PERÚ: RIQUEZA
MINERA CON ESTADO MISIO
ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI
El Perú es un importante productor mundial de oro,
plata, cobre, zinc, plomo sin embargo somos un país relativamente pobre, aunque
ahora nos identifican como un “país de ingresos medios”, gracias a una argucia
monetaria. Es decir, somos ricos pero con más del 25 % de la población
considerada pobre, en especial la que está alrededor de las regiones mineras,
básicamente andinas.
Sea Cajamarca, Cerro de Pasco, Huancavelica, Ancash por
no mencionar las provincias cercanas a los centros mineros, expresan el
deterioro ambiental, la descapitalización producto de una minería que yo
denominaría, “una minería colonial en el siglo XXI” donde el estado percibe
magros ingresos fiscales sea por el impuesto a la renta y otras transferencias,
que no guardan proporción con la riqueza creada.
A ello debiera añadirse
las políticas laborales de “cholo barato” con salarios de angustia que
explican la rentabilidad y la mentada competitividad internacional de la
minería que se desenvuelve en el Perú. Agregando que la exportación minera es básicamente de concentrados de cobre, plata, zinc, plomo
etc. con un pobre valor agregado, como en la década de los cincuenta del siglo
pasado.
En tal sentido, lo más avanzado que tenía el país el
Centro Metalúrgico de La Oroya que convertía los concentrados de los minerales
básicos en cobre fino, plata fina, zinc, y plomo fino, más 18 subproductos
(litio, cadmio, molibdeno, ácido sulfúrico, trióxido de arsénico entre otros)
está paralizado desde el 2010 gracias a una irracional privatización
fragmentada de la minera estatal Centromín Perú (1996).
POR UNA NUEVA
MINERÍA
Por ello, si aspiramos a un país diferente con un mayor
bienestar debemos desarrollar “una nueva minería” que debe estar al servicio
del país, donde esta actividad extractiva sea un motor más para el desarrollo
articulado con la agroindustria, el turismo y servicios con valor agregado.
Para que ello sea posible se requiere desarrollar los proyectos
mineros con responsabilidad social, ambiental y tributaria, si de verdad se
pretende capitalizar el país. En tal sentido, el estado debe captar mayores
recursos para que pueda cumplir con sus obligaciones como estado ante la
población, con ello se enfrentaría mejor los conflictos sociales y se podrían
resolver parte de los pasivos ambientales.
El estado debiera percibir mayores ingresos fiscales
por la explotación de recursos naturales agotables, para que pueda cumplir sus
responsabilidades como tal frente a sus ciudadanos con educación y salud de
calidad, con seguridad integral y puesta de infraestructura sin corrupción.
INGRESOS DE
EXPORTACIÓN SE DISPARAN
En tal sentido sirva el cuadro, “Exportaciones e
Ingreso Fiscal Generado por la Actividad Minera 2004 y 2017”, donde en esencia
se derrumba la participación fiscal en relación a la riqueza creada expresada
en los ingresos de exportación tomando el año 2004 en pleno “boom de precios”
de los minerales, y el año 2017 con mejores precios del oro, cobre, plata entre
otros, más un aumento de la producción con excepción del estaño como se señaló
en el artículo anterior “Perú: Minería Regresiva con Mayor Producción”
En razón de la mayor demanda externa sobre todo por el
proceso de industrialización de la economía china en especial el proceso de
urbanización asiático, y sobre todo por la conversión de la China Popular en
potencia militar, los precios de los minerales aumentaron de manera
significativa, en especial del cobre que de cotizarse a US $ 0.90 centavos la
libra llegó a valer casi US $ 4 dólares en el 2008. Hoy la libra del metal rojo
supera los US $ 2.70 y es un precio todavía rentable.
Igualmente en el caso del oro de tener un precio de US
$ 300 dólares la onza troy se disparó a casi los US $ 1,600 dólares. Hoy está
sobre los US $ 1,290 y es un precio rentable y atractivo sobre todo para la
minería ilegal e informal que depreda el medio ambiente.
En resumen, los ingresos de exportación se
multiplicaron por cinco entre el 2004 al 2017, es decir aumentaron más de cinco
veces en estos catorce años, pasando de los S/ 17,190 millones de soles (US $
7,124 millones del 2004) para sumar los S/ 88,538 millones en el 2017 (en
dólares serían US $ 27,159 millones)
Resulta positivo para el país que los ingresos de
exportación se incrementen, seguro que sí, mas lo importante es ¿cuánto de esos
ingresos de exportación se quedan en el país, como salarios, compras a la
industria y sobre todo ingresos fiscales?
Esta debiera ser una de las preguntas claves del modelo
de crecimiento minero que he denominado “empobrecedor, regresivo y colonial”
que debe ser superado por una “nueva minería al servicio del país”
UN ESTADO CHIHUÁN
Contra las versiones muy propias de la “Sociedad de
Minería, Petróleo y Energía” y sobre todo del Ministerio de Energía y Minas
(MINEM) y del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el estado no está
percibiendo los ingresos fiscales que debiera percibir por la explotación de
los recursos naturales no renovables, agotables en el tiempo como son los
recursos mineros.
Es más, contra toda lógica gracias a las “bondades de
la globalización”, el fisco tiene que devolverles impuestos, bajo el concepto
que no se exportan impuestos sobre todo del impuesto general a las ventas (IGV)
por la compra de bienes y servicios necesarios para la exportación (Devolución
Tributaria). A ello debiera agregarse que en la etapa exploratoria también se
debe devolver el IGV (18%) pagado por los bienes y servicios utilizados.
Lo cierto y evidente con la información oficial
disponible en el 2004, el estado directamente recaudaba por concepto del
obligatorio impuesto a la renta (S/ 1,742 mill) y los llamados derechos de
vigencia (S/ 90 mill) la suma de S/
1,831 millones de soles. Esta suma en relación a los ingresos de exportación
para dicho año, representaba una participación del 10.66 %.
Esto realmente significaba que en el 2004 durante el
inicio del boom minero, el fisco de cada S/ 100 soles de ingresos de
exportaciones captaba directamente S/ 10.66 básicamente por el impuesto a la renta que representaba
una tasa del 30 % aplicable sobre la utilidad imponible.
Se debe considerar que los ingresos por concepto de
derechos de vigencia se pagan para mantener los derechos de propiedad sobre las
concesiones mineras, en montos variables según sea de la gran minería y mediana
minería de US $ 3 dólares por hectárea, US $ 1 dólar por la pequeña minería y
de US $ 0.50 por hectárea en la minería artesanal.
DERRUMBE DE
LA PARTICIPACIÓN FISCAL
En el 2017 los ingresos de exportación superaron los S/
88,538 millones de soles, y el fisco directamente captó S/ 4,560 millones de
soles, donde el impuesto a la renta recaudado regularizado llegó a ser de S/
2,569 millones de soles, tal como se puede observar en el cuadro respectivo.
Otros impuestos indirectos como los impuestos a la importación no lo estamos
considerando.
En verdad, en el 2004 el impuesto a la renta
representaba el 10% de los ingresos de exportación, sin embargo en el 2017 el
impuesto a la renta se derrumba para ser apenas el 2.90 % de los ingresos de
exportación.
Es más, en el 2017 sumando los diversos conceptos del
nuevo marco tributario que se estableció en el gobierno del comandante en
retiro Ollanta Humala (fines del 2011), absolutamente favorables a las empresas
mineras en el marco de una “negociación amigable” que prácticamente ha
significado menores ingresos fiscales.
Así, el cambio en la determinación de las regalías que
se fijaban en la gran minería hasta el 3% del valor concentrado (ingresos por
venta) se modificó para determinarse sobre tasas variables según la
rentabilidad operativa. Ello ha significado el derrumbe de los ingresos
fiscales, más una serie de beneficios tributarios que comentamos en su
oportunidad.
A MÁS
PRODUCCIÓN MENOS INGRESOS FISCALES
Como cruel paradoja con mejores precios y con aumentos
de hasta 136% del volumen producido como en el caso del cobre, el estado capta
menores recursos, muy lejos de los S/ 3,000 millones de soles anuales
proyectados por el MEF en el 2011 sea por las nuevas regalías mineras (ley Nº
29788), gravamen e impuesto extraordinario que para el 2017 no superan los S/
1,513 millones de soles, tal como se podrá observar en el cuadro.
En su conjunto sumado el impuesto a la renta del 2017,
las nuevas regalías mineras (Ley Nº 29788), el gravamen y el impuesto especial
a la minería, más las viejas regalías y los derechos de vigencia, el fisco
llegó a captar la suma de S/ 4,560
millones de soles, que representa apenas el 5.15 % de los ingresos de
exportación minera.
Es decir, entre el 2004 al 2017 la producción en
volúmenes ha crecido en lo fundamental del cobre (136%), hierro (107%), plata
(54%), zinc (21%), y oro (6%), como también han aumentado los precios de todos
los minerales con excepción del hierro, sin embargo, el fisco capta
relativamente menos.
Es decir, en nuestro país la producción minera y los
precios se han incrementado de manera significativa en el período 2004/2017,
sin embargo, el estado como estado
directamente capta mucho menos el 2017 en relación al 2004, gracias a los
beneficios tributarios y el entregismo de la política del nacionalismo de
Ollanta Humala.
Una forma ilustrativa de decirlo en el 2017 de cada S/
100 soles de ingresos por exportaciones el fisco ha captado directamente S/
5.15 soles, lo cual resulta un monto ínfimo, franciscano por no decir
miserable, por ello tenemos un estado misio, incapaz de resolver los problemas
más acuciantes de su población.
GENEROSA
DEVOLUCIÓN TRIBUTARIA
El modelo minero “regresivo, empobrecedor y colonial”
que se desenvuelve en el país se agrava con la devolución tributaria a las
empresas mineras que han desarrollado nuevos proyectos de inversión en el
sector (Las Bambas, Toromocho, Constancia), y las ampliaciones de Cerro Verde,
Antapaccay, Antamina, SPCC como al conjunto de las empresas del sector por el
impuesto a las ventas (IGV) pagado por los bienes y servicios necesarios para
la exportación.
Este es uno de los beneficios tributarios que tienen
todos las empresas de exportación, donde el sector minero tiene una
participación significativa dado que en promedio el 60 % de los ingresos de
exportación están explicados por la actividad minera.
Ello significa que cada año el MEF tiene que devolver
sobre todo el IGV (18% del valor) y/o el impuesto a la renta pagado demás a las
empresas exportadoras, pues es un principio contable de la globalización que no
se deben exportar impuestos al valor agregado, impuestos indirectos como el
IGV.
En verdad, este
principio contable debiera revisarse dado que el grueso de las exportaciones
provenientes de las empresas que operan en el país se realizan con empresas
matrices. Es decir, las hijas le venden a su madre (matriz), o es un negocio
entre hermanas (filiales) donde resulta común aplicar precios de
transferencias, donde los ingresos y egresos se transan entre empresas de un
mismo grupo económico a nivel mundial.
Ejemplo ilustrativo de estas prácticas es que Shougang
Hierro Perú que explota los recursos de hierro en Marcona/Ica donde el 97 % de
la producción de hierro se vende a su matriz Shougang Corporation. Las mismas
prácticas se reproducen en el caso de las auríferas Mra. Yanacocha o Mra.
Barrick que le transfieren el oro a sus matrices.
Por tanto, en el 2017 el ingreso fiscal sumó los S/
4,560 millones de soles sea por concepto de impuesto a la renta, regalías,
gravamen e impuesto extraordinario entre los más importantes. Sin embargo, el
propio estado tuvo que devolver tributariamente a las empresas más de S/ 6,144
millones de soles, como se podrá observar en el cuadro correspondiente.
EPÍLOGO
En tal sentido, cabe preguntarse si podemos tener un
estado eficiente que percibe en un año S/ 4,560 millones de soles por ingresos
fiscales y tiene que devolver a las diversas empresas del sector S/ 6,144
millones de soles. Ello explica en parte el déficir fiscal, y no deja de ser
una subvención a las empresas mineras, sobre todo a las que operan en una
lógica de grupo económico a nivel mundial.
Superar este modelo “regresivo, empobrecedor y
colonial” de hacer minería por una nueva minería al servicio del desarrollo
económico, con un mayor valor agregado, articulado a la industria, responsable
con el medio ambiente y sobre todo con una mayor contribución fiscal, resulta
un imperativo nacional si de verdad aspiramos a un Nuevo Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario