miércoles, 29 de agosto de 2007

Gas para la industria petroquímica y no para la exportación a Chile (*)

Entrevista al experto en temas energéticos, Jorge Manco Zaconetti:

El economista y profesor universitario Jorge Manco Zaconetti advierte la urgencia de destinar el gas de Camisea al desarrollo de la industria petroquímica nacional antes que a la exportación como materia prima, para lo cual el gasoducto debe ser llevado a Puno y luego a Ilo y Arequipa, donde estaría asentada. Este esquema recusa el proyecto de Pisco a Ilo, que esconde un controvertido plan de "integración energética con Chile", que es promovida por Suez Energy, socia de las empresas chilenas Codelco y Gas Atacama. Manco Zaconetti, en todo caso, expresa categóricamente la inconveniencia de venderle gas en bruto a los vecinos, sino en la forma de producto acabado, industrializado, incluido por ejemplo electricidad, "previa solución a los conflictos, entre ellos, la delimitación marítima", expresa. A continuación el texto de la entrevista.

Rodolfo Fuentes

Pluspetrol dice que sólo hay gas para dos empresas petroquímicas y que ellos le venderán al que pague más. ¿Qué opinión le merece dicha afirmación?

Depende; según la ley de hidrocarburos, deben cumplirse dos condiciones. Una, abastecer el mercado interno en cantidades deseables, en costo y oportunidad; y dos, abonar las regalías. Recién allí podrá decidir lo que mejor convenga a los negocios que tiene el consorcio.

Pero en este momento se dan esas dos condiciones…

Eso no es tan cierto, porque la última estimación de la Dirección General de Hidrocarburos coloca la demanda interna en seis trillones de pies cúbicos en un escenario térmico optimista, pero que no está asumiendo el rápido crecimiento de la economía con tasas mayores al 6% anual.

Entonces usted considera que el gerente general de Pluspetrol no tiene derecho a reclamar para ellos la decisión de fijar el precio para el gas…

Creo que no se trata de si tiene o no tiene el derecho. Aquí lo que está de por medio es el interés nacional, la viabilidad del país. Que no pase lo que pasó en Argentina, que de ser un exportador de gas a Chile, ahora a las justas puede atender su propio abastecimiento y tiene que importar casi 200 millones de pies cúbicos de Bolivia.
Entonces si nosotros introducimos los dos trillones que consumiría la petroquímica en un horizonte de 20 años, no tendríamos el gas suficiente para abastecer el mercado interno con generación eléctrica a gas, el abastecimiento industrial y doméstico más la petroquímica incorporada, más el compromiso de exportación a Norteamérica.

Volvemos al principio. Los contratos garantizan al contratista la libre disponibilidad de hidrocarburos.

La libre disponibilidad de hidrocarburos pasa por dos filtros. Por un lado el pago de regalías y por otro lado, la prioridad de abastecer el mercado interno. Si tú no me tienes asegurado el mercado interno, la verdad es que no podrías disponer de los hidrocarburos tan libremente como sucede. El problema es que ese contrato adolecía y adolece de una serie de anomalías como por ejemplo la determinación del precio del gas natural que estaba indexado o dependiente del precio de los petróleos industriales en EEUU y Holanda, cuestión que fue corregida mediante una inteligente regulación del Estado en agosto del 2006.

¿Y la estabilidad jurídica?

Los contratos de estabilidad jurídica han sido renegociados en más de 300 veces a pedido de las empresas. ¿A usted le parece justo y equitativo, que ahora que el barril de crudo está a US$70, Petrotech pague por el alquiler de las plataformas marinas, que son indispensables para su negocio, lo mismo que pagaba cuando el barril estaba a 20 dólares, o sea, 10 millones de dólares anuales.
El contrato del Z-2B en el Zócalo Continental es un escándalo para el país, pues siendo el Estado el propietario de los hidrocarburos, a la empresa Petrotech se le tiene que retribuir el 85% de la producción en especie, por tanto, la regalía equivalente es de 15% cuando en las operaciones de Talara las empresas abonan al Estado 50% de regalías como Sapet, Petrolera Monterrico, Mercantile y el más importante productor, Petrobras, cerca de 30% de regalías.

¿También hay que renegociar ese contrato?

Por supuesto…

Pluspetrol dice que ha recibido propuestas de doce empresas interesadas en hacer petroquímica. ¿Tiene o no el derecho de escoger a la que le pague más?

Ese es un tema importante. En el proyecto de ley se habla de que el precio no puede ser discriminatorio. Entonces, se supone que debiera existir una intervención del Estado porque no sería dable que por el mismo gas, que repito, el titular, el dueño, que lo ha concesionado a un privado, existan precios diferenciados en detrimento de las políticas de valor agregado, como es la petroquímica.

El Estado es titular del petróleo in situ, pero en boca de pozo, el titular es Pluspetrol

Ese es un tema también interesante. Si yo quiero desarrollar petroquímica, a una empresa X no le puedo dar a un precio y a otra, un precio distinto… De ahí la necesidad de que si no hay acuerdo, el Estado debiera llamar a las partes y tener un rol regulador. Eso sucede aquí y en cualquier parte del mundo.

¿Por qué tenemos que hacer petroquímica? ¿Por qué no quemarlo en las plantas eléctricas, por qué no abaratar el gas para el consumo industrial, para el consumo residencial o vehicular…

Hacer petroquímica es darle valor agregado al gas natural. En el caso del gas de Camisea, es excepcionalmente rico en etano además del metano, y propano, siendo el etano la base para el desarrollo de la industria petroquímica.

¿Y usted está pidiendo que ese gas se venda más barato a la petroquímica?

No. Lo que estoy pidiendo es que el etano, que lo estamos quemando conjuntamente con el metano, que es la base de la petroquímica, tenga un tratamiento especial, que no lo quememos en la generación eléctrica porque es como hacer taxi con un Mercedes Benz o un Audi; que ese etano, que es la base de la transformación química, tenga el mismo precio o menos que el gas natural que se va a exportar. Dicho de otra forma, qué sentido tiene exportar gas natural licuefactado, es decir, convertido a líquido, para que afuera las empresas interesadas hagan petroquímica y generen empleo allá, y resuelvan sus problemas energéticos allá, en el norte; o peor aún, en Chile.

Pero si Pluspetrol puede obtener un precio más alto vendiendo a las petroquímicas, el Estado va a recibir mayor cantidad de ingresos porque el precio del gas va a ser mayor.

El precio de exportación del gas natural no puede ser menor a los 65 centavos de dólar por millón de BTU para el abono de las regalías. El precio para los usuarios eléctricos es, aproximadamente, un dólar 43 centavos, en generación eléctrica, por millón de BTU; y para los industriales es de US$ 2.40 por millón de BTU, o sea entre ese piso mínimo y ese piso máximo es que debe estar el precio para la petroquímica.
En el caso del precio de exportación del gas natural por contrato se adoptó la fijación del precio bajo la teoría del "net price back", es decir el precio de mercado en EEUU que puede ser de US$7 el millón de BTU al cual debe descontarse los diversos costos que existen en llevar el gas a Norteamérica.
Es decir, los costos de regasificación de convertir el gas líquido en gaseoso en EEUU, los fletes del transporte en buques metaneros, los costos de la licuefacción de convertir el gas en líquido en Pampa Melchorita, los costos de transporte de Camisea a Pisco. Pero lo real y concreto que para fines tributarios el precio mínimo del gas de exportación para el abono de regalías es US$ 0.65 centavos de dólar.
Por tanto, debiera existir preocupación sobre la fijación del precio del gas natural para la petroquímica. El productor quisiera el precio para el gas natural el más alto posible, el industrial petroquímico el menor. Este es un típico caso para la teoría de la regulación, donde de no haber acuerdo entre las partes el Estado debiera intervenir.

Pero Pluspetrol dice que hay 12 empresas interesadas y si a alguno le puede cobrar un poquito más, ¿el Estado sale ganando o no?

No necesariamente, porque no olvidemos que estamos ante un escenario de inversiones superiores a los mil millones de dólares en el caso de la petroquímica básica y de más de US$2,500 mil en la petroquímica final que pueden convertir al Perú en un líder en petroquímica, porque en toda esta parte de América Latina hay un déficit de tres millones de toneladas de urea y amoniaco. Tendríamos para producir un millón con una planta y se puede abastecer a Chile, Bolivia, parte de Brasil, Ecuador, además se satisface el mercado interno y los excedentes se exportarían.
Habría que pensar qué es lo que conviene al Perú, vender materia prima a un precio barato; o vender petroquímicos, productos manufacturados, con valor agregado y un mayor precio, 15, 20, 30 veces el valor del gas natural si es que se arriba a la petroquímica final, además habría generación de empleo, un efecto multiplicador y, lo más importante, podemos retroalimentar la agricultura, con urea a bajo costo y dejar de ser importadores de fertilizantes.


Prioridad debe ser el mercado interno

Gasoductos hasta Puno, Arequipa e Ilo deben marcar la creación de la industria petroquímica en la macrorregión sur.

Chile también tiene una empresa estatal, que muchas veces ha sido tomada como ejemplo, que en estos momentos está construyendo una planta para regasificar. El gas de Camisea también podría ir a Chile…

Con todos los antecedentes insisto en que la prioridad debería ser el mercado interno. Con las reservas actuales no tenemos reservas suficientes para exportar a Norteamérica y para satisfacer el mercado interno, peor aún, para venderle a Chile, que es un poco el interés de Repsol/YPF, un poco el interés de Sonatrach, porque ven que es una oportunidad de negocio, porque Chile estaría pagando un precio de necesidad.
En ese contexto es que el proyecto de llevar un gasoducto de Pisco hacia Ilo esconde la integración energética con Chile, promovida por Suez Energy que tiene intereses en el norte chileno, Suez Energy está asociada con Codelco, la principal empresa del cobre en el mundo, en la planta de generación eléctrica en el norte chileno, además de tener intereses en el gasoducto de Gas Atacama. En ese contexto, pensar en una integración, con el grado de conflicto que hemos visto, creo que hay que tener mucho cuidado. Yo no descarto que mañana más tarde, en una política de vecindad, nosotros, más que gas natural, le vendamos electricidad a Chile, previa solución a los conflictos y problemas que tenemos, entre ellos la delimitación marítima.

Eso supone también rechazar el gasoducto a Ilo vía Pisco.

Por supuesto. Creo que el director de Hidrocarburos del Ministerio de Energía y Minas y otras consultorías proponen un gasoducto que baje de Camisea a Puno, Ilo y que luego de allí se vaya a Arequipa. Este ducto tiene en principio 300 millones de pies cúbicos asegurados y permitiría reconvertir las plantas de Ilo 1 e Ilo 2 de Enersur, que es de Suez Energy; lo que antes era Tractebel, que quema carbón a gas; y la petroquímica, pero alrededor de ellos existen plantas térmicas como las de Mollendo, térmica de 74 MW de potencia, las térmicas de Aricota, la de Egasa, y luego una serie de minas y lo más importante, Cerro Verde, Tintaya, ampliación de SPCC; y también Apurímac, podría desarrollar Las Bambas, Ferrobamba, donde hay hierro. Si usted mezcla hierro y gas natural produce hierro esponja, que tiene mucho más valor que el hierro que vende Marcona, por ejemplo…

Pero igual va a llegar a Ilo, por la costa o por la sierra.

Claro, pero tendría mayor efecto social, integrador y la zona sur podría gozar de los beneficios de tener gas.


FORTALECIMIENTO DE ALIANZA ESTRATÉGICA CON BRASIL

Por qué Petroperú debería participar en el negocio petroquímico?

Porque es una forma de integrarse en el negocio de hidrocarburos, con políticas de valor agregado. Además porque las empresas transnacionales de la petroquímica exigen como un grado de seguridad, tener al Estado como contrapartida. Tengo entendido que Petrobras ha firmado compromisos con Petroperú no solamente en la exploración de lotes petroleros lo cual conlleva riesgo, sino también una alianza estratégica entre las empresas petroleras estatales de ambos países donde se contempla la petroquímica

¿Por qué de la mano con Petrobras?

Porque ha sido la empresa invitada por el gobierno, dentro de la alianza estratégica con el Brasil. Tengo entendido que también hay un trasfondo político. No es lo mismo tener a Petrobras en Ilo, que a los socios de los vecinos del sur. En la geopolítica de América del Sur, el Perú ha descuidado sus relaciones con el Brasil, de allí la importancia de empresas brasileñas de primer nivel en nuestro país, al margen de integración interoceánica.


(*) Entrevista realizada por el diario La razón de Lima-Perú y publicada el miércoles 29 de agosto 2007 en la sección Especial páginas 10 y 11.

lunes, 13 de agosto de 2007

GAS NATURAL: EXPORTACIÓN O PETROQUÍMICA *

Actualmente existen fuertes presiones, lobbies para llevar el gas de Camisea al exterior para resolver los problemas energéticos de Norteamérica y de nuestro vecino del sur. El más reciente, es el del Suez Energy que utiliza a reconocidos líderes y formadores de opinión, con un viaje con todo pagado a Tailandia para supuestamente conocer las bondades de sus operaciones. Pero en el fondo tiene como objetivo justificar un tendido de gaseoducto de Pisco a Ilo, para “fructificar el desierto” y que serviría como excusa para extenderlo al norte de Chile, donde Suez Energy, empresa franco- belga, tiene operaciones de generación eléctrica a base de gas natural proveniente del norte argentino, en la actualidad prácticamente con un gaseoducto seco.

El caso argentino debiera ser visto como un pésimo ejemplo en materia energética. De exportador a fines de los noventa, hoy no puede satisfacer sus necesidades internas y se debate en una profunda crisis de energía al igual que Chile, importando gas natural de Bolivia por más de 250 millones de pies cúbicos diarios. De allí, el imperativo para estos países de priorizar en la agenda política y económica la integración energética del hemisferio sur donde supuestamente…faltaría el Perú.

Es bueno recordar que nuestro país tiene las reservas de Camisea en el Lote 88 donde opera el consorcio liderado por Pluspetrol, y del 56, que en los años ochenta conformaban el antiguo Lote 42. Estos en la práctica han sido concesionadas a un mismo consorcio de empresas que tienen distintos nombres jurídicos. Al margen de las “peculiaridades” de cómo obtuvieron y fueron firmados dichos contratos en el pasado, lo evidente es el interés de estas empresas por la exportación del gas natural en detrimento del mercado interno. Ello tiene que ser resuelto por el Gobierno actual mediante una política de Estado, donde se exponga con claridad meridiana que la prioridad y primacía será siempre el abastecimiento del mercado nacional.

En verdad, con las reservas probadas realmente existentes no existe capacidad para satisfacer simultáneamente el creciente mercado interno y las necesidades de exportación en un horizonte renovado de 20 años de manera permanente. Sin embargo, hay que tener presente que el concepto de reservas probadas es un concepto dinámico y no estático, de allí la importancia de una agresiva campaña de exploraciones en los lotes adyacentes al Gran Camisea, 57 y 58 para que aceleren el proceso de exploraciones en lo que corresponde a la perforación de pozos. ¡Se trata pues de convertir las reservas probables y posibles en reservas probadas en el menor tiempo posible!.

También es bueno recordar la forma como se entregó durante el régimen de “Perú Posible” el lote 56 con reservas probadas de gas natural de casi 2.8 trillones de pies cúbicos de gas y más de 200 millones de barriles de condensados, con compromisos de exportación de más de 620 millones de pies cúbicos diarios para el mercado norteamericano. Este contrato debiera ser investigado por una Comisión del Congreso y por la misma Contraloría de la República. En la práctica no hubo concurso alguno, pues de las empresas invitadas a participar OXY, Total, Repsol, solamente se quedó el consorcio liderado por Hunt, SK de Corea, donde posteriormente se adhirió Repsol/YPF, que conforman la empresa LNG.

Es decir, dicho lote fue entregado “a dedo”, de allí el interés y la necesidad de una severa investigación para renegociar este contrato, ahora que resulta un imperativo nacional el fomento de la petroquímica en el sur peruano, y estas empresas no tienen el mayor interés en la venta del gas para la transformación química, pues asumen que el gas les pertenece, luego de abonar las regalías correspondientes.

En otras palabras, las mismas empresas que están en el Lote 88 también están en el Lote 56. De allí que siempre ha sido el objetivo fundamental para ellas la exportación del gas natural para resolver las necesidades energéticas de terceros países, y hacer petroquímica en el hemisferio norte. Es más, casi al final del gobierno del presidente Toledo, diciembre del 2005, se modificó el contrato del Lote 88, con objeto de que parte de sus reservas de gas natural afiancen, refuercen las reservas del Lote 56 destinadas para la exportación que requeriría más de 4 trillones de pies cúbicos.

¡Esperamos que las nuevas autoridades de la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República investiguen y fiscalicen estos hechos, por la salud moral del país!


SOBRE LA PETROQUÍMICA

En una economía social de mercado como la nuestra debiera ser una política de Estado el cambio de matriz energética en el menor tiempo posible, para consumir intensivamente gas natural que poseemos en abundancia y minimizar nuestra dependencia de los precios internacionales del petróleo, que pueden arribar a los 100 dólares el barril. Siempre vamos a depender del petróleo, y del diesel 2 en especial, pero se trata de diversificar nuestras fuentes energéticas para alcanzar la autonomía energética como principio básico de la economía.

El balance energético debiera privilegiar los recursos que más tenemos. Así, la hidroelectricidad, el gas natural debieran ser las columnas centrales en la matriz energética conjuntamente con el petróleo, para dar lugar posteriormente al carbón reformado, y las energías alternativas.

Para ello, es urgente y necesario la promoción, fomento y construcción de un mercado interno para el gas natural lo más rápidamente posible. La forma más eficiente para ello es que nuestras empresas, las familias, el parque automotor estén conectados a la “cultura del gas”. Sin embargo la mejor forma de utilizar y consumir el gas natural radica en la industria petroquímica que agrega más valor al recurso natural.

Hoy en día más del 22 % de la generación eléctrica está basada en el gas natural, y el objetivo racional y nacional es que mediante más centrales térmicas a gas natural e hidroeléctricas se desplace en la fijación de las tarifas eléctricas a las centrales obsoletas que funcionan con petróleo diesel o residuales industriales que encarecen absurdamente las tarifas eléctricas. En el mismo sentido, el gas natural debe desplazar al contaminante uso del carbón en las plantas de generación eléctrica. Pero más importante que utilizar el gas natural en la electricidad, es el desarrollo de la industria petroquímica, que necesita un marco promotor de parte del Estado para su despegue, como lo demuestra la experiencia internacional.

La industria petroquímica tiene su base en el etano que es un hidrocarburo que en más del 10 % está en el gas natural de Camisea, conjuntamente con el metano. En otros yacimientos el etano tiene una participación de 3% a 4 %, sin embargo en Camisea es del 10 % y lo estamos desperdiciando irracionalmente quemando gas natural para la generación eléctrica.

La ruptura molecular del etano permite en una primera fase llegar a la petroquímica básica que posibilita obtener urea, fertilizantes, amoníaco, metanol, benceno, etc que tanto requiere la agricultura, en especial la agroexportación. Ello asegura inversiones de más de US $ 800 millones de dólares. Y, si se pasa a la petroquímica avanzada se podría producir desde explosivos hasta plásticos y las inversiones superarían los 2,500 millones de dólares con un efecto multiplicador en el sur del Perú, que se podría conectar con la carretera Interoceánica que llega hasta el Brasil, pasando por Bolivia. Es más, para asegurar los intereses del Estado sería ideal la presencia de PetroPerú y PerúPetro.

La experiencia de la industria petroquímica en nuestro país no es nueva. En el pasado PetroPerú tuvo una pequeña planta de negro de humo, urea y fertilizantes en la Refinería de Talara con la tecnología de los años 60. Esta planta se abastecía con el gas natural de Petromar que operó en el Zócalo Continental entre 1987 y 1993. Petromar fue la empresa que se forma con la estatización de la Belco, y como hermana menor de PetroPerú, en el proceso de privatización iniciado en 1991 tuvo que ser liquidada.

En ese mismo proceso, la Planta de Fertilizantes resultó antieconómica, por economías de escala, y por el precio de mercado del gas natural. Esta tuvo que ser “desarmada” y vendida a precio vil en los inicios de los noventa bajo los vientos privatizadores del fujimorismo. Al margen de la tecnología obsoleta que caracterizaba a dicha planta, el país empezó a importar la totalidad de fertilizantes, urea necesarios para capitalizar la agricultura, en especial la agroexportación que está creciendo a tasas elevadas. Se estima las importaciones en este rubro por más de 500 millones de dólares al año.

Hoy en día existe la posibilidad de promover la industria petroquímica utilizando las importantes reservas del Lote 88 de Camisea y de los lotes colindantes. El presente gobierno lo ha entendido así por ello ha presentado al Congreso de la República el proyecto Nº 1189/2006-PE “Ley de promoción para el desarrollo de la Industria Petroquímica”, donde el rol del Estado debiera ser de un mayor protagonismo en razón que las empresas consorciadas en el Lote 88 y 56 (Pluspetrol, Repsol/YPF, Hunt, Sonatrach etc) están pensando más en la exportación del gas natural que en el desarrollo del mercado interno y la petroquímica.

De allí, que sea un saludo a la bandera para el fomento de la petroquímica el artículo 3 del texto sustitutorio presentado como dictamen por la Comisión de Energía y Minas en la legislatura anterior cuando señalaba que: “Los precios del Gas Natural y Condensados en el Punto de Fiscalización de la producción que se destine como insumo para la industria Petroquímica, serán el resultado de las negociaciones entre el Productor Industrial y el Contratista. Como resultado de dichas negociaciones, los precios pactados podrán ser distintos a los que rigen para otros usuarios”.

Se debe reconocer que Pluspetrol y Repsol-YPF son primas hermanas. Cuando Repsol en 1999 compró el íntegro de las acciones de la empresa argentina YPF, también asumió previamente el paquete accionario de Astra, que a su vez detentaba una importante participación en Pluspetrol Energy. Todo ello lo explico mejor en un libro de mi autoría “Privatización e Hidrocarburos: mito y realidad Perú 1991-2002 publicado por el Fondo Editorial de la UNMSM. Allí señalaba que :

“A esta participación de Repsol en Argentina, se debe considerar la presencia previa que tenía la transnacional española en dicho país. En junio de 1996, Repsol adquirió el 37.7% de las acciones de Astra, para luego detentar el 56.7% que le convierte en el accionista mayoritario. Y por medio de su filial Astra, adquirió a fines de 1996, el 45% de Pluspetrol Energy S.A., pagando US$ 340 millones de dólares.

Por su parte, Pluspetrol Energy es una empresa que se dedica a la exploración y producción de hidrocarburos, detentando como activos más importantes el gigante yacimiento de gas Ramos, ubicado en el noroeste de Argentina, del cual es operadora y propietaria del 60%, Tecpetrol S.A. participa con un 25% y Astra con el 15% restante. Representando para ese año una producción de 176 millones de pies cúbicos de gas diarios y 4,1 MB / DC de condensados de gas (Miles de barriles por día calendario). Además, Pluspetrol controla el 100% de la Central Térmica de Tucumán S.A., que es alimentada con el gas de dicho yacimiento.

Se debe tener presente que Repsol, producto de su control predominante en Astra y su participación en Pluspetrol, también tiene intereses en Refinor S.A., refinería ubicada en la Provincia de Salta, donde el 70% del accionariado fue transferido por YPF, distribuyéndose la participación entre Pérez Companc (28%), Pluspetrol (21%), Astra (10.5%) e Isaura (10.5%)” (páginas 185-186)

Con todos estos antecedentes resulta poco probable que las empresas transnacionales estén interesadas en el desarrollo del mercado interno y de la petroquímica en particular y mucho menos acordar un precio del gas natural razonable para la petroquímica. Aquí no puede haber competencia pues las mismas empresas que están en el Lote 88 están en el Lote 56. ¿ De qué competencia se puede hablar?

Con esto demostramos que Repsol-YPF que es accionista en el Lote 88 y 56 está principalmente interesada en la exportación del gas natural. Pluspetrol es su socio y hermana menor. Hunt es una transnacional americana que tiene interés en llevar el gas a Norteamérica. Suez Energy que opera la planta térmica de Enersur en Ilo I e Ilo II vendiéndole electricidad a Southern Copper (SPCC), y que también tiene plantas de generación eléctrica en el norte de Chile que funcionaban con el gas del norte argentino, plantea la construcción del gaseoducto de Pisco a Ilo en el menor tiempo posible.

En este contexto ¿Cuál es el rol que debe tener el Gobierno como representante del Estado, en la defensa del patrimonio nacional y de los recursos naturales, frente a los diversos intereses de las transnacionales?

Debiera ser evidente que con todos estos antecedentes es urgente y necesario que el Estado peruano supere el dogma liberal de la subsidiaridad en la economía, y declare de interés nacional “el fomento, la promoción y el desarrollo de la Industria Petroquímica.”

En todo caso debe quedar claro que la industria petroquímica no se alcanza con las políticas de “libre mercado”. Debe existir una voluntad política y un compromiso del gobierno como política de Estado, para asegurar el despegue de esta industria que multiplica por 10 veces o 30 veces el valor del gas natural. Es decir, con productos de un mayor valor agregado, nuestro país de importador de urea, fertilizantes, amoníaco, plásticos podría satisfacer el mercado interno y exportar los excedentes en especial en esta parte del hemisferio.

El caso concreto es que el Estado debe intervenir como un ente rector, como un árbitro si las empresas productoras del gas natural interesadas en la exportación del gas natural no atienden en condiciones de precios, oportunidad y cantidad a las empresas interesadas en el desarrollo de la petroquímica, puesto que sería irracional que el precio de exportación del gas natural fuera menor que el gas para la petroquímica. Es más, de descubrirse mayores reservas de gas natural en los lotes 56,57, y 58, más que exportar gas natural a Chile debiéramos vender electricidad previa solución de los viejos diferendos limítrofes en el marco de una positiva vecindad.

Por último, respecto al tendido del gaseoducto debiera privilegiar la integración regional del sur peruano antes que la integración sudamericana con Chile y Argentina deficitarios en hidrocarburos. En este sentido suscribo lo afirmado por el Director General de Hidrocarburos (DGH), Ing. Gustavo Navarro cuando en el evento de COMEX del jueves 19 de julio afirmaba:

“Nuestra propuesta es justificar ductos nuevos partiendo de la generación eléctrica fuera de Lima, por ejemplo en lugar de ese proyecto que se ha anunciado: Petroperú – Suez, de tender un ducto por la costa que saliendo de Umay llegue a un punto del sur para instalar una planta hidroeléctrica, en lugar de ese trazado estamos planteando, otra diferente, que partiendo directamente de Camisea, recorra el sur, baje al Cusco y resuelva el problema del Cusco, pero no con la justificación de esa pequeña demanda antes señalada, pero si para llegar a la costa del sur e instalar la planta Petroquímica, y además llevar generación eléctrica al sur”.

Evidentemente todos los peruanos tendríamos que financiar una garantía de red principal para hacer rentable este transporte, así como se financió el ducto de Camisea a Lima. Lo importante es que por primera vez en la historia económica republicana se haría una obra realmente integradora que favorecería no solamente al Cusco, sino también a Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna. La demanda inicial existe pues las plantas térmicas y de petroquímica en Ilo aseguran más de 250 millones de pies cúbicos diarios, pero en el trayecto varias operaciones mineras se colgarían a la cultura del gas.

¡ De no hacerlo de esta manera, los intereses privados serán priorizados por encima del interés de la Nación, cuestión que resulta inaceptable y pernicioso para las futuras generaciones de peruanos!.

* Escribe Jorge Manco Zaconetti (Investigador UNMSM y Consultor)