martes, 28 de mayo de 2013

TÍTERES DEL PODER*


*Publicado en SEMANAeconómica.com el 24 de mayo de 2013

En la Revista Poder (edición n° 51, 18 de mayo), se publicó una extensa crónica de los movimientos tras bambalinas de la frustrada compra de los activos de Repsol en el Perú (refinería La Pampilla, cadena de grifos y planta de balones de GLP) donde se le echaba la culpa de toda la tragicomedia al ministro Jorge Merino, como quien asoma una razón para que lo expectoren. El editorial escrito por su director David Rivera (tiene un programa sobre temas económicos en IRTP Canal 7) va en la línea con la complaciente entrevista que hizo Nicolás Lúcar al Presidente Humala (domingo 28 de abril), haciendo que recordemos los mejores tiempos del fujimorismo.

El problema de la actividad empresarial del Estado en el Perú es que es fuente de corrupción y de interesadas ineficiencias. Nadie está en contra de que listen en bolsa y que tengan un gobierno corporativo ajeno a las vicisitudes del poder de turno. Lamentablemente la presentación del entonces presidente de Petroperú, Humberto Campodónico, ante la CONFIEP simplemente asustó a la audiencia por su desconocimiento del sector privado y los negocios.

En Chile y Colombia se tienen empresas públicas que primero han pasado por rediseño/reingeniería de procesos, y que se administran con herramientas de gestión del sector privado y compiten en el mercado sin subsidios de papá Estado. ¿Alguien se opondría a una asociación entre Petroperú y Exxon-Mobil, Shell o Texaco? Lo que sí, estas empresas exigirían que primero se haga la tarea pendiente.

Las negociaciones con Repsol siempre se manejaron a puertas cerradas desde Palacio de Gobierno. La pareja presidencial directamente se reunía con asesores, funcionarios, banqueros, etc.; decidían y le daban órdenes a Merino, manteniendo a cierta distancia a Castilla, al menos, hasta que todo esté orquestado. Pero entre Merino y Castilla siempre hubo una comunicación directa y una callada oposición al sueño palaciego. Es por ello que no pudieron colocar en la Presidencia ni en la Gerencia General de Petroperú a un peruano que es funcionario en una transnacional de energía francesa; no pudieron sacar un contrato para un banquero de inversión amigo, no pudieron sacar un jugoso contrato de servicio de manejo de medios, etc. Nadie quiso firmar. Nadie quiere ir preso. Castilla pudo seducir a la pareja presidencial de no cometer un despropósito. La renuncia ya la tenía firmada pero pronto se hará efectiva. Desgaste por ser el aguafiestas. ¿Y Merino? No le harán caso a David Rivera.

Quien ha actuado como un títere del poder es Héctor Reyes, flamante presidente de Petroperú (amigo del congresista oficialista Gastañaduí). Presentó la oferta indicativa de US$ 300 millones al banco de inversión de Repsol sin acuerdo del directorio ni estudio técnico (el número lo puso el banquero de inversión que no tiene contrato). El martes 30 de abril, Héctor Reyes, presidente de Petroperú, organizó una teleconferencia para todas las oficinas (Talara, Iquitos, Bagua, Conchán) para anunciar la compra patriótica de La Pampilla. Al día siguiente, fue a festejar el Día del Trabajo con el personal de Talara. El 02 de mayo retornó a Lima para firmar un acuerdo de directorio que anunciaba al país que no se compraba La Pampilla. ¿Dónde quedó la autonomía de Petroperú?


viernes, 24 de mayo de 2013

GRAN MECIDA Y GRAN OPORTUNIDAD*

* Publicado en Otra Mirada el 24 de mayo de 2013


Diera la impresión, luego del desistimiento de la compra de los activos de Repsol en el Perú, que todo ha sido una gran mecida. Como dijo César Hildebrant, por un momento pensamos que Humala no estaba muerto, que desde las alturas se estaba planteando algo interesante, para después de unos días volver a la realidad y darnos cuenta que todo seguía como siempre y las presiones de la derecha seguían gobernando en Palacio de Gobierno.

Solo que esta vez el tema no había sido menor. Se había tocado la médula del poder, lo que nosotros llamamos un “sector estratégico” de la economía, representado por el negocio de la energía y más particularmente de los hidrocarburos. Es más, con el planteamiento de que la empresa del Estado: Petroperú, ampliara su presencia en el sector, con miras a recuperar lo que perdió hace 20 años con la privatización, la integración vertical en las distintas fases del negocio, para convertirse en un empresa fuerte que garantizara el abastecimiento de combustibles a un precio justo para personas, hogares y otras empresas.

¿Por qué se produjo el desistimiento?
Porque el aliciente inicial, fuera político o de otra índole, fue sobrepasado por la oposición ideológica de la derecha que hizo del asunto cuestión de Estado. En el proceso se argumentó falsamente que no había base legal, cuando Petroperú tiene ley propia que lo autoriza. Luego se dijo que era un mal negocio, sin proceder a encargarle la revisión técnica y financiera a un equipo de expertos y a un banco de inversión para proceder con sustento sobre las posibilidades de la refinería y con la debida transparencia en la operación misma. Asimismo, las posiciones encontradas en el Poder Ejecutivo y la carencia de una política de Estado que debe dirigir el Presidente Humala. A la postre, el control del negocio continúa en manos privadas y el usufructo de la renta petrolera también.

No se concretó la compra, es cierto, ratificando una vez más el rumbo que ha tomado el gobierno, pero se ha puesto sobre la mesa la discusión sobre el futuro de Petroperú y, más todavía, sobre la oferta y demanda de recursos del sector, que es la matriz energética. Cabe por ello defender la modernización de Petroperú como una empresa bien manejada que tenga como objetivo el autoabastecimiento nacional de combustibles. Esto, sin embargo, no lo podrá lograr por sí sola, sino señalando el papel que le toca dentro de una nueva matriz energética peruana.

La nueva matriz energética no solo incluye al petróleo, sino también al gas y a otras fuentes de energía como las hidráulicas, las eólicas y las solares. Hay necesidad por ello de un Plan Energético Nacional de Largo Plazo en el que se señale el rol de cada una de estas fuentes en nuestro desarrollo futuro. Para ello hay que modernizar Petroperú, desulfurizando la refinería de Talara y recuperando los lotes abandonados por la iniciativa privada, pero también hay que recuperar el gas para el desarrollo nacional, impidiendo que continúe desperdiciándose en la exportación. Para esto hay que insistir en la construcción del gaseoducto sur peruano y el desarrollo de un polo petroquímico en la costa sur, que le de valor agregado a la extracción de gas y petróleo.

De esta forma, estaremos trabajando de manera eficiente y sostenible para el desarrollo del Perú, con una estrategia energética que ayude a la construcción de nuestras cadenas valor y de nuestros mercados internos.

jueves, 23 de mayo de 2013

PETRO - PERÚ SOLO DEBERÍA ENTRAR A LOTES NUEVOS*


*Publicado en la sección Economía del  diario El Comercio

El reconocido especialista en economía petrolera Carlos Gonzales da una clarinada de alerta sobre la caída de la producción petrolera. Pero más aún en envolver a PetroPerú  en un negocio que le sería poco rentable: hacerse de los lotes petroleros de la costa norte, cuyas reservas son marginales. Declaraciones que las hace a propósito de un seminario que dictará mañana en el hotel Sonesta denominado: La Metodología del Factor R en los Contratos Petroleros.

Un grave problema del sector petrolero es la constante caída de la producción. ¿Qué está pasando? 
Actualmente, se producen cerca de 60 mil barriles diarios, mientras que en el 2012 el promedio de producción era de 62 mil.
Los pozos petroleros, en especial los de Talara, están declinando su producción y se está haciendo muy poco por tratar de revertir esta situación.

¿Cómo cree que cerraríamos el año? 
Considerando la tendencia, calculo que a finales de año podríamos estar en 58 mil barriles diarios. La caída podría ser peor si no hicieran esfuerzos como la producción de lotes nuevos como el de Olimpic, en el lote 13, y de BPZ en el Z1.


¿Qué pasa con los pozos de Talara? 
Son marginales. Talara hace muchos años llegó a su cúspide y desde ahí ha comenzado a declinar. La única forma en que se podría mantener la producción es perforando pozos, reacondicionándolos, y para eso hay que invertir.
La situación ahí es más compleja porque la mayoría de lotes está en manos de empresas cuya concesión va a terminar (Interoil, Petrolera Monterrico, Sapet, Unipetro, etc.) o que ya no perforan, por lo mismo que dejarán los lotes. A esto se suma el hecho de que la modernización de la refinería de Talara va a demorar. Esto empeora las cosas porque esta planta solo procesa petróleo de los pozos de Talara, que es más liviano, mientras que el de la selva es pesado y se exporta. La refinería de Talara es una vieja pituca que solo come caviar, nada más que petróleo ligero.

Estos son los lotes que se transferirán a Petro-Perú cuando las empresas actualmente posesionarias terminen sus contratos.
No solo eso, también se ha hablado de licitarlos para buscar un socio para Petro-Perú. Pero si se hace eso, se deberé esperar tres años para la licitación y otros dos o tres para los estudios de impacto ambiental y que éstos sean aprobados. En este tiempo, es probable que la producción caiga 20% más de lo que está ahora. Lo sensato sería ampliar por diez años esos contratos y exigirles a las empresas que mañana mismo empiecen a perforar bajo un plan de inversiones y así seguir manteniendo la producción.

¿Dejando a Petro-Perú de lado? 
A mí personalmente me entusiasma la idea de que Petro-Perú vuelva a ser un productor de petróleo, pero en lotes nuevos y que tengan un mayor potencial, no en estos lotes que son marginales. Un buen ejemplo es el lote 64, dejado por Talisman. Me parece estupendo que Petro-Perú esté ahí con un socio privado. En el lote 64 el riesgo exploratorio ya se corrió.

¿Por qué si para Talisman no fue un buen negocio Tendría que serlo para Petro-Perú?
Por una sencilla razón: Petro-Perú es dueño de la refinería de Iquitos, de la de Talara y del oleoducto del norte. Mientras que para Talisman sacar el petróleo le significaba pagar la tarifa del oleoducto  a un tercero (Petro-Perú), para Petro-Perú le significará solo un costo más de operación.

viernes, 17 de mayo de 2013

LA RENTABILIDAD DE LA PAMPILLA*

Publicado en el diario La Primera el viernes 17 de mayo

Es lamentable que el gobierno, haciendo caso al sector empresarial, dejara de comprar los activos de Repsol que aseguraba cuantiosas ganancias y el fortalecimiento de la empresa estatal, consideró Jorge Manco Zaconetti. 

DEMANDA

En el 2012, se demandaron 15,320 barriles diarios de gasolina de 90 octanos.

El investigador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Jorge Manco Zaconetti, lamentó que el Estado desistiera de comprar los activos en venta de Repsol –La Refinería La Pampilla, las 300 estaciones de servicio y la planta envasadora- que asegura le hubiera dejado buenos márgenes de rentabilidad. 

“La frustrada participación del Estado a través de PetroPerú en las acciones de Repsol en la refinería La Pampilla, ha demostrado el poder mediático y económico de la derecha y sector empresarial que acusó al gobierno de volver a sus raíces primigenias de la ‘gran transformación’”.

Descartó el argumento empresarial que advertía de un monopolio estatal si PetroPerú adquiría la refinería La Pampilla.

“Este no sería el caso de la refinería La Pampilla ni Talara que sumadas controlan el 85 por ciento de la producción de combustibles, sobre todo de gasolinas, turbo, diesel 2 y residuales, pues ninguna de las refinerías determina los precios, en razón que el precio internacional del insumo fundamental, el petróleo crudo, tiene referentes internacionales, sea el marcador WTI o el Brent”, apuntó. 

Precisó que de cada tres barriles que procesan las refinerías (Talara y La Pampilla) en el país, dos son importados, con el agravante de importar adicionalmente un promedio de 26 mil barriles diarios de diesel 2 con 50 partes por millón de azufre. 

“No se podría presentar una posición monopólica con el control estatal de las dos refinerías, pero sí una posición dominante, como lo tiene en el país la Telefónica de España en las telecomunicaciones, o Transportadora de Gas del Perú (TGP) con el gasoducto proveniente de Camisea. De allí la importancia de la regulación de parte del Estado en los mercados imperfectos, o que tienen una posición de dominio”, afirmó. 

RENTABILIDAD ASEGURADA

Según el especialista, comprar las acciones de Repsol en La Pampilla, es decir el 51.03% del total, es rentable. Explica que en las refinerías (Talara o La Pampilla) el precio de la gasolina de 90 octanos es de US$ 119.23 el barril y restándole el costo del insumo importado (US$ 94.34 barril de petróleo comprado en el exterior) y los costos de refino, gastos de ventas y administrativos; entonces por cada barril refinado las refinerías ganan entre US$ 3 y 5 por barril. 

Empero resalta que las ganancias pueden ser mayores si se apostara por la integración vertical, es decir juntar producción y refinación de petróleo y distribución. “El precio internacional del barril de petróleo es de US$ 94.34, mientras que producir tiene un costo de US$ 30 por barril. Solo acá se tiene un ahorro de 60 dólares”, aseguró. 

Pero en el margen de comercialización y distribución, las empresas que intervienen obtienen ganancias aproximadas de US$ 38.08 por barril. 

Lo anterior considerando que al usuario final se le vende la gasolina de 90 octanos en US$ 213.91 dólares el barril, mientras que las empresas distribuidoras mayoristas pagan por el combustible US$ 175.83 por barril (US$ 119.23 precio ex planta del barril + US$ 56.6 dólares por concepto de impuestos). 

“El gobierno debe entender a pesar de los intereses y codicia de los privados que la seguridad energética, el abastecimiento oportuno de combustibles a nivel nacional en especial de la Amazonía, con precios competitivos, con combustibles limpios, es una responsabilidad del Estado, de allí el imperativo de modernizar y fortalecer la petrolera estatal”, resaltó Manco Zaconetti.

http://www.laprimeraperu.pe/online/economia/la-rentabilidad-de-la-pampilla_139049.html

miércoles, 15 de mayo de 2013

LA RENTABILIDAD CON LA INTEGRACIÓN VERTICAL

FORTALECIENDO A PETROPERÚ

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)


La frustrada participación del Estado a través de PetroPerú en las acciones de Repsol en la refinería La Pampilla, las estaciones de servicios de combustibles (grifos) y en la empresa responsable del envasado, distribución y comercialización de gas licuado de petróleo, Solgás, ha demostrado el poder mediático y económico de la derecha que acusó al gobierno de volver a sus raíces primigenias de la “gran transformación”. 

Con gran imaginación advirtió del inicio de un supuesto control del Estado en la economía, empezando por el mercado de combustibles y que se extendería a otros sectores poniendo en peligro el modelo económico. El fantasma del “chavismo” amenazaba los soportes del exitoso modelo económico peruano donde la iniciativa privada tiene un rol fundamental.

Se sostuvieron una serie de argumentos cada uno más descabellado, una serie de falacias ideológicas para descalificar la conveniencia de la posible compra de las acciones de Repsol en la principal refinería del país, con una capacidad teórica de refino de 105 mil barriles diarios calendarios. Esta se ubica en la capital del Perú que es el principal mercado de combustibles del país, con una red propia estaciones y con grifos bandera asociados con más de 300 estaciones, y que representa una participación cercana al 43 por ciento en el mercado de combustibles.

Reconocidos economistas que no han investigado el sector de hidrocarburos señalaban el carácter retrógrado, antieconómico e ilegal de la participación del Estado en la refinería La Pampilla, pues supuestamente se daría paso a una posición de monopolio, cuando todo estudiante de economía sabe que no basta ser único productor  de un bien para ser calificado como monopolio sino también debiera poder determinar y fijar el precio de los combustibles.

Evidentemente este no sería el caso de la refinería La Pampilla ni Talara que sumadas controlan el 85 por ciento de la producción de combustibles, sobre todo de gasolinas, turbo, diesel 2 y residuales, pues ninguna de las refinerías determina los precios, en razón que el precio internacional del  insumo fundamental, el petróleo crudo tiene referentes internacionales, sea el marcador WTI o el Brent.

En el caso del gas licuado de petróleo (GLP), el principal productor es la empresa Pluspetrol con la Planta de Pisco que en la práctica opera como una refinería que procesa los líquidos de gas natural proveniente de los lotes 88 y 56 en Camisea, mediante el fraccionamiento de los líquidos en volúmenes cercanos a los 76 mil barriles diarios, de los cuales el 50 por ciento se transforma en GLP, el 40 por ciento se exporta como nafta y el 10 por ciento restante se convierte en un diesel limpio sin contenido de azufre.

Así, de una demanda interna de GLP sobre los 40 mil barriles diarios, la producción doméstica de este derivado supera los 46 mil barriles diarios con pequeños márgenes de exportación, pues a la producción de Pluspetrol se debería sumar la producción de pequeñas plantas de fraccionamiento como la de Procesadora Gas Pariñas de  Savia (Talara), la de Graña y Montero (Talara) y Aguaytía (Ucayali) más la producción de GLP obtenido de las refinerías de Talara y La Pampilla.

En resumen, si de  cada tres barriles que  procesan las refinerías en el país dos son importados, con el agravante de importar adicionalmente un promedio de 26 mil barriles diarios de diesel 2 con 50 partes por millón de azufre, es decir un combustible limpio para abastecer el mercado de Lima, Callao y algunos departamentos del sur, mal se podría afirmar que la posible gestión estatal de las refinerías más importantes del país constituya una posición de monopolio.

En realidad,  no se podría presentar una posición monopólica con el control estatal de las dos refinerías pero sí una posición dominante, como lo tiene en el país la Telefónica de España en las telecomunicaciones, o TGP con el gaseoducto proveniente de Camisea. De allí la importancia de la regulación de parte del Estado en los mercados imperfectos, o que tienen una posición de dominio.

LA PAMPILLA NO ES UNA CHATARRA

También se afirmó que la refinería La Pampilla era una chatarra, penosa e inexacta afirmación que afecta la rentabilidad de los millones de accionistas de los fondos privados de pensiones que controlan un promedio del 23 por ciento de las acciones del capital suscrito que tienen invertidas en la refinería. Por ello, los altos representantes de las AFPs tuvieron que salir a desmentir que dicha refinería fuera antieconómica y fuese una chatarra.

El problema central en la refinería La Pampilla es que una transnacional como Repsol no está dispuesta a la inversión de una planta de desulfurización por  un valor superior a los 900 millones de dólares con una lenta recuperación en el tiempo, y actualmente se tiene que importar el diesel 2 con 50 partes por millón de azufre para abastecer el mercado de Lima y algunos departamentos del sur, y ello no es un buen negocio para Repsol.

Algunos extremistas del libre mercado incluso han sostenido la peregrina tesis que si Repsol no puede realizar la inversión en la unidad de desulfurización, la refinería debería cerrar y el país debiera importar los combustibles que se requieren, para fomentar la competencia en el mercado de combustibles, ante los altos precios de los mismos en el mercado interno. 

Es decir, se debiera cerrar la refinería y utilizar su infraestructura, tanques de almacenamiento para realizar las importaciones de combustibles. Esta posición desconoce la realidad del mercado de combustibles, y la responsabilidad del Estado frente a la seguridad energética y la promoción de políticas de valor agregado.

En esta perspectiva el Perú no puede darse el lujo de cerrar la refinería La Pampilla, y satisfacer el mercado mediante importaciones de diesel limpio de USA, de Chile  o de cualquier otro país. Se debiera tener presente que desde el 2005 al 2012 tanto PetroPerú y en menor medida Repsol han realizado importaciones del diesel limpio con 50 partes por millón con un valor superior a los 7,060 millones de dólares. En tal sentido, cabe preguntarse con tales valores de importaciones que al final de cuentas lo asumen los usuarios, ¿cuántas refinerías modernas se hubiesen financiado?

Los combustibles no son cualquier mercancía, existe un elemento de seguridad energética y de otro lado la necesidad de apostar por políticas de valor agregado. La interdependencia de los combustibles con las diversas ramas de la economía, desde el transporte terrestre, aéreo, fluvial, sus diversos usos  en la industria, pesca, minería, en la vida cotidiana le otorgan un carácter estratégico para la reproducción del sistema económico y esta es una responsabilidad del Estado y no de las empresas privadas. 

¿DÓNDE ESTÁ LA RENTABILIDAD?

Para entender las desatadas pasiones en la visceral oposición de los gremios empresariales a la posible compra de las acciones de Repsol 51.03% de la refinería La Pampilla por parte del Estado, que incluía los grifos y la planta de GLP Solgás, sirva  de ejemplo la cadena de valor en la formación de los precios por barril de la gasolina de 90 que en promedio en el 2012 ha tenido una demanda de 15,320 barriles diarios, constituyéndose en la más importante a nivel de gasolinas en el mercado interno.

Se ha tomado los precios promedio del crudo a nivel internacional (WTI) del período enero/marzo del 2013, y los precios vigentes en Lima al mes de abril del año en curso. Se ha realizado la conversión en barriles multiplicando los precios en galones por 42 para expresarlos en barriles, haciendo la conversión al tipo de cambio promedio en la fecha, y se pueda percibir dónde está la rentabilidad y los márgenes que explica la extrema codicia de los privados.

1.- El precio referencial en el período enero/marzo del WTI es de 94.34 dólares el barril, incluso el petróleo proveniente de los lotes X en Talara y Z-2B en el Zócalo Continental tienen un precio superior en razón de la calidad del crudo. Se debe considerar que los precios del crudo producido localmente tienen referentes internacionales y PetroPerú tiene que abonar precios internacionales por un crudo que antes producía.

2.- De forma conservadora se asume un costo de producción de 30 dólares el barril, costos que incluyen los costos directos, regalías, amortizaciones, depreciaciones etc. Incluso puede ser menor en algunas empresas llegando a los 21 dólares el barril.

3.- Con precios internacionales de 94.34 dólares el barril y costos de 30 dólares el excedente o renta petrolera, es la diferencia que bordea los 64 dólares el barril (94 menos 30), a los cuales habría que restar los costos financieros, el impuesto a la renta y otros costos que se cargan. Podemos estimar que la renta neta no es menor a los 40 dólares el barril, de allí el interés de las empresas de retener los lotes petroleros de Talara. 
Sea con una producción de 500 barriles diarios o 3,000 barriles diarios el negocio es rentable a pesar que las regalías puedan ser del 50%. Esto demuestra que la rentabilidad de la actividad petrolera está en la producción de crudo y gas, así la misma sea marginal o en las condiciones de la Selva Norte.

4.- El precio de refinería de gasolina de 90 es de 119.23 dólares el barril a los cuales hay que restar los 94.34 dólares del barril de crudo que constituye el principal insumo. Por tanto 119.23 menos 94.34 dólares resulta un diferencial de 24.89 dólares. A este margen la refinería tiene que deducir los costos de refino, los gastos de ventas y administrativos más gastos financieros. 
Dependiendo de la eficiencia refinera y de la calidad del crudo, lo cierto es que el negocio de la refinación es un negocio de márgenes, de 3 a 5 dólares por barril a lo mucho. 
De allí que la racionalidad económica recomienda la integración entre la producción y la refinación, asegurado los márgenes de la renta petrolera con los pequeños márgenes del refino.

5.-El Estado por cada barril de gasolina de 90 octanos capta 56.6 dólares lo que constituye el 32 por ciento del precio ex planta que suma los 175.83 dólares el barril para los distribuidores mayoristas.
Sea por concepto de rodaje (8%) del precio neto de refinería, el impuesto selectivo a los combustibles de 1.57 soles por galón y el 18 por ciento por concepto del IGV, todo ello multiplicado por 42 galones y convertido al tipo de cambio, determina una participación estatal de 56.6 dólares por barril.
Por tanto si PetroPerú vende a los distribuidores mayoristas a 119.23 dólares el barril de combustibles el Estado le agrega 56.6 dólares por concepto de impuestos, es decir esta participación fiscal constituye el 47 por ciento del precio neto de refinería. Ello totaliza un precio ex planta de 175.83 dólares el barril.

6.- Los distribuidores mayoristas con sus diversas cadenas de combustibles sea Primax, Pecsa, Petroamérica etc. adquieren el barril de la gasolina de 90 octanos a 175.83 dólares y en las estaciones de servicios (grifos) el barril de este combustible se expende a un precio de 213.91 dólares el barril.
En tal sentido, se podría decir que el margen bruto de la distribución mayorista y minorista está en la diferencia del precio al público 213.91 dólares como promedio, según el listado publicado por el regulador Osinergmin, menos el precio ex planta al cual adquieren la gasolina de 90 octanos (175.83 dólares el barril), lo que hace un margen de 38.08 dólares por barril comercializado.

7.- Al margen bruto de los grifos promedio de 38.08 dólares por barril de gasolina de 90 octanos, se tienen que descontar los costos y gastos de venta más los gastos administrativos. Por todo ello no deja de ser rentable la comercialización minorista a pesar de la proliferación de las estaciones de servicios sobre todo en Lima Metropolitana, donde se ofrecen todos los derivados, y tales márgenes se incrementan enormemente si trata de la comercialización del gas natural vehicular y del GLP automotriz.

En resumen, se ha presentado la cadena de valor solamente para un derivado como la gasolina de 90 octanos, donde se demuestra la elevada rentabilidad que tendría PetroPerú con  la integración vertical, es decir con su participación en la producción de crudo y gas de los contratos de hidrocarburos próximos a su vencimiento, articulada a la refinación y a la distribución mayorista y minorista por medio de los grifos.

El gobierno debe entender a pesar de los intereses y codicia de los privados que la seguridad energética, el abastecimiento oportuno de combustibles a  nivel nacional en especial de la Amazonía, con precios competitivos, con combustibles limpios es una responsabilidad del Estado, de allí el imperativo de modernizar y fortalecer la petrolera estatal.





lunes, 13 de mayo de 2013

NO SE CONFUNDAN USTEDES*


* Publicado en OtraMirada el 13 de mayo de 2013

La posible compra, ahora descartada, de los activos de Repsol por parte de Petroperú levantó un debate encendido. Por un lado estuvieron aquellos que defendían la compra, pensando en el fortalecimiento de la empresa Petroperú y también enfatizando la necesidad de evaluar las condiciones en que esta debía llevarse a cabo. Por otro, quienes desde que asomó la idea de un posible fortalecimiento de la empresa pública levantaron la voz arremetiendo contra lo que, según ellos, constituía una propuesta aberrante, retrógrada, ridícula.

Antes que nada cabe una distinción. Estar a favor del fortalecimiento de Petroperú y de la presencia del Estado en el manejo energético y de hidrocarburos en el país no implica cerrar los ojos frente a los problemas de la operación. En ese sentido, la posibilidad de comprar activos de Repsol constituyó una iniciativa positiva respecto de la presencia del Estado en el sector, pero ello no impedía evaluar la pertinencia de participar en Repsol, siendo esta una empresa con deudas pendientes y cuya compra debía realizarse con total transparencia. Estos son dos aspectos que, convenientemente, unió aquel sector de la derecha que nos tiene acostumbrados a su limitación para distinguir los grises y que revive el cuco comunista siempre que la palabra “Estado” es tímidamente mencionada.

En los últimos días hemos podido distinguir dos reacciones. La primera podemos definirla como la estrategia del doble filo. Por ejemplo, al respecto de la compra de activos de Repsol hubo un sector que puso el grito en el cielo despotricando contra esta empresa estatal, señalando que era un desastre, imposible de manejar y que lamentaban no haberla privatizado durante la década de 1990. Ese es el caso de la columna de opinión de Pablo Secada publicada el lunes 29 de mayo en la revista VelaVerde con el sugerente título de “PeorPerú”. En esta, como resulta evidente, afirma que la empresa es obsoleta. Sin embargo, el discurso en el que basa esta opinión Secada, y quienes han indicado lo mismo, es el mismo que durante décadas ha buscado trabar el fortalecimiento de la empresa pública. Por un lado, han sido quienes han puesto obstáculos para que esta mejore y se fortalezca y ahora denuncian su debilidad. Doble filo voluntario, casi irracional, pero muy convenido.

La segunda estrategia es antes bien la de la “nueva hoja de ruta”. Así como lo leen. No han faltado liberales que, desde sus plataformas, han olvidado que quien ganó las elecciones llegó con un plan de gobierno bajo el brazo que en ningún momento señala, implícitamente siquiera, que el Estado no participará en las empresas públicas, que sólo fomentará la inversión privada ni que lo sectores estratégicos se encontrarán en manos de terceros por los siglos de los siglos. Nada más falso. Sin embargo, leyendo entre algo más que las líneas, han decidido marcar la nueva agenda al candidato que, recordemos, no fue aquel por quien votaron ellos.

De esta manera, han indicado que el presidente Humala “no debe confundirse” y antes bien debe priorizar lo que estos columnistas consideran indispensable para el desarrollo nacional. Envueltos por un hálito de “consejería gubernamental espontánea” hacen llamados para tratar los temas “realmente importantes” y si bien indican algunos puntos como la reforma educativa, la seguridad ciudadana, la erradicación de la corrupción, entre otros temas, resulta hasta cómica esta intención por marcar la agenda del presidente y, aún peor, creer que estos puntos importantes se excluyen del fortalecimiento de la empresa pública. Una falacia más.

Se entiende que con un presidente como Ollanta Humala, que en muchas ocasiones ha dado evidencias de un manejo contradictorio contra sí mismo y su plan inicial, la derecha se confunda. Sin embargo, habría que recordarles a los amigos liberales que existe una hoja de ruta, que no hace falta alarmarse ya que un Estado medianamente presente no significa el fin del mundo y que, sería bueno, que las grandes reformas propuestas en el plan de gobierno inicial se iniciaran.


lunes, 6 de mayo de 2013

DESCANSA EN PAZ JAVIER, LA LUCHA CONTINÚA

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)

La última vez que traté y compartí la mesa de expositores con Javier Diez Canseco Cisneros (marzo 1948/ mayo 2013) fue en un evento organizado por la Coalición de Sindicatos de PetroPerú en la ciudad de Talara (Piura) en setiembre del año pasado, con una presencia masiva de asistentes del pueblo organizado, gremios sindicales y empresariales. 

El tema central del evento fue la defensa de la petrolera estatal apostando por su fortalecimiento, la integración vertical de sus operaciones como objetivo fundamental, para superar las consecuencias negativas de la absurda privatización fragmentada de sus activos, filiales, lotes, refinería La Pampilla etc. iniciada en los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado.

En razón de ello, PetroPerú S.A. es tal vez la única empresa en el mundo que actualmente no extrae un barril de petróleo, no procesa una molécula de gas natural ni envasa un balón de gas licuado de petróleo, y tiene que comprar el petróleo que se produce internamente a precios internacionales, con el agravante que los lotes productores le correspondían en el pasado. Es decir, se privatizaron lotes con reservas probadas y probables subestimadas, donde el riesgo exploratorio era relativamente menor.

La defensa de los intereses nacionales, de los derechos humanos y de los más pobres ha sido una constante en el quehacer político del recientemente fallecido parlamentario, al cual conocí personalmente en las reuniones del llamado “Foro Democrático” y el “Comité Cívico por la Democracia” donde otro gran peruano, Gustavo Mohme Llona promovía con  demócratas de izquierda y derecha la resistencia contra la dictadura fujimontesinista instaurada después del 5 de abril del 1992, la misma que se había propuesto privatizar una empresa pública por semana.

Como asesor externo de la Comisión de Energía, Minas y Pesquería en los años 1996/1997 nos  volvimos a encontrar, pero fue el trabajo en la “Comisión Investigadora sobre los Delitos Económicos y Financieros en la Privatización de las Empresas Públicas” instalada en agosto del 2001, donde Javier Diez Canseco era el Presidente de dicha comisión conjuntamente con otros distinguidos parlamentarios de las distintas bancadas, donde está su aporte principal para la historia del país; allí él demostró una gran capacidad de trabajo dirigiendo conjuntamente con una solvente equipo de profesionales la investigación para desentrañar los hilos invisibles de la privatización.

También allí fui convocado por él como asesor externo preparando algunos informes que sirvieron de insumos en un proceso de investigación sobre la privatización de empresas públicas que demostró ser una transferencia de riqueza desde el Estado para favorecer la valorización de intereses privados fundamentalmente grupos de poder económicos nativos y transnacionales, con altas dosis de corrupción, y castigando el valor de las empresas públicas.

¿CÓMO SE JUSTIFICÓ LA PRIVATIZACIÓN?

En particular debemos señalar que una  de las principales razones que se usaron para justificar la privatización en general y en particular en el sector de hidrocarburos, está en relación a los efectos de la política económica aplicada en el primer gobierno del Dr. Alan García Pérez mediante el llamado modelo heterodoxo que descapitalizó las empresas públicas fijando los precios de las tarifas públicas, tasas de interés, combustibles con un subsidio indiscriminado.

Esta transferencia de riqueza en forma de subsidio fue valorizado en su momento por la revista de análisis e investigación “Actualidad Económica” en no menos de 20 mil millones de dólares hacia 1989, cifra que fue repetida por el Presidente del Consejo de Ministros Hurtado Miller en el primer gobierno del presidente Alberto Fujimori en su mensaje a la Nación para justificar el fujishock de precios en agosto de 1990, terminando con la célebre frase que “el Señor nos acoja confesados” ante la incertidumbre de los resultados producto de la gravedad de la crisis económica.

La descapitalización y pérdida patrimonial de las empresas públicas fue la excusa perfecta para la aplicación de un radical proceso privatizador especialmente en el sector de energía y minas, con un gobierno que prometía “Honradez, Tecnología y Trabajo”, para terminar constituyéndose en uno de los regímenes más corruptos de la historia del Perú y del mundo. 

Sin inversiones de reposición, con crecientes pasivos y endeudamiento, las empresas públicas acumulaban crecientes pérdidas que con la nueva política económica y el sinceramiento de las tarifas de los servicios públicos, hacia 1992 pasaban  las cifras en rojo a resultados positivos en especial PetroPerú, ElectroPerú, Telefonía etc. 

En tal contexto hacia 1994 la petrolera estatal resultaba generando utilidades del orden de más de 256 millones de dólares y por tanto era un problema encontrar una justificación razonable para su venta. De allí que se le cargaban “partidas inusuales” como los pagos a la asegurada AIG por la expropiación de la Belco que operaba el lote Z-2B, donde se le deducían mensualmente el 7.5% de sus ventas para el repago de una plataformas que fueron sobrevaloradas.

Por ello, las recomendaciones supuestamente técnicas del Banco Mundial y una serie de consultoras privadas en el país, recomendaron la privatización fraccionada de PetroPerú, para transferirla al sector privado en el tiempo más corto, quebrando la integridad de sus operaciones, cuyas consecuencias económicas se perciben a la fecha.

Así, del populismo económico irresponsable donde un litro de Coca Cola era más caro que un litro de combustibles se pasó al extremismo liberal donde se remataba el patrimonio del Estado a precios castigados. Ello significó también otro mecanismo de una transferencia de riqueza hacia los grupos de poder económico, valorizando a precios subvaluados las empresas públicas de los sectores mineros, eléctricos, financieros, pesqueros, cementeros y de hidrocarburos entre otros.

En tal sentido, la obra cumbre de Javier Diez Canseco a ese nivel al margen de los importantes aportes parlamentarios en la infatigable defensa de los derechos humanos, en especial a las personas con discapacidad, a mi modesto entender sea el Libro Blanco de la Privatización, que se debiera editar como el mayor homenaje del Congreso de la República a su trayectoria democrática y parlamentaria. 

CON PETROPERÚ HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO

En particular debiera destacar la identificación plena de Javier con la defensa infatigable de PetroPerú como empresa estatal integrada verticalmente con operaciones en la explotación, refinación, transporte, distribución mayorista y minorista. Por ello,  él apoyó sostenidamente las diversas iniciativas para excluir del proceso privatizador a la petrolera estatal, cuestión que se alcanzó en el 2004, y en el 2006 tuvo un papel destacado en la ley de Fortalecimiento y Modernización de PetroPerú (Ley 28840) iniciativa legislativa aprobada por el Congreso de la República por insistencia con los votos de Perú Posible, FIM, Apra y la izquierda. 

Es más, contra la leyenda negra a su posición política fiscalizadora y la imagen de ser un enemigo de las inversiones privadas debo destacar el importante papel que tuvo Javier Diez Canseco en la aprobación de la “Ley para la Inversión en la Explotación de Recursos y Reservas Marginales de Hidrocarburos a Nivel Nacional (ley 28109) iniciativa por la cual se incrementó la producción en más de 10 mil barriles diarios en los viejos lotes petroleros de Talara, mediante un agresivo programa de inversiones, en los lotes II, III y IV, más el Lote X.

Fui testigo de excepción de cómo añadió ciertas condiciones al proyecto original, como la insistencia en las compras locales, cumplimiento estricto de las inversiones comprometidas, la necesidad de la inversión social como responsabilidad de las empresas petroleras entre otras. Su apoyo en la aprobación del proyecto de ley en el pleno era importante a pesar de la absoluta minoría parlamentaria del grupo de izquierda. 

En tal sentido, las bondades del proyecto convencieron a los congresistas y se conjugaron los esfuerzos de todas las bancadas, por ello, la ley de las Reservas Marginales alcanzó en el pleno la unanimidad  y el consenso de todos los grupos políticos.

También fue un severo crítico del entreguismo de nuestros gobernantes cuando a fines de 1993 mediante un contrato de servicios, sin inversiones frescas se transfirió a la empresa norteamericana Petro Tech Peruana, la producción de crudo y gas con las reservas probadas del lote Z-2B en el Zócalo Continental frente a Talara, con una producción superior a los 20 mil barriles diarios gracias a la capacidad y esfuerzo de sus trabajadores.

Así, desde 1994  esa empresa norteamericana ha operado dicho lote hasta el 2008, sin inversiones significativas se han extraído millones de barriles de crudo abonando regalías equivalentes del orden del 16% y pagando por el alquiler de las plataformas marinas el valor de 10 millones de dólares anuales. Si bien ello podía ser justificado cuando el barril tuviese un precio menor a los 20 dólares, ahora que está cercano a los 100 dólares se sigue abonando la misma tarifa, lo cual  constituye un lesivo contrato.

En su limpia trayectoria política su identificación temprana con los intereses de los trabajadores mineros, petroleros, de construcción civil, campesinos era plena, sin condiciones, como socialista que era reconocía que el fundamento de la riqueza era el trabajo, de allí que los organismos sindicales han perdido a un compañero, a un referente que se identificaba con sus demandas.

Con su temprana pérdida el país pierde a uno de los políticos que más han trascendido en la historia reciente del Perú. No solamente como referente de la izquierda peruana sino del país en su conjunto, así no compartiéramos muchas de sus ideas, como su incondicional apoyo a la dictadura castrista, su persistencia en la utopía socialista, su radical antiaprismo, el protagonismo por el partido propio, no podemos dejar reconocer la honestidad en su vida, la coherencia entre la práctica y sus ideas.

Sin embargo, en lo fundamental con él se compartía la radical defensa de los pobres y oprimidos del país, la lucha permanente por los derechos humanos, los altos intereses nacionales, la lucha por la vigencia por un sistema más justo; todo ello está por encima de cualquier diferencia que pudiéramos haber tenido con Javier, político al cual aprendimos a estimar y querer. Por ello, mi más sentido homenaje a un hombre justo y honrado.

viernes, 3 de mayo de 2013

Gobierno de Ollanta: Sin Política Energéítica

Entrevista en TV Perú Noticias (Viernes 03 de Mayo del 2013)

Tras el anuncio de Petroperú de rechazar la compra de activos de Repsol, el experto en hidrocarburos, Jorge Manco Zanconetti y el congresista de Gana Perú, Jaime Delgado, comentan el tema. 

Por su parte, Zanconetti señala que el Estado había anunciado el interés de una posible compra utilizando los mecanismos de mercado, lo cual generó reacciones adversas en el sector empresarial; sin embargo señala que lo mínimo que se debió hacer es un análisis de los pro y los contra del tema. Indica que desde el 2005 al 2012 básicamente Petroperú ha importado diesel desde Estados Unidos, lo que refiere a importaciones por valor de 7 mil 60 millones de dólares. 

En otro momento, descartó que la refinería La Pampilla sea una empresa "chatarra". Dijo que es una de las refinerías más modernas del país que controla el 43% del mercado de combustibles. 

Asimismo, se mostró de acuerdo con el congresista Jaime Delgado sobre el 23% de las acciones que posee el sector de las AFP en Repsol, sobre todo AFP Integra que tiene el 6% y el resto reunido en más de 5 millones de accionistas entre ellos AFP Horizonte. 

A su turno, el congresista Delgado precisa que la discusión debió centrarse en todo momento en el aspecto técnico; ya que Petroperú es una empresa autorizada por ley en intervenir en el mercado de hidrocarburos. Indicó que la mayoría de empresas petroleras en el mundo son administradas por el Estado. 

Asimismo, señaló que toda la crítica se ha centrado en el Estado, pero nadie se ha preocupado por la responsabilidad de las empresas privadas. Dijo que Repsol es una empresa privada que ha violado sus compromisos con el Estado y que se ha burlado de la ley al no intentar adecuar sus plantas para bajar el nivel de azufre a sus combustibles. 

Cuestionó al sector privado, por decir que Repsol no es rentable, sin embargo las AFP tienen el dinero de los afiliados invertido allí.



jueves, 2 de mayo de 2013

HISTERIA ANTIESTATAL DE LA DERECHA*

* Publicado en el diario La República el jueves 02 de mayo de 2013

Escribe: Sinesio López Jiménez

La derecha está histérica. Los medios de derecha, la Confiep, los partidos de derecha  (es un decir), los ex presidentes neoliberales están histéricos. Sólo falta Cipriani para que el coro esté completo. La cosa parece iniciarse con la probable compra de Repsol por el Estado y el fortalecimiento de Petroperú que eso conlleva. La publicación del reglamento de una antigua Ley de Fortalecimiento y Modernización de Petroperú y la reunión de Humala con el dueño de Repsol  los induce a pensar que la compra de Repsol es un hecho. La histeria crece.   

“Me queda claro, ha dicho el presidente de la Confiep, que este será el comienzo de la transformación del Perú con un Estado avasallador, prepotente, autoritario, como en Cuba, Bolivia, Venezuela y Argentina. Pero los peruanos nos defenderemos de esta gran amenaza” (El Comercio 29/04/13). Sostiene que la publicación del reglamento de Ley de Fortalecimiento y Modernización de Petroperú “era el dato que faltaba para confirmar la compra de Repsol y para que la Confiep entre en una neta confrontación con el gobierno”.  Con esa publicación, dice, “se está virando a “La gran transformación”, que más del 70% de los peruanos le teníamos terror en las elecciones. Salimos de la hoja de ruta. Es una vergüenza para el Perú”.

Y advierte al gobierno: “Tenemos a la opinión pública del Perú y a los millones de empresarios que están viendo amenazados sus negocios porque esta decisión indica que ese modelo se puede aplicar a cualquier otro sector con cualquier pretexto”. He citado en extenso la entrevista al presidente de la Confiep porque es la expresión concentrada del primitivismo político de algunos empresarios peruanos. Ella revela con claridad meridiana  su ideología conservadora más que liberal, el poco conocimiento y la visión deformada del Perú que tienen, el convencimiento de que el mercado les pertenece y de que el Estado debiera estar a su exclusivo servicio, la idea de que cualquier signo de autonomía estatal es estatismo y traición de Humala a la hoja de ruta a la que nunca apostaron porque votaron por Keiko Fujimori, la convicción profunda de que son los nuevos dueños del Perú y que pueden hacer lo que les venga en gana.

La entrevista mencionada es de antología, no sólo por el primitivismo político que revela, sino también por el anuncio del tránsito a la oposición del empresariado al gobierno de Humala, si es que ella no es solo una nueva atarantada al presidente o la defensa airada de algún negocio que está a punto de perderse. A lo de Repsol, los políticos y los medios de derecha han añadido la posición favorable del Perú frente al nuevo gobierno de Venezuela y la supuesta reelección de “la pareja presidencial” para sostener que Humala está asumiendo el modelo chavista. Pienso que la derecha exagera. Si es el Estado quien adquiere Repsol, eso es una medida importante pero limitada que no afecta para nada al modelo neoliberal al que Humala apostó en noviembre del 2011. La cosa podría cambiar, pero no necesariamente hacia el chavismo, si la crisis económica nos toca con cierta fuerza. Supongo que en esas circunstancias el Estado y el mercado interno jugarán un papel más activo. A no ser que el gobierno y el Perú quieran suicidarse.