miércoles, 31 de octubre de 2012

LA VERDAD SOBRE PETROPERÚ*


EL COMERCIO - Miércoles 31 de Octubre del 2012

Por: Humberto Campodónico Sánchez ( Presidente del Directorio de Petroperú)

El 85% de las reservas probadas mundiales de petróleo pertenece a empresas estatales, a lo que se suma que 15 de las 20 empresas petroleras más grandes del mundo son también estatales. En América Latina todos los países tienen importantes empresas petroleras, lo que incluye a Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile. Ecuador, México y Venezuela. 

Nótese que las estatales petroleras coexisten con distintas políticas económicas. Y también, que en la mayoría de los países las estatales compiten con empresas privadas y, asimismo, forman asociaciones con ellas. 

En el Perú, el 57% de la producción de 70.000 barriles diarios de petróleo es de estatales extranjeras. Estas son Ecopetrol (ECP, Colombia) y KNOC (Corea del Sur) de Savia, Petrobras (Brasil) en el lote X de Talara y CNOC (China) con el lote VI/VII de Talara, y tiene el 45% de Pluspetrol Norte. Petro-Perú, por su parte, no produce –aún– ni un solo barril de petróleo.

Las razones más importantes que cristalizan en políticas de Estado que justifican la creación de empresas estatales son seguridad, diversificación de la matriz energética y masificación del gas natural –donde participamos junto con el Ministerio de Energía y Minas–. También es clave aprovechar la renta petrolera (proveniente de la gran diferencia entre el costo de producción y el precio del petróleo).

Tres son los principales proyectos de Petro-Perú de aquí al 2016, incluidos en nuestro Plan de Inversiones 2011-2025. 

Primero, la modernización de la refinería de Talara para reducir las emisiones de azufre contaminante de 1.900 a 50 partes por millón, subir la capacidad de refinación de 65.000 a 95.000 barriles diarios y aumentar la competitividad refinando crudos pesados (más baratos) con la incorporación de nuevas tecnologías.

El diseño conceptual básico de la ingeniería –realizado por Técnicas Reunidas– ya nos ha sido entregado. Dentro de dos semanas estará lista la valorización de esta ingeniería, así como la de las obras civiles y de montaje (se harán en Talara con mano de obra local). Este ha sido el trabajo reciente más arduo, pues la revalorización del sol y el aumento de precios de los insumos han tenido fuerte influencia en los presupuestos de las constructoras nacionales.

Asimismo, el banco francés Société Générale –que estructura el financiamiento del proyecto– ha validado su viabilidad económico-financiera (nuestras utilidades permiten el repago del préstamo) y en dos semanas presentará, también, su propuesta. Ya está, entonces, lista Talara, y su construcción terminará en diciembre del 2015. Moverá 0,5% del PBI (en plena recesión internacional), cada dólar invertido generará 1,67 dólares de valor agregado y aumentará los tributos en US$250 millones anuales (según Macroconsult).

Segundo, nuestra vuelta a la explotación petrolera –mandato central del presidente Humala– debe concretarse el próximo año cuando se lance la licitación del lote 1AB por Perú-Petro. Se plantea que seamos socios minoritarios en el lote 1-AB y Petro-Perú participará de todas las inversiones de producción en el porcentaje que le corresponda. La explotación de petróleo es condición sine qua non para la rentabilidad, ya que si solo se refina –como ahora– los márgenes de ganancia son bajos.

En los lotes de exploración se plantea que el riesgo sea asumido por el contratista, modalidad aceptada en todo el mundo desde la década de 1960 y aplicado exitosamente en Asia y África, así como en Chile, Argentina, Venezuela y el Perú. Con este esquema Ecopetrol se asoció con Oxy, primero, y BP, después, con lo cual quintuplicó su producción. Por eso, es equivocado afirmar que esta modalidad de contratación –sin asumir el riesgo exploratorio– sea propio de “sanguijuelas”.

Tercero, hace tiempo ya que hasta el Banco Mundial y el BID han aceptado que el tema central en las empresas estatales no es la propiedad sino la gestión. Por eso, la refinería de Talara acaba de ganar el Premio Nacional a la Calidad, medalla de oro, otorgado por la SNI. Además, como queremos que la buena gestión sea permanente, estamos emulando a las estatales exitosas de la región, como ECP y Petrobras, y hemos ingresado a la Bolsa de Valores de Lima, estableciendo el buen gobierno corporativo (hemos recibido hace poco el Premio del IBGC, habiendo sido calificados para ello por PricewaterhouseCoopers). Próximamente, con nuestros proyectos ya definidos nuestras acciones “flotarán” en la BVL, hasta un máximo de 20% del total.

Petro-Perú tiene el sólido respaldo del 72% de la población, según reciente encuesta de Ipsos-Apoyo, la cual dice también que un 62% de encuestados desea invertir en nuestras acciones. La marcha de la empresa –que aún falta mejorar en muchos aspectos para ponerla a la altura de los nuevos retos que le toca enfrentar– está orientada a maximizar el valor de la misma para así cumplir con los mandatos, aquí reseñados, de nuestro principal accionista, el Estado, y también de nuestros futuros inversionistas con el accionariado difundido.


miércoles, 24 de octubre de 2012

RESOLVIENDO LOS PROBLEMAS DE UNA TRANSNACIONAL


¿REFINERÍA LA PAMPILLA EN VENTA?


Escribe: Jorge Manco Zaconetti (Investigador UNMSM)


Con el ánimo de profundizar con un análisis económico más detallado en un segundo artículo e insistiendo en el costo/beneficio que tendría para el país, la compra de la participación accionaria que tiene Repsol en la refinería La Pampilla con la cadena de estaciones de servicios (grifos), que se estarían ofreciendo en venta, como parte de una estrategia mundial de una transnacional para enfrentar sus problemas financieros, que se agravaron con la estatización de los activos que tenía Repsol en la petrolera argentina YPF, que representarían más del 50% de sus activos en América Latina.

En verdad, resulta preocupante en este gobierno la falta de rumbo en materia energética y la definición del rol del Estado, y en especial acerca de la necesaria modernización y fortalecimiento de PetroPerú con la integración vertical, pues la petrolera estatal debe ser la única empresa petrolera en el mundo que no extrae un barril de crudo ni una molécula de gas natural, y a su vez no envasa un balón de gas licuado (GLP), ni tiene grifos propios para regular el mercado de combustibles.

Por ello, ante las noticias de la puesta en venta de la participación de Repsol en la refinería La Pampilla y la cadena de grifos, y el supuesto interés del Estado peruano de negociar una posible compra, me interrogo sobre las razones ocultas que estarían detrás de esta propuesta. Es más, si un ministro como el de energía y minas, con antecedentes de rematador de los activos públicos en la década fujimorista, habría mostrado interés en la participación del Estado utilizando como siempre a PetroPerú en toda aventura empresarial.

Dice un refrán que cuando “El Diablo se acomide, es que algo quiere”. Por ello, cabe preguntarse sobre la rentabilidad en una empresa como La Pampilla que ha tenido desde 1997 al 2011 una tasa promedio de rentabilidad operativa del 4.75% y una tasa de rentabilidad neta del 2.77% Es decir, de cada 100 dólares de ingresos por ventas solamente 2.77 resultan utilidades netas.
Si se compara las tasas de rentabilidad operativa entre La Pampilla y PetroPerú en términos históricos resulta evidente como promedio la mejor performance de la petrolera estatal frente a La Pampilla, en el sentido que un margen del 7.03% es superior al 4.74%. En cuanto a la rentabilidad neta es importante tener presente los diversos mecanismos de transferencia de riqueza, y “partidas inusuales” que tiene que asumir PetroPerú frente al Estado.

En todo caso estos limitados márgenes de rentabilidad operativa y neta se explican por la falta de integración vertical en PetroPerú, pero en el caso de Repsol se desarrolla una estrategia corporativa a nivel internacional, que se ha visto duramente mermada por la estatización de su participación en Argentina.

MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS

¿Cuál sería el real interés del gobierno en la participación de una refinería como La Pampilla que tiene una deuda a largo plazo de US$ 515 millones de dólares, y un patrimonio de US $ 214 millones según sus estados financieros al 2011? ¿Cuál es la justificación para participar en la compra de una refinería que tendrá obligatoriamente que invertir en una planta de desulfurización en los combustibles que tendría un costo superior a los US$ 800 millones de dólares?

Es decir, a partir del primero de enero del 2016 tanto las refinerías como Talara (PetroPerú) y La Pampilla (Repsol), obligatoriamente tendrán que procesar combustibles limpios, con 50 partes de millón (ppm) de azufre y no los 2,500 ppm que refinan ahora. Es más, por ahora solamente Lima Metropolitana se beneficia del consumo del diesel B5 con 50 ppm de azufre que PetroPerú tiene necesariamente que importar para satisfacer el mercado capitalino.

Me pregunto si el ministerio de Economía y Finanzas permitirá los libramientos para que PetroPerú pueda financiar la modernización de la refinería de Talara que superarán fácilmente los US$ 2,800 millones de dólares, y al mismo tiempo financiar la compra de la participación de Repsol en la refinería La Pampilla, y la obligatoria modernización para la producción de combustibles limpios.

Distinguidos profesionales, expertos en hidrocarburos se han manifestado positivamente en el retorno de La Pampilla al seno de PetroPerú, cual hijo pródigo, utilizando las razones del interés nacional, la regulación del mercado y para impedir la presencia de los intereses de capitales chilenos en la participación accionaria de la refinería. Es más, se afirma que ante la proximidad del laudo arbitral de La Haya en el diferendo marítimo sería conveniente la participación del Estado en la refinería.

Sin embargo, no se interrogan acerca del costo económico/financiero que tendría esta participación para PetroPerú y para todos los usuarios y consumidores que finalmente financiarán esta aventura empresarial. Con PetroPerú en el Gaseoducto Andino del Sur, en los lotes petroleros de exploración y explotación con una participación minoritaria, en el Etano Ducto de Pisco a Ilo etc, la participación de PetroPerú en La Pampilla sería gravosa al interés público.

Es más, todo esto demostraría la falta de estrategia en la privatización de las empresas del Estado y en especial de PetroPerú que fue sometida a un descuartizamiento de sus unidades, con ventas a precios subvaluados de lotes, grifos, y filiales como Solgás, Transoceánica etc.

En la presente coyuntura, donde una transnacional con graves problemas financieros como Repsol tiene el interés en la venta de su participación accionaria en la refinería más importante del país, que tiene una posición privilegiada de la cercanía al principal mercado del país, que es la ciudad capital, donde la actividad refinera es un negocio de márgenes, resultaría contraproducente para el Estado apostar al mismo tiempo por la modernización de la Refinería de Talara y simultáneamente de La Pampilla.

Si bien, La Pampilla tiene una capacidad teórica de refino de 105 mil barriles diarios, en la práctica su factor de carga ha sido menos del 80% de su capacidad, y su planta de craqueo catalítico es de menor capacidad que su competencia la refinería de Talara, de allí los excesivos volúmenes de petróleos industriales que tienen que exportarse hacia nuestro vecino del sur, pues el efecto Camisea ha hecho redundante parte de su producción (sustitución de residuales por gas natural, y gasolinas por GNV y GLP)

Si se tiene presente que más del 95% del crudo que refina La Pampilla es “importado”, barriles de crudo de sus operaciones en el Ecuador, Argentina, África utilizando sus propios buques, con una política de tercerización con una serie de empresas vinculadas que recargan los costes, tenemos una paradoja económica. Por tanto, cabe preguntarse: ¿Es rol del Estado resolver los problemas económicos de una transnacional?

En tal sentido, Repsol con el solo anuncio de la venta de su participación en La Pampilla y la inacción del Estado, se está demostrando la falta de planeamiento estratégico en el proceso de privatización, y la urgente necesidad de resucitar la famosa “acción dorada” que tenía el Estado en el capital accionario de La Pampilla. ¿Qué pasó con esta acción dorada? ¿Qué dice al respecto el ministro de energía y minas doctorado en privatizaciones?

Mediante esta acción dorada el Estado podía impedir la participación de terceros agentes, el cierre o el cambio de giro del negocio, limitar la presencia de capitales provenientes de países con potenciales conflictos (Chile) etc. En tal sentido, cabe preguntarse ¿qué pasó con la vigencia de la “acción dorada” que tenía el Estado en la refinería La Pampilla?


DATO:
La acción “C” (acción dorada) es de propiedad del Estado representado por FONAFE y confiere a su titular derechos especiales de carácter permanente previstos en el Estatuto. La acción Clase C no es susceptible de transferencia a particulares, de embargo, de remate, ni de prenda. La transferencia de la titularidad de la acción clase C de una entidad estatal a otra o su redención definitiva deberá realizarse de conformidad con lo dispuesto en la ley de la materia.

lunes, 22 de octubre de 2012

UNA PLANTA ENVASADORA DE GLP DE PETROPERÚ EN TALARA

Escrito por: Cesar Bedón Rocha el 22 de octubre de 2012 en Utilities Perú

Reviso con interés el comentario de un colega (1) que sostiene que Petroperú debe contar con una envasadora de GLP en Talara  para bajar el precio en 12 PEN(2)/balón de 10 Kg .

¿Peras al olmo?

Sustenta su propuesta en que el GLP en Talara y Piura es muy caro para los lugareños, a pesar de ser zona productora. Indica que no puede ser que éstos paguen 37 Nuevos Soles por un balón de 10 Kg de GLP.

Según su propuesta, de seguro bien intencionada, si Petroperú tuviese una planta de envasado al costado de la refinería de Talara podría vender este mismo balón a 25 Nuevos Soles pues, lamentablemente, según su apreciación, los márgenes de utilidad, comercialización, distribución y envasado de las empresas privadas son muy altos.

Lamentablemente no todas las buenas intenciones y soluciones mágicas tienen un sustento económico. 

Veamos brevemente el por qué:

1. Petroperú comercializa el GLP a granel en Talara, al costado de su refinería (o más propiamente dicho en El Alto), con un precio de 19.68 PEN/10 Kg. Probablemente toma como coste de oportunidad el precio de Pluspetrol a granel en Pisco de 19.38 PEN/Kg. Esto lo hace en libertad de precios, nadie podría prohibirle vender más barato. Es más, podría de inmediato hacerlo, si las cosas fueran tan fáciles. Podría también establecer programas en cooperación con el sector privado para lograr bajar los precios finales del producto envasado; ejercería así un rol subsidiario al que está obligada.

2. Las envasadoras privadas compran a este precio de casi 20 PEN/10 Kg a granel en Talara y, las de Piura, deben además agregarle el flete terrestre correspondiente.

3. El precio de Petroperú a granel en Talara se convierte así, además en referente para los precios de venta de otras plantas de la Región Piura.

4. Si Petroperú tuviera una planta envasadora en Talara tendría, a los precios actuales y para coincidir con la propuesta de vender a 25 PEN/Balón de 10 Kg un margen bruto de 4.51 Nuevos Soles por balón, con el que debería pagar la inversión realizada en la construcción de la Planta, que la propuesta indica no excede el medio millón de dólares. No creo que esta valorización de inversión sea muy afortunada si se efectuará bajo las reglas técnicas del OSINERGMIN para una capacidad de envasado de 18 mil balones diarios con carruseles automatizados.

5. Sin embargo, aún si así fueran 0.5 millones de dólares, en esta situación de construcción de una planta de envasado Petroperú tendría que invertir en la adquisición de envases (balones); sino ¿dónde va a envasar el GLP a granel?

6. Esta es una seria omisión cuando se trata de estimar las inversiones de una planta de envasado, y es la que en parte explica los márgenes necesarios de comercialización que incluyen los costos de adquisición, mantenimiento y renovación de balones que en este caso son omitidos.

7. A los niveles de venta actual en el Departamento de Piura y un bajísimo ratio de 1.5 balones necesarios por venta mensual (1 en el hogar del consumidor y 0.5 en canje, transporte, mantenimiento, etc.), Petroperú debería invertir en aproximadamente 830 mil balones por 24.9 millones de USD ¿o piensa apropiarse de los balones de los privados?

8. En el Departamento de Piura subsiste el sempiterno problema del contrabando del Ecuador, pues en el hermano país el GLP es subsidiado y se vende envasado a 1.60 USD/balón de 15 Kg (2.75 Nuevos Soles por el equivalente de 10 Kg). Si el problema del contrabando no tiene solución ¿Tendría sustento económico tener una planta envasadora del Estado en Talara? ¿Podría competir con el precio del contrabando? Por supuesto que no. Y ello también explica precios mayores por menores economías de escala ante una competencia desleal como la del contrabando.

9. Esto además significa una deseconomía para el Perú (perdemos todos los peruanos), pues ya existen en el Departamento de Piura 4 plantas envasadoras  a riesgo del capital privado que no creo hagan utilidades extraordinarias, con una capacidad de almacenamiento de 120,000 galones para llenar 24.5 miles de balones diarios y que compiten bajo 4 marcas diferentes excediendo la demanda actual en un 33.3%. ¿A mérito de qué se justificaría constitucional y económicamente incursionar en una actividad comercial suficientemente ya atendida sin costo para el país? ¿se piensa que el monopolio estatal lograría bajar los precios? ¿vendería la refinería de Petroperú en esta situación a un menor precio que el de Pisco?; por supuesto que no.

10. Un tema que no funciona para mejorar la transparencia necesaria del mercado es el del conocimiento de los precios en locales de venta. Se supone que para eso está el promocionado FACILITO del Osinergmin. En el caso de la provincia de Talara sólo cumple con registrar sus precios un local de venta; y en toda la provincia de Piura, apenas 3 cumplen con esta exigencia legal. ¿sanciones?

11. Lo más lamentable es que, en la misma propuesta, se reconoce lo que ha sido un fracaso cantado de vender balones de GLP en las estaciones de servicio para supuestamente abaratar los precios al ama de casa eliminando al canal distribuidor y en el que se ha puesto en ridículo la eficacia de la gestión comercial de Petroperú: “Lamentablemente la campaña de reducción de 5 soles que se inició experimentalmente en Lima no ha tenido efecto a nivel nacional”.

Aún así, se insiste en promover soluciones más políticas que económicas; sugiriendo además que esta intervención se multiplique en todo el país; pero lo que es peor, generando un enfrentamiento con la inversión privada, acusándola de conductas anti competitivas, alimentando quimeras de bajas de precios y contribuyendo, quizá sin quererlo, a mantener el conflicto social.





martes, 9 de octubre de 2012

PETROPERÚ ESENCIA DE LA PERUANIDAD EN SU ENCRUCIJADA

CON LOS DETRACTORES EN LOS CONTRATOS

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)

Todos los 9 de Octubre se conmemora un aniversario más en la partida de nacimiento de Petróleos del Perú S.A. la empresa más importante de la economía peruana tanto por los ingresos generados como por el abastecimiento seguro y oportuno de combustibles a lo largo y ancho del país, donde necesariamente no llega la competencia sea Repsol/YPPF y/o Pluspetrol empresa vinculada a la transnacional española. Todo ello a pesar de no producir un barril de crudo ni una molécula de gas natural ni envasar un balón de gas licuado de petróleo (GLP)

Por tanto, cabe preguntarse puede ser considerada acaso una empresa petrolera aquella que no produce o extrae un barril de crudo por un lado y por el otro, que no tiene “bocas de salidas” para la venta al público a través de estaciones de servicios (grifos) de los combustibles que procesa. Evidentemente la respuesta es negativa. En tal sentido, la racionalidad técnico/económico impone la integración vertical de sus operaciones, entre la producción, refino, distribución y comercialización de combustibles.

La presencia de PetroPerú es motivo de controversia, a pesar de la  simpatía e identificación de las mayorías nacionales con la petrolera estatal. Por ello, a pesar de sus debilidades internas, de las limitaciones que le impone un modelo económico que restringe sus actividades al rol subsidiario, a la castración de sus ingresos por parte del ministerio de Economía y Finanzas, a los múltiples usos de los gobiernos de turno, desde una política indiscriminada de subsidios (1985/1990) a un descuartizamiento de sus activos y filiales por medio de la privatización, PetroPerú, constituye un baluarte de la peruanidad. Es más, por estrictas razones de servicio al interés público, la petrolera estatal debe ser fortalecida y modernizada

En tal sentido, el compromiso de este gobierno tanto en su plataforma programática de la “Gran Transformación” como de la “Hoja de Ruta”, pasaba por el necesario fortalecimiento de la petrolera estatal que se desdice con la práctica y el discurso de los principales hacedores de la política energética, sea el ministro de Economía y Finanzas, el ministro de Energía y Minas como la responsable de Perúpetro, al margen de la soledad, indecisiones y buenas intenciones del representante de PetroPerú.

Por ello, sirvan estas líneas para mi homenaje a todos los que hacen e hicieron posible la realidad de PetroPerú. Me refiero no solamente a los militares nacionalistas representados por el General Juan Velasco Alvarado que sintetizó una vieja aspiración nacional en la recuperación de los campos petroleros a manos de IPC, sino a todos los que desde los años treinta del siglo pasado lucharon por el derecho que sean los peruanos los que decidan los destinos y gocen de los beneficios de la explotación de los hidrocarburos, al servicio de millones de peruanos generando competitividad a la industria nacional.

SOBRE LAS EXPECTATIVAS

El camino al infierno está preñado de buenas intenciones señala un refrán popular. Por ello, las declaraciones de los máximos hacedores de la política energética apuntan a promover la presencia de PetroPerú en más de 35 lotes de hidrocarburos próximos a licitar en una campaña de promoción de las inversiones de riesgo.

En verdad, resultan laudables las intenciones de Perúpetro de condicionar la participación de PetroPerú como socio minoritario con una participación mínima de 25% a una máxima de 49%. Si al mismo tiempo el organismo promotor de las inversiones y encargado de supervisar los contratos de hidrocarburos pretende superar el abono de regalías, que en las últimas licitaciones han promediado una tasa de 26%.

Estos contratos de asociación, más conocido como “joint ventures” tienen múltiples fórmulas y constituyen viejas prácticas en el negocio petrolero, y aparentemente serían favorables al Estado peruano y por tanto a PetroPerú, como afirman las más altas autoridades del sector.

Lamentablemente no comparto tales expectativas, pues si se exige una participación minoritaria de PetroPerú del 25%, las más altas regalías, los mayores compromisos de inversión más el pago del 30% por concepto de impuesto a la renta, esta figura no resiste el mayor análisis económico, y en lugar de alentar la inversión de riesgo, que requiere el país, se terminará por el contrario desalentando el capital de riesgo, máximo cuando se requiere perforar no menos de 15 pozos de exploración para encontrar un pozo económicamente rentable.

En verdad, estas propuestas a mi real entender constituyen un distractor de la opinión pública y del interés nacional en relación a los contratos de hidrocarburos próximos a su vencimiento entre los años 2013 al 2015, tales como los contratos de los lotes II, III y IV, VI y VII y sobre todo el lote 1-AB, todos con reservas probadas, y probables de hidrocarburos que superan los 310 millones de barriles.

De allí nuestra posición directa, sin medias tintas, transparente, respetuosa de los contratos y las leyes. Estas reservas de hidrocarburos deben ser asignadas directamente a PetroPerú, en el marco de la ley de fortalecimiento y modernización, y debiera ser la petrolera estatal la que evalúe su asociación con operadores privados, y la modalidad de contratación en función de las características de cada contrato, regalías comprometidas y lote de explotación, que insisto tienen reservas probadas y probables donde el riesgo es mínimo.

Así, será PetroPerú la que debiera analizar la conveniencia de la explotación directa o en participación en aquellos lotes con una producción de 600 barriles diarios y tasas de regalías de 52%, con compromisos de inversión en los llamados lotes marginales que alguna vez fueron parte de sus activos.

Lo cierto es que PetroPerú no puede ser socio minoritario en las reservas probadas y probables que le pertenecen o son patrimonio de la Nación, y que evidentemente constituyen un negocio atractivo y rentable en su explotación, como sería el caso del lote 1-AB, el más importante de todos los contratos próximos a su vencimiento, en cuanto a los volúmenes de reservas probadas y probables, con más de 259 millones de barriles al 2011.

Por ello, resulta inaceptable promover la participación minoritaria en lotes con reservas probadas de hidrocarburos que tienen un valor económico, sujeto a crédito internacional por cualquier entidad financiera, y que resultan fundamentales para que la petrolera estatal pueda financiar en el largo plazo la modernización de su activo más importante la Refinería de Talara, cuyo costo final superará los 2,500 millones de dólares.

En tal sentido, los promotores de la fórmula en PerúPetro bajo inspiración y presión de los titulares del ministerio de Energía y Minas, que propone la participación mínima de PetroPerú del 25% en los contratos de los lotes próximos a licitar, con las mismas tasas y/o mayores tasas de regalías, máximos compromisos de inversión más las actividades propias de la consulta previa, debieran explicar los resultados del DS 017-2003 norma que promueve la inversión exploratoria de riesgo en nuestro país.

Así, desde la vigencia del DS 017 en los inicios del gobierno del Presidente Alejandro Toledo, se han firmado más de 50 contratos de hidrocarburos con tasas mínimas de regalías del 5% que podrían llegar al 20% siempre y cuando la producción supere los 100 mil barriles diarios de hidrocarburos o su equivalente en gas natural. Por tanto, a pesar de los atractivos de la norma para promover la inversión de riesgo no se han obtenido los resultados esperados.

Por ello, resulta un contrasentido económico o mejor aún un interesado distractor la propuesta de Perúpetro de condicionar la participación mínima del 25% de PetroPerú en todos los contratos de hidrocarburos, tengan reservas probadas o por descubrir, exigiendo el máximo en las tasas de regalías y los compromisos de inversión. En fin, de este gobierno se puede esperar cualquier sorpresa en cuanto al uso y abuso de PetroPerú en una serie de  aventuras empresariales sin racionalidad económica.