En principio, todos debemos estar de acuerdo con la importancia de promover y fomentar la generación de electricidad utilizando las energías renovables no convencionales, es decir de energías que siempre las vamos a tener como el calor del sol, la fuerza de los vientos, la energía de la tierra que aflora en géiseres o aguas termales, en la descomposición biodegradable de los recursos orgánicos etc. El fomento de esta energía debiera ser considerada prioritariamente en el cambio de la matriz energética, pues constituye la energía del futuro, es energía limpia para el desarrollo, hacia ello debiéramos apostar en el marco de la autonomía energética para no depender de los hidrocarburos como el gas natural, de los petróleos residuales ni de las variaciones de los recursos hídricos.
Siempre hemos afirmado que generar electricidad quemando el gas natural que está compuesto de un 90 % de metano y 10 % de etano que es la base de la petroquímica, constituye una irracionalidad económica si se hace uso y abuso de este recurso. En la construcción del mercado interno del gas natural en una primera instancia se justificaba el levantamiento de las centrales térmicas que producen electricidad con gas natural. Pero una vez que el consumo interno del gas asume una tendencia creciente resulta contraproducente el consumo masivo del gas natural para el sector eléctrico, pues ello debilita la construcción de centrales hidráulicas y de las energías renovables no convencionales.
El petróleo diesel y el petróleo residual todavía se utilizan en la generación eléctrica encareciendo absurdamente la tarifa por la determinación del costo marginal en los precios de la electricidad. Por el contrario, la baratura del gas natural en la generación eléctrica y el gas en algún momento se agotarán al margen de sus altos precios y efectos contaminantes por sus emanaciones de monóxido y dióxido de carbono como sería el caso del petróleo crudo.
Es más, los recursos hídricos tenderán a ser más valiosos en el futuro tanto por los efectos “invernadero”, el calentamiento global y el proceso de la desaparición de los glaciares. Es conocida la alta dependencia de las centrales hidráulicas de las lluvias en las regiones andinas, por ello existe un común acuerdo sobre la mayor importancia del agua que será una fuente menos abundante en el mundo y en nuestro país una fuente permanente de conflictos sociales.
Por ello resulta válida la preocupación del presente gobierno que está otorgando una sorprendente prioridad, al proyecto de “ley de promoción de la electricidad generada a partir de fuentes de energía renovable no convencionales” (FERNC), donde lamentablemente la prioridad la tendrían las centrales hídricas en detrimento de las genuinas energías no convencionales como la solar, eólica, biomasa, geotérmica etc.
Así, en el dictamen aprobado en la Comisión de Energía y Minas el 17 de enero pasado, se asume energía no convencional a la generación eléctrica en base de las hidráulicas de hasta 20 megavatios de capacidad de potencia. Así en el dictamen correspondiente se asume que la generación de electricidad con “mini hidráulica” debe entenderse como:
a) Energía de Mini Centrales Hidroeléctricas: Energía proveniente del aprovechamiento de caudales hidráulicos a filo de agua, que pueda convertirse en mecánica o eléctrica, siempre que el proyecto que la utilice tenga una potencia instalada igual o inferior a 10 MW. Por excepción, este límite podrá ser modificado por el Ministerio de Energía y Minas, hasta 20 MW para los aquél proyectos que acrediten que se destinará la energía eléctrica generada será destinada exclusivamente al mercado regulado servicio público y que dicho incremento del límite no tendrá un impacto negativo sobre el medio ambiente de acuerdo al procedimiento establecido en el Reglamento. ,La modificación de límite el mismo que requerirá la presentación de un estudio justifica torio y la previa aprobación de OSINERGMIN.
Desde nuestro punto de vista, las ventajas que podría tener el referido proyecto de promover las genuinas energías no convencionales se debilitaría cuando se autoriza la construcción de centrales hídricas con una capacidad de potencia de hasta 20 MW, pues la generación eléctrica hidráulica por razones de costo económico desplazaría a las otras energías no convencionales.
Esto lo confirma las declaraciones del señor Jaime Barco, Gerente General de Norwind S.A.C empresa especializada en generación eléctrica cuando afirma que el “Ministerio de Energía y Minas presentó al Parlamento una iniciativa que no promueve la generación eléctrica con fuentes renovables y limpias, como la eólica, al contrario busca la propalación de minicentrales hidroeléctricas. La propuesta del MEM ha puesto un techo de 20 megavatios para la generación con nuevas fuentes, favoreciendo la construcción de minicentrales” (Correo 22 Enero 2008)
Un segundo aspecto que debería llamar la atención en el proyecto aprobado por la Comisión de Energía y Minas, está referido al artículo 4º donde se destaca la declaración de interés nacional, pero innecesariamente se limita la expansión de las energías renovables no convencionales, cuando se coloca un límite en el sentido que el consumo futuro de electricidad generado por las Fuentes de Energías Renovables no Convencionales FERNC será hasta del 5 %. Así se afirma que
“El Ministerio establecerá quinquenalmente un porcentaje objetivo del consumo futuro de Elelectricidad generada a partir FERNC, expresados en términos del porcentaje del Consumo Nacional de Electricidad. Tal objetivo será hasta del 5% en cada uno de los años del primer quinquenio”.
En verdad, si la potencia instalada en nuestro país es de 6,500 MW y si el país requiere afianzar y asegurar el abastecimiento seguro y oportuno de electricidad para la economía del país, se requiere ante una creciente demanda eléctrica que bordea el 10 % anual, un incremento de la capacidad de potencia de por los menos 600 MW que no lo estamos cumpliendo. De allí, que el argumento fácil sea la construcción de centrales de generación térmicas a gas natural y desperdiciar el enorme potencial que se tiene en el aprovechamiento de las energías renovables no convencionales sobre todo la solar y eólica.
Por ello, en lugar de fijar un límite máximo de hasta 5 %, se debiera por el contrario fijar el límite mínimo y no el máximo, pues el país se beneficiará cuando la participación del consumo de electricidad por energías renovables no convencionales sea superior al 5 %, así cueste un poco más, efecto que sería más que compensado por las ganancias ambientales.
Esta es por los menos la estrategia de los países que están diversificando su matriz energética para no depender del petróleo que supera los 90 dólares el barril, del agua que en el futuro será escasa, y de un mayor valor en razón del efecto del calentamiento de la tierra, como lo estamos percibiendo en el proceso de deshielo de la Cordillera Blanca y de los nevados andinos.
En tercer lugar; la experiencia internacional abona hacia las energías no convencionales. Al margen de las ganancias ambientales que conlleva el uso de las fuentes energéticas no convencionales, resultan una posibilidad real de enfrentar y resolver los déficits de la electrificación rural de nuestro país, de las regiones aisladas, y al mismo tiempo debiera ser una actividad rentable como sucede en otros países integradas al Sistema Nacional Eléctrico.
La tendencia mundial apunta hacia el fomento de las energías limpias como la eólica, la solar, la geotermia, la biomasa, mareomotriz que en otros países como Alemania, España, Dinamarca, Estados Unidos y la India tienen cada vez más importancia tal como se puede apreciar en el cuadro correspondiente. ¡Esto no debiera estar en duda!
En tal sentido no es una casualidad histórica que los países desarrollados para el 2006 como Alemania tenga 20,622 megavatios de capacidad de potencia eléctrica de origen eólico, España con 11,615 megavatios, Estados Unidos con 11,575 MW, la India con 6,270 y Dinamarca con 3,137 MW lideren la generación de electricidad en base a la fuerza de los vientos, es decir energía limpia para el desarrollo.
Es más, los países con un plan de desarrollo energético fomentan las energías limpias no solamente como una forma de enfrentar los altos precios del petróleo, por las ganancias ambientales que ello genera, sino también para asegurar la autonomía energética que cada país debe alcanzar.
Así, Alemania entre el 2003 y el 2006 ha aumentado su capacidad instalada de energía eólica pasando de 14,609 MW a 20,622 MW; España de 6,202 a 11,615 MW y los propios Estados Unidos de Norteamérica de 6,374 MW en el 2003 para alcanzar los 11,575 MW.
Incluso nuestro vecino del sur ha inaugurado una central eólica de 18.15 megavatios con capacidad de ampliación con una inversión de privados por un valor de 35 millones de dólares, con el objeto de enfrentar en parte la crisis energética que tiene Chile.
De otro lado, un caso ilustrativo es el crecimiento e importancia que tiene la generación eléctrica de origen eólico en España. En el 2007 según la Red Eléctrica de España la generación eólica alcanzaría los 26.300 GWh y con esta cifra la energía eólica se ubica en un cuarto lugar después de las centrales térmicas a carbón, las térmicas a gas de ciclo combinado, y de la energía nuclear, desplazando por un escaso margen a la energía hidráulica.
Por ello, resulta lamentable que una oportunidad histórica que debiera servir para el cambio de la matriz energética fomentando el consumo y utilización de las energías renovables no convencionales, como diría Jorge Basadre, se convierta en una otra “oportunidad perdida”. La responsabilidad de los gobernantes en los asuntos públicos exige la mayor transparencia, y creemos que autorizar el incremento de mini centrales hídricas de 10 MW a 20 MW es un despropósito que afectará sensiblemente el fomento y utilización de las energías renovables no convencionales tales como la eólica, solar, geotermia, mareomotriz y la biomasa.
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