domingo, 9 de agosto de 2009

PERÚ: DÉBIL ACTIVIDAD EXPLORATORIA (1985-2009)

CRECIENTE DEPENDENCIA DEL PETRÓLEO IMPORTADO


La autonomía energética es una condición necesaria más no suficiente para alcanzar el desarrollo económico. Se requiere asegurar también la autonomía alimentaria, una positiva capitalización del país, integración física interna, una fuerte inversión en conocimiento y tecnología, más una vocación nacional y cultural sobre todo de su clase dirigente para alcanzar el desarrollo. Lamentablemente en los últimos 50 años poco de esto se está haciendo, por el contrario, con el modelo extractivo primario exportador basado en la minería, tenemos un crecimiento empobrecedor, con un débil eslabonamiento industrial de nuestras materias primas y fuertes impactos ambientales.

Los países con capacidad endógena de desarrollo, que tienen crecimiento económico sostenido y redistribución del excedente, con una sólida participación fiscal, deben asegurar en el largo plazo sus fuentes de energía, de manera eficiente, con energías ambientalmente limpias a precios razonables, que garanticen la dotación de energía suficiente para las empresas y consumidores. En cambio, nuestro país es altamente dependiente y vulnerable de las importaciones de crudo y derivados, y evidentemente de los precios internacionales del petróleo, a pesar de las importantes reservas de energía: hídricas, eólicas, gas y condensados de gas natural, carbón, y petróleo.

En la presente coyuntura no es suficiente asegurar la exclusividad de las reservas de gas natural provenientes del lote 88 para el mercado interno, reservas que dicho sea de paso en algún momento se agotarán, se requiere fomentar la producción interna de petróleo crudo para superar el déficit de la balanza comercial de hidrocarburos, dado que a pesar del creciente mercado interno del gas natural siempre hemos de necesitar los derivados del petróleo, para el creciente parque automotor, las industrias y en los sistemas eléctricos aislados.

Debiera ser una política de Estado el superar el creciente déficit de la balanza comercial de hidrocarburos, incrementar los volúmenes de producción interna de petróleo crudo, fomentar la inversión de riesgo, superar la débil campaña exploratoria estimada por el número de pozos exploratorios realizados que expresan la inversión de riesgo, en razón que por más estudios geológicos que se realicen la sola perforación no asegura la explotación comercial.

Así, en el cuadro en referencia “Perú: Número de Pozos Exploratorios Perforados”, se presentan desde 1985 a junio del 2009, utilizando la metodología de sistematizar por quinquenios los pozos perforados, y los volúmenes físicos de importación de crudo y derivados. Esta sola realidad expresa y expone el fracaso de la política energética en los últimos treinta años. ¡A pesar del efecto Camisea, y del importante potencial petrolero seguimos importando petróleo!
En tal sentido, sino fuera por el efecto Camisea nuestra dependencia energética sería mayor. Por ello, en un ejercicio de proyección, si la demanda potencial por el gas natural de las empresas eléctricas, de la petroquímica, de las nuevas industrias, el creciente parque automotor, las empresas mineras más el gaseoducto sur andino incluido, fuese satisfecha por la empresa Pluspetrol Camisea, se estima que antes del 2015 la demanda interna por gas natural sería superior a los 2,000 millones de pies cúbicos diarios, algo que hubiese sido inimaginable años atrás. ¡Todo ello al margen de los compromisos de exportación!

Dejando de lado las distorsiones de los precios del gas natural proveniente del lote 88 relativamente barato lo cual explica el crecimiento de la explosiva demanda sobre todo de las eléctricas con ciclo simple con un factor de eficiencia menor al 35% urge descubrir mayores reservas de gas natural, y evidentemente los precios vigentes no resultan atractivos para el sector privado, de allí las pobres performances exploratorias.

Por tanto, de mantenerse “ceteris paribus” las reservas probadas de Camisea de los lotes 88 y 56 de 8.2 MMTCF (trillones de pies cúbicos en la nomenclatura anglosajona, billones en castellano) serían insuficientes para satisfacer las crecientes necesidades del mercado interno, de allí la necesidad de promover y exigir el cumplimiento de los programas mínimos de trabajo de todas las empresas de hidrocarburos para aumentar el número de pozos exploratorios que en verdad resultan deplorables e insuficientes.
En tal sentido, el éxito o fracaso de las políticas de hidrocarburos debe medirse por la actividad exploratoria. Diga Usted ¿Cuántos pozos exploratorios perfora? Esta es la pregunta clave, por tanto el número de contratos firmados no debiera ser relevante, lo importante es saber ¿cuántos pozos se están perforando? y a futuro ¿cuántos se perforarán de manera efectiva con una grado de confianza según lo estipulado en los contratos? Todo lo demás es prensa y propaganda para satisfacción del mandatario de turno en Palacio de Gobierno.

Por ello, se requiere convertir las reservas probables y posibles de hidrocarburos (petróleo, gas natural y líquidos de gas natural) en reservas probadas en los menores plazos posibles. Se presume que las reservas potenciales de gas en el “Gran Camisea” lotes 88, 56, 57, 58 superan los 20 TCF ¡Esta es la única garantía para asegurar la autonomía energética en el largo plazo!

DÉBIL CAMPAÑA EXPLORATORIA

Un indicador del fracaso de las políticas energéticas en los últimos treinta años es el número de pozos exploratorios que representan la inversión de riesgo, pues se puede descubrir como no, reservas comerciales que permitan su explotación. El número promedio anual de pozos perforados es pobre, lejos de los 25 pozos exploratorios anuales que se realizaban en los años setenta cuando la empresa estatal PetroPerú promovía, supervisaba, e invertía con sus propios recursos o contrataba con servicios de terceros. Es decir, ¡PetroPerú lideraba el sector de hidrocarburos!

Así, entre 1985 y 1990 durante el primer gobierno del presidente Alan García, el número de pozos exploratorios perforados en los cinco años de gobierno fueron de sesenta pozos (60), es decir, un promedio de 12 pozos por año. En verdad, este esfuerzo exploratorio fue posible gracias a la presencia de la petrolera estatal PetroPerú, a pesar de las absurdas políticas de subsidios que descapitalizaron a las empresas públicas como PetroPerú, que fue obligada a vender combustibles a un precio promedio de 22 centavos de dólar el galón cuando le costaba más de 55 centavos producirlo.

Entre 1991 y el 2000, es decir, en los dos quinquenios del presidente Alberto Fujimori, que corresponden a los tiempos más álgidos de la violencia interna, el número de pozos exploratorios perforados fue de cincuenta y uno (51), es decir en una década el promedio de pozos perforados fue cinco pozos por año. Un resultado insuficiente que profundizó el déficit de la balanza comercial con el aumento de las importaciones de manera sustantiva como se podrá observar.

Este es el período donde bajo las cláusulas de condicionalidad del Banco Mundial, el fujimorismo económico privatizó absurdamente los lotes de hidrocarburos que estaban bajo responsabilidad de PetroPerú y filiales. Tanto los lotes 8/8X en la selva nor oriental en 1996, los lotes marginales (I, II, III, IV, V/VI etc), y el lote X de Talara, más el lote Z-2B del Zócalo Continental que estaba bajo responsabilidad de Petromar filial de PetroPerú hasta 1993, fueron transferidos al sector privado.

En tal sentido, la campaña exploratoria, de riesgo, como responsabilidad de Perú Petro, empresa estatal creada a inicios de los noventa ex profesamente para fomentar la inversión en el sector, fiscalizar y supervisar los contratos petroleros, no obtuvo los resultados esperados en el ámbito de la responsabilidad privada, y nuestra dependencia energética se profundizó.

En el quinquenio 2001 al 2005, el número de pozos exploratorios fue de 22 lo que hace un promedio de 4 pozos por año, un resultado menor a la década previa. Evidentemente el ciclo político, la agonía y crisis del fujimorismo, el gobierno de transición del doctor Valentín Paniagua, y la elección al gobierno del presidente Alejandro Toledo, explican este retroceso exploratorio que afectó al sector. Aquí, lo históricamente relevante fue la firma del Contrato de Camisea con todas sus imperfecciones durante el régimen de transición.

Luego en el período abierto todavía entre el 2006 a junio del 2009, en el segundo gobierno del Presidente García los pozos exploratorios perforados están sobre los 25 pozos con un promedio provisional anual de 8 pozos, se espera que al término del 2009 se lleguen a los 10 pozos, lo cual es difícil de completar a pesar de los esfuerzos de la nueva administración bajo responsabilidad de Daniel Saba en PerúPetro.

El sector de hidrocarburos fue duramente golpeado por el escándalo de los “petroaudios”, donde uno de los miembros del directorio de PerúPetro Alberto Químper resultó involucrado en tráfico de influencias, prácticas corruptas y en una serie de anormalidades que se están ventilando en el poder judicial. También afectó el comportamiento de las campañas exploratorias la vigencia de un pensamiento tradicional a nivel del Ministerio de Energía y Minas, Perúpetro, Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República que considera que el mejor y mayor incentivo para la inversión resultan los precios internacionales. De allí, que no se promueva la inversión en las reservas marginales segunda etapa, los llamados horizontes profundos, los horizontes subexplorados, y en los horizontes marinos a grandes profundidades donde se presume la existencia de crudo de alta calidad.

Por último, afecta también las campañas exploratorias la creciente oposición de las comunidades nativas de la selva que han sido afectadas e impactadas por las campañas de exploración y que demandan a las empresas de hidrocarburos lo que no otorga el Estado, salud, educación, empleo, por las propias limitaciones fiscales y distorsiones en la distribución del canon petrolero y canon gasífero. La expresión superior de esta oposición son los luctuosos sucesos de Bagua en junio pasado.


Para el 2009 se considera el período enero-junio.


http://www.mancozaconetti.com/
Fuente: Anuario Estadístico y boletín mensual de la DGH (MEM)

Por tanto, la pobre campaña exploratoria debe superarse si de verdad queremos asegurar la autonomía energética. En casi 20 años (1991-2009) en nuestro país las empresas de hidrocarburos han realizado apenas 98 pozos exploratorios, perforación insuficiente a todas luces que expone la realidad crítica del sector. Por el contrario, según fuentes oficiales en el país del norte, Colombia en palabras de su ministro de energía y minas, solamente en el 2008 en el vecino país la empresa estatal Ecopetrol y las empresas privadas realizaron 99 pozos exploratorios en los diversos lotes que tienen distribuidos en su territorio donde las hectáreas resultan ser la mitad o la tercera parte de la extensión de los lotes que se concesionan en nuestro país.
MÁS IMPORTACIONES MÁS DEPENDENCIA DE CRUDO

Otro indicador del fracaso de las políticas energéticas en los últimos treinta años son los crecientes volúmenes de importación de petróleo crudo y derivados como el diesel 2 y el gas licuado de petróleo. Utilizando las importaciones realizadas por quinquenios desde 1985 a mayo del 2009 en millones de barriles, se puede observar como las importaciones de crudo y derivados en volúmenes han tenido un comportamiento creciente.

Esta es otra manera de percibir nuestra dependencia energética en petróleo y derivados como el diesel 2 que el llamado efecto Camisea atenúa mas no supera. Así, los volúmenes importados en el quinquenio 1985/90 sumaron los 39 millones de barriles de los cuales 24 millones estaban constituidos por petróleo crudo (61%) y 13.6 millones (35%) por diesel 2. Se debe hacer notar que hacia 1988 el Perú pierde su condición de exportador neto y se transita hacia una balanza comercial deficitaria de hidrocarburos donde las importaciones son mayores que las exportaciones. Esta realidad se agudiza en la década de los noventa y se mantiene hasta ahora.

En el quinquenio 1991/ 95 las compras externas de petróleo crudo, diesel 2 y gas licuado de petróleo se incrementan de manera sustancial pasando de los 39 millones de barriles en el quinquenio anterior a los 85 millones de barriles importados que básicamente están constituidos por petróleo crudo 57 millones de barriles (67%) y 23 millones (27%) por diesel 2, y casi 5 millones barriles de GLP.

Seguidamente en el quinquenio 1996/ 2000 las importaciones de petróleo crudo, diesel 2 y gas licuado de petróleo se incrementaron más aún, pasando de los 85 millones de barriles a los 175 millones de barriles, las compras externas de hidrocarburos que básicamente están conformadas por petróleo crudo 128 millones de barriles (73%) y 39 millones de barriles (22%) por diesel 2, y 7.8 millones de gas licuado de petróleo (4.4%), demuestran el evidente fracaso de las reformas liberales en el sector de hidrocarburos, pues las mayores importaciones demuestran las falacias que justificaron la privatización fragmentada de PetroPerú iniciada en los primeros de los noventa. Es decir, se privatizaba bajo el argumento de descubrir mayores reservas e incrementar la producción de crudo. ¡Poco o nada de esto se ha cumplido!

Esta mayor dependencia del crudo importado mayormente realizada por la transnacional española Repsol/YPF para abastecer a la refinería La Pampilla, se agudiza en el quinquenio 2001/2005, donde se pasó de los 175 millones de barriles del quinquenio anterior a los 197 millones de barriles, siendo las importaciones de petróleo crudo las más importantes llegando a los 149 millones (76%), del diesel 2 equivalentes a 32 millones (16%) y del gas licuado de petróleo a los 12 millones de barriles (6%).

Por último, en el período 2006 a mayo del 2009 el total de las importaciones realizadas suman los 154 millones de barriles siendo el componente de crudo el más importante equivalente a los 127 millones de barriles que resultan equivalentes al 82% del total de las importaciones. Le sigue en importancia las compras externas del diesel 2 por 24 millones de barriles (16%) y en menor medida los volúmenes importados por gas licuado de petróleo que arribaron a los 2.5 millones de barriles en los 3 años y cinco meses de importaciones. Se supone que con el incremento de la producción de los líquidos de gas natural proveniente de los lotes 88 y 56 las importaciones de GLP se reviertan.

En resumen, sino fuera por el llamado efecto Camisea la situación energética sería extremadamente crítica, cada año se produce menores barriles de petróleo crudo, se perfora menos, se importan mayores volúmenes de crudo, diesel 2 y gas licuado lo cual ha significado un drenaje de divisas por más de 24 mil millones de dólares entre 1985 a mayo del 2009. De allí, como política de Estado se debe promover la inversión de riesgo, la perforación exploratoria, pues los números nos dicen que en el período estudiado los resultados son insatisfactorios por no decir lamentables, por tanto alcanzar la autonomía energética, asegurar la demanda interna y el crecimiento económico resulta un imperativo nacional.










1 comentario:

Anónimo dijo...

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