EL PERÚ TIENE
MÁS GAS NATURAL PERO HAY QUE IMPORTAR GAS BOLIVIANO: UN ABSURDO
ESCRIBE : JORGE MANCO ZACONETTI
En principio, “los estados no tienen amigos sino
intereses”, siempre y cuando decidan soberanamente sobre el destino de los
recursos naturales como los hidrocarburos. En Bolivia por los cambios
políticos, por Constitución vigente del 2006 y la nacionalización expresada en
la nueva ley de hidrocarburos, el estado
boliviano es el propietario sobre el petróleo, gas y líquidos de gas natural, a
diferencia del Perú, donde los “dueños de las moléculas” son las empresas
privadas, que acceden a la propiedad por medio de los contratos de licencia
pagando al fisco las regalías determinadas en los contratos.
Por ello no debiera extrañar la decisión e interés del
estado boliviano con Evo Morales de abastecer el sur peruano de gas natural
altiplánico, formalizar las ventas de gas licuado de petróleo (GLP) que se
vende en balones de 10 kilos en Puno con precios de contrabando de S/ 15 soles
el balón que ingresa mediante la modalidad del “comercio hormiga”, mientras los
consumidores formales del Perú tienen que abonar más de S/ 40 soles.
MERCADO DEL
GLP ATRACTIVO
Debemos dejar constancia que constituye un atractivo el
mercado interno de GLP peruano donde hemos señalado que nuestro país de ser
autosuficiente en este derivado de los líquidos de gas natural (LGN)
proveniente de los lotes del Gran Camisea, ha transitado a una mayor
importación de GLP, en un promedio de 20 mil barriles día en razón de la menor
producción de los líquidos de gas natural de los lotes 88, 56 y 57 conocidos
como el “Gran Camisea”
Con importaciones crecientes de GLP en un mercado que
demanda un promedio de 65 mil barriles diarios, los consumidores tienen que
asumir una serie de sobrecostos como hemos demostrado en artículos anteriores,
de allí que el precio de un balón de GLP se vende por encima de los S/ 37 soles
llegando a costar más de S/ 50 soles en el Cuzco, zona productora, donde el
costo del envasado, y los márgenes de comercialización superan el costo de
producirlo (S/ 22 soles). De allí, el interés boliviano de participar en tan
rentable mercado.
Por ello, debemos estar advertidos que el estado
boliviano tendría interés en vender GLP pero a precios de mercado. En Bolivia
el GLP que se transa internamente está subsidiado pues se vende en promedio a
un precio equivalente de S/ 10 soles el balón, en Puno un precio de contrabando
bordea los S/ 15 soles, ello tiene un costo económico pues el subsidio a los
combustibles supera los US $ 130 millones de dólares anuales, y el fisco
boliviano está obteniendo menores ingresos fiscales.
Evidentemente la petrolera fiscal boliviana no estaría
dispuesta a subsidiar las ventas de GLP en el mercado sudperuano, pero sí lo
vendería por debajo de los precios vigentes, que son precios de escándalo, de
abuso a los consumidores peruanos.
OTRAS
INVERSIONES
También en el marco de un planeamiento estratégico el
estado boliviano tendría interés en construir un poliducto que transporte
gasolinas y diesel donde dicho país es deficitario y sobre todo, levantar una
planta de licuefectación en la ciudad moqueguana de Ilo, que convierte el gas
natural en estado líquido para ser exportado a terceros países y también
abastecer el mercado peruano, lo cual constituiría una necesaria competencia al
Consorcio Perú LNG responsable del perverso proyecto de exportación de gas
natural del lote 56 hacia México y terceros países.
Es más, como sino fuera poco también tendría interés a
través de YPFB la empresa estatal de participar en la distribución de gas
natural en siete regiones de la región central Ayacucho, Huancavelica,
Andahuaylas, Abancay, Huancayo entre otras, en un proceso que se viene
postergando desde el 2006, por la falta de interés de las empresas privadas que
operan en nuestro país.
TITULAR DE
LAS MOLÉCULAS
En verdad, las conversaciones preliminares de los
gobernadores regionales de Puno y Moquegua con el presidente boliviano ha dado
lugar a conversaciones preliminares al más alto nivel entre los ministros de
energía y minas de Perú y Bolivia en la ciudad de Santa Cruz del oriente
boliviano.
Sin embargo, mientras las autoridades bolivianas tienen
la capacidad de decisión sobre el qué hacer y destino de los hidrocarburos,
dado que la empresa estatal YPFB (Yacimientos Petroleros Fiscales de Bolivia)
tiene la responsabilidad de comercializar el 100 % de los hidrocarburos
producido por las empresas trasnacionales como Shell, Repsol, Pluspetrol, BP
etc. al margen de la producción de YPFB, las privadas tienen que abonar un 50 %
de regalías cuando antes pagaban 18% al estado, al margen del impuesto a la
renta.
También YPFB se encarga de negociar los contratos de
participación con los privados y de pactar los precios del principal producto
de exportación boliviano: el gas natural que se vende al Brasil y Argentina a
precios atractivos indexados al precio del petróleo.
BONANZA
GASÍFERA
Esto significa que si los precios del petróleo se
incrementaban como sucedió en el 2011, 2012, 2013 cuando los precios estaban
por los US $ 100 dólares el barril de crudo, los precios del gas natural de
exportación también se elevaban, por ello entre el 2007 al 2014 con excepción
del 2009, el estado boliviano ha experimentado una bonanza exportadora. Sin
embargo, cuando los precios del crudo se derrumbaron a niveles de US $ 50
dólares el barril, también los precios del gas bajaron, y los ingresos fiscales
fueron mucho menores, como ha sudedido el 2015 a la fecha.
Sin embargo, entre el 2007 al 2014 los ingresos de
exportación en más del 50 % han estado explicados por las exportaciones de gas
natural. Esta bonanza fiscal le ha permitido al regimen de Evo Morales que se
va por la tercera reelección y al MAS, mayores ingresos fiscales para
financiar la lucha contra la pobreza.
En gran medida el éxito político y el mayor crecimiento
económico de Bolivia, estimado por PBI con tasas cercanas al 5 % anual en los
tres últimos años, liderando el crecimiento de los países de América Latina, está
explicado por la bonanza gasífera, que dicho sea de paso se está terminando.
Solamente entre el 2010 al 2014 por concepto de
regalías el fisco boliviano captó US $ 3,226 millones de dólares gracias a los
buenos precios del gas de exportación que en el período 2015 al 2018 (a marzo
del 2018) dicho sea de paso se han derrumbado a los US $ 1,356 millones
Para tener una idea del fin de la bonanza gasífera
boliviana. Si en el 2013 producía un promedio de 2,056 millones diarios de pies
cúbicos de gas natural, donde el grueso de la producción se exportaba al Brasil
y en menor cuantía a la Argentina, las regalías percibidas eran de US $ 840
millones de dólares, la situación para el 2017 ha cambiado radicalmente.
Así, en 2017 con una producción de 2,000 millones de
pies cúbicos diarios las regalías percibidas por el fisco boliviano se
derrumbaron para llegar a los US $ 340 millones de dólares. Es decir,
experimentaron una drástica disminución.
POR NUEVOS
MERCADOS
De allí el interés del estado boliviano de buscar nuevos
mercados ante la autosuficiencia
energética que tendría Brasil con los hidrocarburos del megayacimiento
submarino del Presal que convertiría al país de la samba en exportador neto de
gas y petróleo crudo.
Ello también significa que el gas boliviano en el
mediano plazo no resulta ya tan necesario para el mercado brasileño, pues ahora
existirían otros productores que ofertarían gas natural a precios más
competitivos.
En todo caso en el 2020 se cumpliría el período del
contrato de exportación del gas boliviano al Brasil, con un presidente de
derechas como Bolsonaro que no simpatiza con las políticas bolivarianas ni
socialistas pues se ha propuesto extirpar lo que él llama el “cáncer marxista”
Lo mismo sucedería con la Argentina con los yacimientos
“Vaca Vieja” y la explotación del shale gas, o gas de piedra que convertiría al
país gaucho en autosuficiente frente a las importaciones bolivianas y de
terceros países, pero cuyo contrato se vencería despúes del 2026.
En todo caso el interés boliviano de sacar el gas
natural de los campos del oriente por Ilo y el sur del Perú pretendería buscar
nuevos mercados internacionales ante la incertidumbre de las exportaciones
hacia el Brasil.
MASIFICACIÓN
A LA BOLIVIANA
La soberanía sobre los hidrocarburos mediante una
nacionalización le ha permitido al estado boliviano por medio de la empresa
estatal YPFB masificar el consumo del gas natural, un energético limpio, barato, favoreciendo a más del 25 %
de la población boliviana, es decir cuatro millones de consumidores que acceden
a la cultura del gas, no solamente en las principales ciudades sino también del
ámbito rural.
La masificación del gas natural en Bolivia ha estado
acompañada de un proceso de industrialiazación del recurso con políticas de
valor agregado, financiado con los mayores recursos obtenidos por la
exportación del gas natural.
Así, aprovechando el hidrocarburo identificado como
el metano contenido en el gas natural,
lo han industrializado en una petroquímica básica, obteniendo un
fertilizante de un mayor valor como la
urea, con los cuales no solamente satisfacen las necesidades de su mercado
doméstico sino también están exportando urea a la Argentina, Paraguay, los
estados vecinos del Brasil y un mercado potencial sería nuestro país que compra
más de 400 mil toneladas de urea anuales desde Ucrania.
En tal sentido, el interés boliviano de vender gas
natural, gas licuado de petróleo (GLP) y otras inversiones en transporte
(ductos) y plantas industriales, serían todas parte de una visión de largo
plazo del estado boliviano, de planificación estratégica ante un entorno
internacional desfavorable para sus intereses por estrictas razones económicas
y políticas.
LA PARADOJA
GASÍFERA
El presente cuadro “Comparación entre Perú y Bolivia de
la Producción Fiscalizada y las Reservas Probadas de Gas Natural” 2011/2017
resulta ilustrativo sobre dos políticas en relación a la explotación del gas
natural.
Mientras en Bolivia según la “Agencia Nacional de
Hidrocarburos” la produción diaria de gas natural promedia los 2,000 millones
de pies cúbicos con menores reservas probadas que en el 2017 suman los 10.7
trillones de pies cúbicos, el país altiplánico ha tenido en la explotación del
gas una palanca para su desarrollo, con mayores ingresos fiscales, masificación
interna e industrialización teniendo como protagonista central a la petrolera
estatal YPFB
En nuestro país, las empresas privadas resultan las
“dueñas de las moléculas” y deciden el destino del gas natural. Por ello
después de catorce años solamente tenemos 600 mil hogares conectados a la
cultura del gas natural. No hay una verdadera masificación pues las regiones
andinas no resultan un mercado rentable para las transnacionales.
Tampoco se verifica una industrialización del gas
natural a pesar del marco legal, pues no interesa a las empresas privadas. Al
contrario de una producción en el 2017 de 1,252 millones de pies cúbicos
diarios se exportan un promedio de 400 millones de pies cúbicos diarios del
lote 56 hacia México y a terceros países, y afuera se industrializa el gas
natural, al margen de las regalías de oprobio que percibe el estado peruano.
Por ello, la Nación peruana debe recuperar la
titularidad, la propiedad sobre los hidrocarburos como el gas natural
reproduciendo lo mejor del modelo boliviano, pues resultaría un absurdo
económico que nuestro país teniendo más
gas natural bajo el subsuelo, se tenga que valorizar y capitalizar el gas
boliviano.
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