético subyace en Tumbes en Z-1, con recursos que fueron descubiertos por PetroPerú en la década de los setenta del siglo pasado, y que empresas privadas usufructuaron con el fujimorismo.
También existen reservas de gas natural en Piura en los lotes Z-2B donde se reinyectan más de 60 millones de pies cúbicos diarios, y existe un potencial superior a un trillón de pies cúbicos de gas natural. También en otros lotes tales como I, II, VI/VII, X y sobre todo en el XIII
Es decir, en el Cuzco, Aguaytía, Tumbes, Piura existen importantes reservas y recursos de gas natural que debieran estar al servicio de la masificación. Con un país conectado al gas natural las familias pagarían a lo mucho S/ 15 soles mensuales por consumo mensual equivalente en lugar de estar pagando por un balón de 10 kilos de GLP más de 40 soles.
Para hacer ello, posible necesitamos recuperar la soberanía plena sobre los recursos hidrocarburíferos que están conformados por el petróleo, los líquidos y gas natural. Todo lo demás es verso.

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