lunes, 29 de diciembre de 2008

SECTOR ELÉCTRICO: GANANCIAS AÉREAS Y SALARIOS SUBTERRÁNEOS

INVIERTEN LO MÍNIMO PARA GANAR LO MÁXIMO



La privatización en el sector eléctrico tenía como objetivo superior fomentar una mayor eficiencia y la inversión básicamente privada para superar los crónicos déficits entre la oferta y demanda que existían en la década previa a los noventa. La guerra interna que sacudía el país, con la sistemática destrucción de torres de electricidad, la descapitalización de las empresas del Estado, más las tarifas subsidiadas como parte de una decisión de política de Estado, habían hecho colapsar el sistema eléctrico nacional bajo responsabilidad estatal. De allí, la decisión de privatizar las empresas estatales de electricidad, previo ajuste tarifario, fomentando la fragmentación entre las actividades de generación, transmisión y distribución.

Transcurridos casi quince años de iniciado el proceso privatizador, es urgente realizar un balance que señale las fortalezas y debilidades de un sector que tiene el carácter de un servicio público, pues sin energía no existe la posibilidad de alcanzar el crecimiento económico sustentable en el largo plazo. Al mismo tiempo, se debe asegurar una tarifa que rentabilice a las empresas para asegurar mayores inversiones. Ello supone y exige una enérgica actividad reguladora, a pesar de los últimos dispositivos en la materia donde supuestamente se deja al “libre mercado”, a través de las subastas de energía y potencia la determinación de la tarifa en barra, que incorpora los costos de generación más las pérdidas de transmisión.

Hoy, existe un híbrido privado/público donde la existencia de un cártel en la generación eléctrica asegura una alta rentabilidad para todas las empresas, una rentabilidad “cuasi oligopólica”, con una sobreexplotación de la fuerza de trabajo, es decir, el gran impactado por las políticas liberales ha sido, que duda cabe, el mundo del trabajo con una fuerte reducción del empleo estable, la expansión de los “services”, una mayor flexibilización de la fuerza de trabajo y las limitaciones salariales en las negociaciones colectivas.

Así, por ejemplo Electrolima, la gran empresa eléctrica responsable de generar, abastecer y distribuir electricidad a la ciudad capital, fue privatizada a inicios de los años noventa, surgiendo tres empresas: Edegel encargada de la generación, Edelnor, empresa de distribución eléctrica para el norte de Lima, y Luz del Sur empresa responsable de la distribución para el sur de Lima.

Al margen de los beneficios tributarios, tarifarios, laborales que se otorgaron en la privatización, este proceso en el sector eléctrico no pudo terminarse, gracias a la oposición de los sectores democráticos, frentes de defensa populares, ligas de usuarios y consumidores, prensa independiente. Así, se detuvo la transferencia al sector privado de empresas rentables como ElectroPerú, de Egasa (Charcani), empresa de generación de Arequipa, Egesur (Aricota), generación del sur y algunas empresas de distribución, todavía bajo gestión estatal. Así, el levantamiento del pueblo arequipeño en el primer semestre del 2002 señaló el cambio de rumbo del proceso privatizador y de las políticas del “libre mercado” que nos han conducido a la debacle internacional actual.

En tal sentido, la última privatización eléctrica ocurrió durante el régimen de transición del doctor Valentín Paniagua, entre abril/julio del 2001 con las unidades hídricas de lo que fuera la parte eléctrica de la empresa estatal minera Centromín, empresa que operaba en la región central del Perú el complejo minero metalúrgico de La Oroya y nueve unidades mineras. Esta acelerada y cuestionada transferencia al sector privado fue llevada a cabo contra viento y marea, antes de la transferencia de mando hacia el nuevo gobierno que sería presidido por el doctor Alejandro Toledo (julio 2001/julio 2006)

Esta privatización se hizo efectiva, a pesar de existir en ese entonces, informes contrarios como del Indecopi y Osinerg, que recomendaban su postergación, por el alto grado de concentración que significaba la privatización de Electroandes para el grupo PSEG. Esta empresa eléctrica que se formó con las unidades de generación de la ex Centromín y la unidad que estaba en construcción, central hídrica de Yuncán con un crédito japonés, y que por la demora en su levantamiento, y los sobrecostos que implicaban un fuerte compromiso para el Estado peruano, no debió privatizarse de esa manera. Así, los pasivos fueron limpiados por el Estado y privatizada esta rentable unidad que en el cuadro respectivo tiene la más alta tasa de rentabilidad operativa entre las empresas de generación, es decir, la utilidad operativa obtenida entre los ingresos ha sido del orden de 37% en el 2005, 54% en el 2006 y 53 % en el 2007. Ver cuadro del Ranking por Rentabilidad Operativa según Empresa Generadora de Energía Eléctrica.

RENTABILIDAD ASEGURADA

El nuevo ministro de Energía y Minas, Ing. Pedro Sánchez Gamarra de formación eléctrica ha asumido el reto de superar los “cuellos de botella” que tiene el sector, tales como el poder asegurar el crecimiento económico del país que requiere la dotación de energía en calidad, oportunidad y precio. Acelerar el cambio de la matriz energética, utilizando intensivamente los recursos más abundantes como la hidroenergía y las energías renovables no convencionales. Más el apostar por un uso racional del gas natural que supone utilizar las térmicas de ciclo combinado, con el debido respeto ambiental y social.

Si bien la crisis internacional afecta gravemente al sector exportador, básicamente minero y agroindustrial, en el 2009 la economía peruana tendrá un aterrizaje moderado y debemos crecer a más del 5 % en el PBI, más inducidos por una “dinámica inercial” con una inversión pública/privada, lejos del crecimiento promedio del 9% obtenido en el año que termina. Este crecimiento económico exige asegurar nuevas inversiones en el sector, ante el crecimiento de la demanda eléctrica que será menor al proyectado hace unos meses, pero que será del 7% por lo menos.

Este respiro que tiene el sector eléctrico y el gobierno debe servir para administrar en los mejores términos la emergencia eléctrica que promovía la compra de generadores térmicos a petróleo y diesel 2 bajo responsabilidad de ElectroPerú, servirá para reconstituir la reserva eficiente de energía con un 25 % de potencia asegurada, y debe ser utilizado también para asegurar un uso racional de la energía generada a partir del gas natural en centrales térmicas de ciclo combinado.

Con esto se deben superan las deficiencias técnicas y económicas que significa el uso intensivo del gas natural en la generación eléctrica con centrales de ciclo simple para transitar al ciclo combinado, el sincerar los precios del gas natural tan baratos que desestimulan la construcción de centrales hídricas, y que con precios en boca de pozo menores a US$ 1.50 por millón de BTU, constituye un subsidio económico, es decir, una transferencia de riqueza a sectores empresariales eléctricos que queman gas barato, desperdiciando calor, y venden electricidad cara.

Se debe tener presente que salvo la construcción y entrada en operaciones para el 2009 de la central hidráulica de El Platanal con 220 MW de potencia del grupo nacional Rizo Patrón de Cementos Lima, todo lo demás es ilusión. De allí, la preocupación central a la interrogante válida: ¿Están obteniendo las empresas de generación una utilidad razonable que asegure mayores inversiones en el sector? ¿Es verdad, que las empresas de generación a gas natural están invirtiendo lo mínimo para ganar lo máximo?

El cuadro respectivo del “Ranking por Rentabilidad Operativa según Empresa Generadora de Energía Eléctrica”, expone las tasas de rentabilidad operativa, es decir la utilidad operativa entre los ingresos para los años 2005, 2006, 2007. En su conjunto la tasa de la rentabilidad operativa es del 29%, pero en verdad una estimación más cercana de la rentabilidad de una empresa está determinada por la Generación Interna de Recursos (GIR), que mide la utilidad operativa más las sumas deducidas y cargadas al costo de ventas por concepto de depreciaciones y amortizaciones más las provisiones diversas. En su conjunto la Generación Interna de Recursos de las empresas de generación eléctrica para dichos años bordea el 42%.

Esto significa que de cada 100 nuevos soles de ingresos, 42 nuevos soles están constituidos por las utilidades operativas antes del abono del impuesto a la renta y participaciones de trabajadores (5%), y por los cargos por las depreciaciones más amortizaciones que constituyen un recupero del capital invertido. Esto asegura una alta rentabilidad superior a la existente en Europa, USA y países vecinos.


EDEGEL: GENERACIÓN CON CHOLO BARATO

La empresa Edegel si bien se ubica en el octavo lugar con tasas de utilidad operativa del 48% para el 2005, 35% para el 2006 y 27% para el 2007 obtiene una mayor rentabilidad si se suman las depreciaciones y amortizaciones respectivas. Es más, la empresa Eléctrica de Piura S.A. (EEPSA) que pertenece al mismo grupo ocupa el tercer lugar entre las empresas de mayor rentabilidad operativa con tasas del orden de 29% en el 2006 y 48% en el 2007, gracias a una mayor utilización con mejores precios del gas natural proveniente del lote Z-2B bajo responsabilidad de la cuestionada empresa Petro Tech Peruana S.A.

Para entender la rentabilidad de Edegel es necesario asumir el carácter de las inversiones del grupo de Endesa de España, que en la actividad de generación a través de Edegel absorbió por fusión a la empresa de generación eléctrica de Ventanilla (Etevensa) en junio del 2006. Esta última opera la única central térmica de ciclo combinado que se abastece con el gas natural proveniente de Camisea.

Se debe tener presente que Edegel tiene como accionistas principales a Generandes Perú, que pertenece a Endesa Chile, una subsidiaria de la Corporación ENERSIS, filial de Endesa España. Después de dos años de contraofertas sobre las OPA´s para comprar al gigante español, entre octubre y diciembre del 2007, las transnacionales Enel Energy Europe SRL (Italia) y Acciona SA (España) han culminado el proceso de oferta pública de adquisición, y resultan ser los nuevos accionistas principales y mayoritarios de Endesa. Por tanto, esta reestructuración del capital deberá tener sus efectos en Chile, Argentina, Brasil, Perú, Ecuador etc.

Las acciones de Edegel y Eléctrica de Piura en la generación y Edelnor en la distribución han cambiado en cuanto a su titularidad accionaria como parte de la globalización de las relaciones de producción y distribución. Sin embargo, este proceso de internacionalización supone las condiciones más duras de explotación para los trabajadores que prestan servicio en el grupo Endesa.

Sirva de ejemplo las condiciones intensas de trabajo en las centrales hidráulicas de Matucana, Huampaní, Huinco, Moyopampa, donde un trabajador actualmente tiene que realizar las actividades que antes realizaban entre cuatro a cinco trabajadores cuando operaba la empresa estatal Electrolima. Así, lo que antes hacía un jefe de turno, un maquinista, un operador, un tablerista y su ayudante, hoy debido a la privatización estas actividades las realiza un solo trabajador con los mismos ingresos, en jornadas aisladas de trabajo.

EPÍLOGO

En su conjunto las seis primeras empresas de generación eléctrica con las mayores tasas de rentabilidad operativa son privadas, de transnacionales que operan en el sector. Para el 2006 que fue considerado un “mal año” para las empresas, la tasa de rentabilidad operativa de Electroandes (PSEG) fue del 53%, de Sinersa del 54%, de la empresa de generación Eléctrica de Piura (Endesa) 30%, Egenor (Duke Energy) obtuvo 26%, Enersur (Suez Energy) 33% y Cahua de la estatal noruega SN Power con una tasa de 20%. Es decir, en un año supuestamente negativo la tasa de rentabilidad operativa fue del 29.5% tal como se puede observar en el cuadro “Ranking por Rentabilidad Operativa según Empresa Generadora de Energía Eléctrica”

Desde nuestro punto de vista podemos asegurar que la rentabilidad obtenida por las empresas de generación eléctrica supera la existente en otros países, y de lejos es superior a la rentabilidad garantizada del 12% por la ley de Concesiones Eléctricas. Por tanto, si se tiene una alta rentabilidad existe la necesidad de negociar estratégicamente con las empresas privadas mayores compromisos de inversión, o en su defecto potenciar la inversión estatal. Si se tiene presente que una central hídrica demora más de ocho años en su construcción, se debe ser consciente que las decisiones de hoy tendrán sus consecuencias a futuro, por tanto sería deseable aprovechar en los mejores términos el respiro que nos ofrece la crisis internacional, teniendo siempre en cuenta que la “energía más cara es la que no se tiene”.




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