martes, 4 de marzo de 2008

Exportemos joyería “made in Perú”

UN MAYOR VALOR AGREGADO DE LOS METALES
En la producción mundial minera nuestro país ocupa un lugar de liderazgo. Para el 2007 la posición es del primer lugar en la producción mundial de la plata, segundo lugar en la del zinc, y cobre. En cuanto a la producción de oro estamos en el quinto lugar, desplazando a Rusia, Indonesia y Canadá. En verdad, la actividad minera es la columna vertebral de la economía peruana, tanto por los ingresos de exportación que genera, los impuestos que abona que resultan más del 52 % del impuesto a la renta, y por la capacidad de compra que genera en el resto de la economía, industrias, regiones y trabajadores.

Sin embargo, este patrón primario exportador tiene y tendrá límites de crecimiento cuando cesen o disminuyan los factores que determinan el crecimiento de la demanda mundial de los productos mineros. Sea la posible recesión o depresión de la economía norteamericana, el recalentamiento de la economía china, y el menor dinamismo de la economía mundial. Al margen de la competencia de los plásticos y del reciclaje industrial de los metales.

De allí, la importancia de promover las políticas de un mayor valor agregado, en el marco de las sinergias entre el Estado y el mercado, la negociación estratégica entre el Estado y las empresas privadas, mineras e industriales, sobre las políticas más convenientes al país. Si bien resulta una práctica aceptada para el sector minero el “no exportar impuestos” y las devoluciones de impuestos vía políticas de “draw back, no resulta lógico que en las compras locales de oro, plata, cobre o zinc los industriales domésticos paguen precios de Londres o New York más una serie de costos, simulando una exportación e importación que encarecen en demasía el precio internacional.

Es una verdad conocida que el valor de las exportaciones mineras de oro y plata en el 2007 fueron del orden de los 4,694 millones de dólares, que en el caso del oro se venden al exterior en la forma de doré, en una composición variable de 60 % de oro y 40 % de plata, resultando las mayores exportadoras empresas transnacionales como Mra. Yanacocha y Mra. Barrick, que determinan más del 60 % de la producción aurífera a nivel nacional.

Sin embargo, la exportación de joyería y orfebrería elaborada en el país no superaba los 100 millones de dólares. Evidentemente desde un punto de vista nacional y racional para el país sería más conveniente exportar productos manufacturados o terminados, que representen un mayor valor agregado del producto minero, lo cual tendría un efecto multiplicador en la generación de empleo y en la recaudación fiscal.

Ejemplo de estas políticas lo constituye la experiencia italiana que no produciendo un gramo de oro, compra en el mercado mundial un promedio de 250 toneladas de oro que representa casi el 10 % de la demanda mundial que se dedica a la fabricación de joyería. Con el oro importado, las más de 7,800 empresas italianas transforman el oro, generando modelos y determinando la moda mundial en la joyería. Y lo más importante, resuelven en parte el problema del empleo, ligando la industria de la joyería, artesanía y orfebrería con el turismo.

En nuestro país, el sector minero señala que su negocio está en la exploración y explotación de los metales. A lo más llega a la fundición y refinación. Lo curioso es que las principales refinadoras que existen en el país han sido inversiones realizadas por el Estado, complejo metalúrgico de La Oroya, Refinería de Cajamarquilla, Fundición de Ilo. Sin embargo, la privatización de estas unidades no contempló la posibilidad de priorizar las ventas al mercado interno en el marco de una política de industrialización de nuestros productos mineros.

De allí, la necesidad de establecer una política promotora para un mayor agregado de los metales vía políticas industriales para el oro, plata, zinc, cobre, etc. ¿Qué conviene más al país? Exportar oro doré o joyería de calidad con la marca “made in Perú”.

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