Actualmente existen fuertes presiones, lobbies para llevar el gas de Camisea al exterior para resolver los problemas energéticos de Norteamérica y de nuestro vecino del sur. El más reciente, es el del Suez Energy que utiliza a reconocidos líderes y formadores de opinión, con un viaje con todo pagado a Tailandia para supuestamente conocer las bondades de sus operaciones. Pero en el fondo tiene como objetivo justificar un tendido de gaseoducto de Pisco a Ilo, para “fructificar el desierto” y que serviría como excusa para extenderlo al norte de Chile, donde Suez Energy, empresa franco- belga, tiene operaciones de generación eléctrica a base de gas natural proveniente del norte argentino, en la actualidad prácticamente con un gaseoducto seco.
El caso argentino debiera ser visto como un pésimo ejemplo en materia energética. De exportador a fines de los noventa, hoy no puede satisfacer sus necesidades internas y se debate en una profunda crisis de energía al igual que Chile, importando gas natural de Bolivia por más de 250 millones de pies cúbicos diarios. De allí, el imperativo para estos países de priorizar en la agenda política y económica la integración energética del hemisferio sur donde supuestamente…faltaría el Perú.
Es bueno recordar que nuestro país tiene las reservas de Camisea en el Lote 88 donde opera el consorcio liderado por Pluspetrol, y del 56, que en los años ochenta conformaban el antiguo Lote 42. Estos en la práctica han sido concesionadas a un mismo consorcio de empresas que tienen distintos nombres jurídicos. Al margen de las “peculiaridades” de cómo obtuvieron y fueron firmados dichos contratos en el pasado, lo evidente es el interés de estas empresas por la exportación del gas natural en detrimento del mercado interno. Ello tiene que ser resuelto por el Gobierno actual mediante una política de Estado, donde se exponga con claridad meridiana que la prioridad y primacía será siempre el abastecimiento del mercado nacional.
En verdad, con las reservas probadas realmente existentes no existe capacidad para satisfacer simultáneamente el creciente mercado interno y las necesidades de exportación en un horizonte renovado de 20 años de manera permanente. Sin embargo, hay que tener presente que el concepto de reservas probadas es un concepto dinámico y no estático, de allí la importancia de una agresiva campaña de exploraciones en los lotes adyacentes al Gran Camisea, 57 y 58 para que aceleren el proceso de exploraciones en lo que corresponde a la perforación de pozos. ¡Se trata pues de convertir las reservas probables y posibles en reservas probadas en el menor tiempo posible!.
También es bueno recordar la forma como se entregó durante el régimen de “Perú Posible” el lote 56 con reservas probadas de gas natural de casi 2.8 trillones de pies cúbicos de gas y más de 200 millones de barriles de condensados, con compromisos de exportación de más de 620 millones de pies cúbicos diarios para el mercado norteamericano. Este contrato debiera ser investigado por una Comisión del Congreso y por la misma Contraloría de la República. En la práctica no hubo concurso alguno, pues de las empresas invitadas a participar OXY, Total, Repsol, solamente se quedó el consorcio liderado por Hunt, SK de Corea, donde posteriormente se adhirió Repsol/YPF, que conforman la empresa LNG.
Es decir, dicho lote fue entregado “a dedo”, de allí el interés y la necesidad de una severa investigación para renegociar este contrato, ahora que resulta un imperativo nacional el fomento de la petroquímica en el sur peruano, y estas empresas no tienen el mayor interés en la venta del gas para la transformación química, pues asumen que el gas les pertenece, luego de abonar las regalías correspondientes.
En otras palabras, las mismas empresas que están en el Lote 88 también están en el Lote 56. De allí que siempre ha sido el objetivo fundamental para ellas la exportación del gas natural para resolver las necesidades energéticas de terceros países, y hacer petroquímica en el hemisferio norte. Es más, casi al final del gobierno del presidente Toledo, diciembre del 2005, se modificó el contrato del Lote 88, con objeto de que parte de sus reservas de gas natural afiancen, refuercen las reservas del Lote 56 destinadas para la exportación que requeriría más de 4 trillones de pies cúbicos.
¡Esperamos que las nuevas autoridades de la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República investiguen y fiscalicen estos hechos, por la salud moral del país!
SOBRE LA PETROQUÍMICA
En una economía social de mercado como la nuestra debiera ser una política de Estado el cambio de matriz energética en el menor tiempo posible, para consumir intensivamente gas natural que poseemos en abundancia y minimizar nuestra dependencia de los precios internacionales del petróleo, que pueden arribar a los 100 dólares el barril. Siempre vamos a depender del petróleo, y del diesel 2 en especial, pero se trata de diversificar nuestras fuentes energéticas para alcanzar la autonomía energética como principio básico de la economía.
El balance energético debiera privilegiar los recursos que más tenemos. Así, la hidroelectricidad, el gas natural debieran ser las columnas centrales en la matriz energética conjuntamente con el petróleo, para dar lugar posteriormente al carbón reformado, y las energías alternativas.
Para ello, es urgente y necesario la promoción, fomento y construcción de un mercado interno para el gas natural lo más rápidamente posible. La forma más eficiente para ello es que nuestras empresas, las familias, el parque automotor estén conectados a la “cultura del gas”. Sin embargo la mejor forma de utilizar y consumir el gas natural radica en la industria petroquímica que agrega más valor al recurso natural.
Hoy en día más del 22 % de la generación eléctrica está basada en el gas natural, y el objetivo racional y nacional es que mediante más centrales térmicas a gas natural e hidroeléctricas se desplace en la fijación de las tarifas eléctricas a las centrales obsoletas que funcionan con petróleo diesel o residuales industriales que encarecen absurdamente las tarifas eléctricas. En el mismo sentido, el gas natural debe desplazar al contaminante uso del carbón en las plantas de generación eléctrica. Pero más importante que utilizar el gas natural en la electricidad, es el desarrollo de la industria petroquímica, que necesita un marco promotor de parte del Estado para su despegue, como lo demuestra la experiencia internacional.
La industria petroquímica tiene su base en el etano que es un hidrocarburo que en más del 10 % está en el gas natural de Camisea, conjuntamente con el metano. En otros yacimientos el etano tiene una participación de 3% a 4 %, sin embargo en Camisea es del 10 % y lo estamos desperdiciando irracionalmente quemando gas natural para la generación eléctrica.
La ruptura molecular del etano permite en una primera fase llegar a la petroquímica básica que posibilita obtener urea, fertilizantes, amoníaco, metanol, benceno, etc que tanto requiere la agricultura, en especial la agroexportación. Ello asegura inversiones de más de US $ 800 millones de dólares. Y, si se pasa a la petroquímica avanzada se podría producir desde explosivos hasta plásticos y las inversiones superarían los 2,500 millones de dólares con un efecto multiplicador en el sur del Perú, que se podría conectar con la carretera Interoceánica que llega hasta el Brasil, pasando por Bolivia. Es más, para asegurar los intereses del Estado sería ideal la presencia de PetroPerú y PerúPetro.
La experiencia de la industria petroquímica en nuestro país no es nueva. En el pasado PetroPerú tuvo una pequeña planta de negro de humo, urea y fertilizantes en la Refinería de Talara con la tecnología de los años 60. Esta planta se abastecía con el gas natural de Petromar que operó en el Zócalo Continental entre 1987 y 1993. Petromar fue la empresa que se forma con la estatización de la Belco, y como hermana menor de PetroPerú, en el proceso de privatización iniciado en 1991 tuvo que ser liquidada.
En ese mismo proceso, la Planta de Fertilizantes resultó antieconómica, por economías de escala, y por el precio de mercado del gas natural. Esta tuvo que ser “desarmada” y vendida a precio vil en los inicios de los noventa bajo los vientos privatizadores del fujimorismo. Al margen de la tecnología obsoleta que caracterizaba a dicha planta, el país empezó a importar la totalidad de fertilizantes, urea necesarios para capitalizar la agricultura, en especial la agroexportación que está creciendo a tasas elevadas. Se estima las importaciones en este rubro por más de 500 millones de dólares al año.
Hoy en día existe la posibilidad de promover la industria petroquímica utilizando las importantes reservas del Lote 88 de Camisea y de los lotes colindantes. El presente gobierno lo ha entendido así por ello ha presentado al Congreso de la República el proyecto Nº 1189/2006-PE “Ley de promoción para el desarrollo de la Industria Petroquímica”, donde el rol del Estado debiera ser de un mayor protagonismo en razón que las empresas consorciadas en el Lote 88 y 56 (Pluspetrol, Repsol/YPF, Hunt, Sonatrach etc) están pensando más en la exportación del gas natural que en el desarrollo del mercado interno y la petroquímica.
De allí, que sea un saludo a la bandera para el fomento de la petroquímica el artículo 3 del texto sustitutorio presentado como dictamen por la Comisión de Energía y Minas en la legislatura anterior cuando señalaba que: “Los precios del Gas Natural y Condensados en el Punto de Fiscalización de la producción que se destine como insumo para la industria Petroquímica, serán el resultado de las negociaciones entre el Productor Industrial y el Contratista. Como resultado de dichas negociaciones, los precios pactados podrán ser distintos a los que rigen para otros usuarios”.
Se debe reconocer que Pluspetrol y Repsol-YPF son primas hermanas. Cuando Repsol en 1999 compró el íntegro de las acciones de la empresa argentina YPF, también asumió previamente el paquete accionario de Astra, que a su vez detentaba una importante participación en Pluspetrol Energy. Todo ello lo explico mejor en un libro de mi autoría “Privatización e Hidrocarburos: mito y realidad Perú 1991-2002 publicado por el Fondo Editorial de la UNMSM. Allí señalaba que :
“A esta participación de Repsol en Argentina, se debe considerar la presencia previa que tenía la transnacional española en dicho país. En junio de 1996, Repsol adquirió el 37.7% de las acciones de Astra, para luego detentar el 56.7% que le convierte en el accionista mayoritario. Y por medio de su filial Astra, adquirió a fines de 1996, el 45% de Pluspetrol Energy S.A., pagando US$ 340 millones de dólares.
Por su parte, Pluspetrol Energy es una empresa que se dedica a la exploración y producción de hidrocarburos, detentando como activos más importantes el gigante yacimiento de gas Ramos, ubicado en el noroeste de Argentina, del cual es operadora y propietaria del 60%, Tecpetrol S.A. participa con un 25% y Astra con el 15% restante. Representando para ese año una producción de 176 millones de pies cúbicos de gas diarios y 4,1 MB / DC de condensados de gas (Miles de barriles por día calendario). Además, Pluspetrol controla el 100% de la Central Térmica de Tucumán S.A., que es alimentada con el gas de dicho yacimiento.
Se debe tener presente que Repsol, producto de su control predominante en Astra y su participación en Pluspetrol, también tiene intereses en Refinor S.A., refinería ubicada en la Provincia de Salta, donde el 70% del accionariado fue transferido por YPF, distribuyéndose la participación entre Pérez Companc (28%), Pluspetrol (21%), Astra (10.5%) e Isaura (10.5%)” (páginas 185-186)
Con todos estos antecedentes resulta poco probable que las empresas transnacionales estén interesadas en el desarrollo del mercado interno y de la petroquímica en particular y mucho menos acordar un precio del gas natural razonable para la petroquímica. Aquí no puede haber competencia pues las mismas empresas que están en el Lote 88 están en el Lote 56. ¿ De qué competencia se puede hablar?
Con esto demostramos que Repsol-YPF que es accionista en el Lote 88 y 56 está principalmente interesada en la exportación del gas natural. Pluspetrol es su socio y hermana menor. Hunt es una transnacional americana que tiene interés en llevar el gas a Norteamérica. Suez Energy que opera la planta térmica de Enersur en Ilo I e Ilo II vendiéndole electricidad a Southern Copper (SPCC), y que también tiene plantas de generación eléctrica en el norte de Chile que funcionaban con el gas del norte argentino, plantea la construcción del gaseoducto de Pisco a Ilo en el menor tiempo posible.
En este contexto ¿Cuál es el rol que debe tener el Gobierno como representante del Estado, en la defensa del patrimonio nacional y de los recursos naturales, frente a los diversos intereses de las transnacionales?
Debiera ser evidente que con todos estos antecedentes es urgente y necesario que el Estado peruano supere el dogma liberal de la subsidiaridad en la economía, y declare de interés nacional “el fomento, la promoción y el desarrollo de la Industria Petroquímica.”
En todo caso debe quedar claro que la industria petroquímica no se alcanza con las políticas de “libre mercado”. Debe existir una voluntad política y un compromiso del gobierno como política de Estado, para asegurar el despegue de esta industria que multiplica por 10 veces o 30 veces el valor del gas natural. Es decir, con productos de un mayor valor agregado, nuestro país de importador de urea, fertilizantes, amoníaco, plásticos podría satisfacer el mercado interno y exportar los excedentes en especial en esta parte del hemisferio.
El caso concreto es que el Estado debe intervenir como un ente rector, como un árbitro si las empresas productoras del gas natural interesadas en la exportación del gas natural no atienden en condiciones de precios, oportunidad y cantidad a las empresas interesadas en el desarrollo de la petroquímica, puesto que sería irracional que el precio de exportación del gas natural fuera menor que el gas para la petroquímica. Es más, de descubrirse mayores reservas de gas natural en los lotes 56,57, y 58, más que exportar gas natural a Chile debiéramos vender electricidad previa solución de los viejos diferendos limítrofes en el marco de una positiva vecindad.
Por último, respecto al tendido del gaseoducto debiera privilegiar la integración regional del sur peruano antes que la integración sudamericana con Chile y Argentina deficitarios en hidrocarburos. En este sentido suscribo lo afirmado por el Director General de Hidrocarburos (DGH), Ing. Gustavo Navarro cuando en el evento de COMEX del jueves 19 de julio afirmaba:
“Nuestra propuesta es justificar ductos nuevos partiendo de la generación eléctrica fuera de Lima, por ejemplo en lugar de ese proyecto que se ha anunciado: Petroperú – Suez, de tender un ducto por la costa que saliendo de Umay llegue a un punto del sur para instalar una planta hidroeléctrica, en lugar de ese trazado estamos planteando, otra diferente, que partiendo directamente de Camisea, recorra el sur, baje al Cusco y resuelva el problema del Cusco, pero no con la justificación de esa pequeña demanda antes señalada, pero si para llegar a la costa del sur e instalar la planta Petroquímica, y además llevar generación eléctrica al sur”.
Evidentemente todos los peruanos tendríamos que financiar una garantía de red principal para hacer rentable este transporte, así como se financió el ducto de Camisea a Lima. Lo importante es que por primera vez en la historia económica republicana se haría una obra realmente integradora que favorecería no solamente al Cusco, sino también a Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna. La demanda inicial existe pues las plantas térmicas y de petroquímica en Ilo aseguran más de 250 millones de pies cúbicos diarios, pero en el trayecto varias operaciones mineras se colgarían a la cultura del gas.
¡ De no hacerlo de esta manera, los intereses privados serán priorizados por encima del interés de la Nación, cuestión que resulta inaceptable y pernicioso para las futuras generaciones de peruanos!.
* Escribe Jorge Manco Zaconetti (Investigador UNMSM y Consultor)
El caso argentino debiera ser visto como un pésimo ejemplo en materia energética. De exportador a fines de los noventa, hoy no puede satisfacer sus necesidades internas y se debate en una profunda crisis de energía al igual que Chile, importando gas natural de Bolivia por más de 250 millones de pies cúbicos diarios. De allí, el imperativo para estos países de priorizar en la agenda política y económica la integración energética del hemisferio sur donde supuestamente…faltaría el Perú.
Es bueno recordar que nuestro país tiene las reservas de Camisea en el Lote 88 donde opera el consorcio liderado por Pluspetrol, y del 56, que en los años ochenta conformaban el antiguo Lote 42. Estos en la práctica han sido concesionadas a un mismo consorcio de empresas que tienen distintos nombres jurídicos. Al margen de las “peculiaridades” de cómo obtuvieron y fueron firmados dichos contratos en el pasado, lo evidente es el interés de estas empresas por la exportación del gas natural en detrimento del mercado interno. Ello tiene que ser resuelto por el Gobierno actual mediante una política de Estado, donde se exponga con claridad meridiana que la prioridad y primacía será siempre el abastecimiento del mercado nacional.
En verdad, con las reservas probadas realmente existentes no existe capacidad para satisfacer simultáneamente el creciente mercado interno y las necesidades de exportación en un horizonte renovado de 20 años de manera permanente. Sin embargo, hay que tener presente que el concepto de reservas probadas es un concepto dinámico y no estático, de allí la importancia de una agresiva campaña de exploraciones en los lotes adyacentes al Gran Camisea, 57 y 58 para que aceleren el proceso de exploraciones en lo que corresponde a la perforación de pozos. ¡Se trata pues de convertir las reservas probables y posibles en reservas probadas en el menor tiempo posible!.
También es bueno recordar la forma como se entregó durante el régimen de “Perú Posible” el lote 56 con reservas probadas de gas natural de casi 2.8 trillones de pies cúbicos de gas y más de 200 millones de barriles de condensados, con compromisos de exportación de más de 620 millones de pies cúbicos diarios para el mercado norteamericano. Este contrato debiera ser investigado por una Comisión del Congreso y por la misma Contraloría de la República. En la práctica no hubo concurso alguno, pues de las empresas invitadas a participar OXY, Total, Repsol, solamente se quedó el consorcio liderado por Hunt, SK de Corea, donde posteriormente se adhirió Repsol/YPF, que conforman la empresa LNG.
Es decir, dicho lote fue entregado “a dedo”, de allí el interés y la necesidad de una severa investigación para renegociar este contrato, ahora que resulta un imperativo nacional el fomento de la petroquímica en el sur peruano, y estas empresas no tienen el mayor interés en la venta del gas para la transformación química, pues asumen que el gas les pertenece, luego de abonar las regalías correspondientes.
En otras palabras, las mismas empresas que están en el Lote 88 también están en el Lote 56. De allí que siempre ha sido el objetivo fundamental para ellas la exportación del gas natural para resolver las necesidades energéticas de terceros países, y hacer petroquímica en el hemisferio norte. Es más, casi al final del gobierno del presidente Toledo, diciembre del 2005, se modificó el contrato del Lote 88, con objeto de que parte de sus reservas de gas natural afiancen, refuercen las reservas del Lote 56 destinadas para la exportación que requeriría más de 4 trillones de pies cúbicos.
¡Esperamos que las nuevas autoridades de la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República investiguen y fiscalicen estos hechos, por la salud moral del país!
SOBRE LA PETROQUÍMICA
En una economía social de mercado como la nuestra debiera ser una política de Estado el cambio de matriz energética en el menor tiempo posible, para consumir intensivamente gas natural que poseemos en abundancia y minimizar nuestra dependencia de los precios internacionales del petróleo, que pueden arribar a los 100 dólares el barril. Siempre vamos a depender del petróleo, y del diesel 2 en especial, pero se trata de diversificar nuestras fuentes energéticas para alcanzar la autonomía energética como principio básico de la economía.
El balance energético debiera privilegiar los recursos que más tenemos. Así, la hidroelectricidad, el gas natural debieran ser las columnas centrales en la matriz energética conjuntamente con el petróleo, para dar lugar posteriormente al carbón reformado, y las energías alternativas.
Para ello, es urgente y necesario la promoción, fomento y construcción de un mercado interno para el gas natural lo más rápidamente posible. La forma más eficiente para ello es que nuestras empresas, las familias, el parque automotor estén conectados a la “cultura del gas”. Sin embargo la mejor forma de utilizar y consumir el gas natural radica en la industria petroquímica que agrega más valor al recurso natural.
Hoy en día más del 22 % de la generación eléctrica está basada en el gas natural, y el objetivo racional y nacional es que mediante más centrales térmicas a gas natural e hidroeléctricas se desplace en la fijación de las tarifas eléctricas a las centrales obsoletas que funcionan con petróleo diesel o residuales industriales que encarecen absurdamente las tarifas eléctricas. En el mismo sentido, el gas natural debe desplazar al contaminante uso del carbón en las plantas de generación eléctrica. Pero más importante que utilizar el gas natural en la electricidad, es el desarrollo de la industria petroquímica, que necesita un marco promotor de parte del Estado para su despegue, como lo demuestra la experiencia internacional.
La industria petroquímica tiene su base en el etano que es un hidrocarburo que en más del 10 % está en el gas natural de Camisea, conjuntamente con el metano. En otros yacimientos el etano tiene una participación de 3% a 4 %, sin embargo en Camisea es del 10 % y lo estamos desperdiciando irracionalmente quemando gas natural para la generación eléctrica.
La ruptura molecular del etano permite en una primera fase llegar a la petroquímica básica que posibilita obtener urea, fertilizantes, amoníaco, metanol, benceno, etc que tanto requiere la agricultura, en especial la agroexportación. Ello asegura inversiones de más de US $ 800 millones de dólares. Y, si se pasa a la petroquímica avanzada se podría producir desde explosivos hasta plásticos y las inversiones superarían los 2,500 millones de dólares con un efecto multiplicador en el sur del Perú, que se podría conectar con la carretera Interoceánica que llega hasta el Brasil, pasando por Bolivia. Es más, para asegurar los intereses del Estado sería ideal la presencia de PetroPerú y PerúPetro.
La experiencia de la industria petroquímica en nuestro país no es nueva. En el pasado PetroPerú tuvo una pequeña planta de negro de humo, urea y fertilizantes en la Refinería de Talara con la tecnología de los años 60. Esta planta se abastecía con el gas natural de Petromar que operó en el Zócalo Continental entre 1987 y 1993. Petromar fue la empresa que se forma con la estatización de la Belco, y como hermana menor de PetroPerú, en el proceso de privatización iniciado en 1991 tuvo que ser liquidada.
En ese mismo proceso, la Planta de Fertilizantes resultó antieconómica, por economías de escala, y por el precio de mercado del gas natural. Esta tuvo que ser “desarmada” y vendida a precio vil en los inicios de los noventa bajo los vientos privatizadores del fujimorismo. Al margen de la tecnología obsoleta que caracterizaba a dicha planta, el país empezó a importar la totalidad de fertilizantes, urea necesarios para capitalizar la agricultura, en especial la agroexportación que está creciendo a tasas elevadas. Se estima las importaciones en este rubro por más de 500 millones de dólares al año.
Hoy en día existe la posibilidad de promover la industria petroquímica utilizando las importantes reservas del Lote 88 de Camisea y de los lotes colindantes. El presente gobierno lo ha entendido así por ello ha presentado al Congreso de la República el proyecto Nº 1189/2006-PE “Ley de promoción para el desarrollo de la Industria Petroquímica”, donde el rol del Estado debiera ser de un mayor protagonismo en razón que las empresas consorciadas en el Lote 88 y 56 (Pluspetrol, Repsol/YPF, Hunt, Sonatrach etc) están pensando más en la exportación del gas natural que en el desarrollo del mercado interno y la petroquímica.
De allí, que sea un saludo a la bandera para el fomento de la petroquímica el artículo 3 del texto sustitutorio presentado como dictamen por la Comisión de Energía y Minas en la legislatura anterior cuando señalaba que: “Los precios del Gas Natural y Condensados en el Punto de Fiscalización de la producción que se destine como insumo para la industria Petroquímica, serán el resultado de las negociaciones entre el Productor Industrial y el Contratista. Como resultado de dichas negociaciones, los precios pactados podrán ser distintos a los que rigen para otros usuarios”.
Se debe reconocer que Pluspetrol y Repsol-YPF son primas hermanas. Cuando Repsol en 1999 compró el íntegro de las acciones de la empresa argentina YPF, también asumió previamente el paquete accionario de Astra, que a su vez detentaba una importante participación en Pluspetrol Energy. Todo ello lo explico mejor en un libro de mi autoría “Privatización e Hidrocarburos: mito y realidad Perú 1991-2002 publicado por el Fondo Editorial de la UNMSM. Allí señalaba que :
“A esta participación de Repsol en Argentina, se debe considerar la presencia previa que tenía la transnacional española en dicho país. En junio de 1996, Repsol adquirió el 37.7% de las acciones de Astra, para luego detentar el 56.7% que le convierte en el accionista mayoritario. Y por medio de su filial Astra, adquirió a fines de 1996, el 45% de Pluspetrol Energy S.A., pagando US$ 340 millones de dólares.
Por su parte, Pluspetrol Energy es una empresa que se dedica a la exploración y producción de hidrocarburos, detentando como activos más importantes el gigante yacimiento de gas Ramos, ubicado en el noroeste de Argentina, del cual es operadora y propietaria del 60%, Tecpetrol S.A. participa con un 25% y Astra con el 15% restante. Representando para ese año una producción de 176 millones de pies cúbicos de gas diarios y 4,1 MB / DC de condensados de gas (Miles de barriles por día calendario). Además, Pluspetrol controla el 100% de la Central Térmica de Tucumán S.A., que es alimentada con el gas de dicho yacimiento.
Se debe tener presente que Repsol, producto de su control predominante en Astra y su participación en Pluspetrol, también tiene intereses en Refinor S.A., refinería ubicada en la Provincia de Salta, donde el 70% del accionariado fue transferido por YPF, distribuyéndose la participación entre Pérez Companc (28%), Pluspetrol (21%), Astra (10.5%) e Isaura (10.5%)” (páginas 185-186)
Con todos estos antecedentes resulta poco probable que las empresas transnacionales estén interesadas en el desarrollo del mercado interno y de la petroquímica en particular y mucho menos acordar un precio del gas natural razonable para la petroquímica. Aquí no puede haber competencia pues las mismas empresas que están en el Lote 88 están en el Lote 56. ¿ De qué competencia se puede hablar?
Con esto demostramos que Repsol-YPF que es accionista en el Lote 88 y 56 está principalmente interesada en la exportación del gas natural. Pluspetrol es su socio y hermana menor. Hunt es una transnacional americana que tiene interés en llevar el gas a Norteamérica. Suez Energy que opera la planta térmica de Enersur en Ilo I e Ilo II vendiéndole electricidad a Southern Copper (SPCC), y que también tiene plantas de generación eléctrica en el norte de Chile que funcionaban con el gas del norte argentino, plantea la construcción del gaseoducto de Pisco a Ilo en el menor tiempo posible.
En este contexto ¿Cuál es el rol que debe tener el Gobierno como representante del Estado, en la defensa del patrimonio nacional y de los recursos naturales, frente a los diversos intereses de las transnacionales?
Debiera ser evidente que con todos estos antecedentes es urgente y necesario que el Estado peruano supere el dogma liberal de la subsidiaridad en la economía, y declare de interés nacional “el fomento, la promoción y el desarrollo de la Industria Petroquímica.”
En todo caso debe quedar claro que la industria petroquímica no se alcanza con las políticas de “libre mercado”. Debe existir una voluntad política y un compromiso del gobierno como política de Estado, para asegurar el despegue de esta industria que multiplica por 10 veces o 30 veces el valor del gas natural. Es decir, con productos de un mayor valor agregado, nuestro país de importador de urea, fertilizantes, amoníaco, plásticos podría satisfacer el mercado interno y exportar los excedentes en especial en esta parte del hemisferio.
El caso concreto es que el Estado debe intervenir como un ente rector, como un árbitro si las empresas productoras del gas natural interesadas en la exportación del gas natural no atienden en condiciones de precios, oportunidad y cantidad a las empresas interesadas en el desarrollo de la petroquímica, puesto que sería irracional que el precio de exportación del gas natural fuera menor que el gas para la petroquímica. Es más, de descubrirse mayores reservas de gas natural en los lotes 56,57, y 58, más que exportar gas natural a Chile debiéramos vender electricidad previa solución de los viejos diferendos limítrofes en el marco de una positiva vecindad.
Por último, respecto al tendido del gaseoducto debiera privilegiar la integración regional del sur peruano antes que la integración sudamericana con Chile y Argentina deficitarios en hidrocarburos. En este sentido suscribo lo afirmado por el Director General de Hidrocarburos (DGH), Ing. Gustavo Navarro cuando en el evento de COMEX del jueves 19 de julio afirmaba:
“Nuestra propuesta es justificar ductos nuevos partiendo de la generación eléctrica fuera de Lima, por ejemplo en lugar de ese proyecto que se ha anunciado: Petroperú – Suez, de tender un ducto por la costa que saliendo de Umay llegue a un punto del sur para instalar una planta hidroeléctrica, en lugar de ese trazado estamos planteando, otra diferente, que partiendo directamente de Camisea, recorra el sur, baje al Cusco y resuelva el problema del Cusco, pero no con la justificación de esa pequeña demanda antes señalada, pero si para llegar a la costa del sur e instalar la planta Petroquímica, y además llevar generación eléctrica al sur”.
Evidentemente todos los peruanos tendríamos que financiar una garantía de red principal para hacer rentable este transporte, así como se financió el ducto de Camisea a Lima. Lo importante es que por primera vez en la historia económica republicana se haría una obra realmente integradora que favorecería no solamente al Cusco, sino también a Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna. La demanda inicial existe pues las plantas térmicas y de petroquímica en Ilo aseguran más de 250 millones de pies cúbicos diarios, pero en el trayecto varias operaciones mineras se colgarían a la cultura del gas.
¡ De no hacerlo de esta manera, los intereses privados serán priorizados por encima del interés de la Nación, cuestión que resulta inaceptable y pernicioso para las futuras generaciones de peruanos!.
* Escribe Jorge Manco Zaconetti (Investigador UNMSM y Consultor)
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