martes, 9 de noviembre de 2010

EL DESCUBRIMIENTO DE PETRÓLEO EN TROMPETEROS

UN HOMENAJE A LOS QUE HICIERON PETROPERÚ

Un 16 de noviembre de 1971, trabajadores de PetroPerú, técnicos, ingenieros, supervisores hicieron posible el descubrimiento de crudo en lo que hoy se denomina el yacimiento de Trompeteros en el lote 8/8X, por ello el mejor homenaje que se puede realizar a los que hicieron posible esta hazaña es publicar el artículo de la revista Caretas que reseña la presentación del Presidente del Directorio de PetroPerú general EP Marco Fernández Baca ante el CADE de 1971, anunciando los entretelones de un gran descubrimiento de hidrocarburos.

Es también la oportunidad de cuestionar ciertas falacias sobre las posibilidades de la empresa estatal cuando existe voluntad política, una gestión eficiente y de servicio al país. De allí, la necesidad de comentar algunas ideas respecto al histórico descubrimiento de petróleo en Loreto, que ha marcado la historia del Perú.

En primer lugar, se debe destacar el rol de PetroPerú, su liderazgo en la industria pues como empresa con la suficiente autonomía económica y administrativa pudo descubrir importantes reservas de crudo que hasta hoy sigue en producción, aunque en franca declinación.

Se debe recordar que durante la década de los años setenta el número de pozos exploratorios promedio, es decir de riesgo era de 25 pozos por año. En la década de los ochenta el número de pozos exploratorios perforados como promedio anual disminuyó a 19, para derrumbarse en la década de los noventa a menos de 5 pozos exploratorios como promedio anual. En la primera década del presente siglo lamentablemente gracias a la inopia de PerúPetro la actividad se mantiene a ese nivel.

Todavía en PerúPetro no se entiende que más importante que el número de contratos de licencia firmados lo que debiera interesar al país es el número de pozos exploratorios realizados, es de decir, lo que debiera importar es fomentar la actividad de riesgo, para reponer o mejor aumentar las reservas de hidrocarburos (petróleo, gas natural, y líquidos de gas natural).

Al respecto en el descubrimiento de Trompeteros, PetroPerú como empresa contrataba los servicios de empresas especializadas como Parker Drilling, Schlumberger para las actividades de perforación. Así mismo para la sísmica contaba con los servicios de terceras empresas como Prakla – Seismic, de Hanover, Alemania, y Geophysical Service, de Dallas de los EE.UU.

Tanto ayer como hoy estas prácticas resultan normales en la industria moderna tan es así que los servicios de Parker Drilling, Schlumberger, Petrex, Skanska y de otras empresas especializadas son contratadas por las empresas transnacionales que operan en la actualidad Pluspetrol, Petrobrás, Repsol-YPF etc.

En segundo lugar; el modelo de contrato denominado Modelo Perú, sería equivalente a una variante de riesgo compartido o “joint venture”, donde el riesgo es de la empresa privada. Si el descubrimiento era positivo la distribución era de 50% para PetroPerú y 50% para el contratista, donde la petrolera estatal asumía el abono de los impuestos que requería la importación de maquinaria y equipo del contratista. Es decir, del total de producción PetroPerú participaba del 50%, sin deducciones, que éste era considerado como un contrato duro, simple pero interesante para las empresas atraídas por el boom del petróleo. El otro 50% de la producción determinaba el ingreso y las utilidades de los privados.

Este modelo exitoso en su momento para el Perú fue dejado de lado por la nueva ley de hidrocarburos impuesta en los años noventa que auspiciaba la privatización de la industria de hidrocarburos y un nuevo tipo de contrato, los llamados contratos de licencia donde las empresas petroleras resultan propietarias de los hidrocarburos luego de hacer efectivo el abono de regalías que tienen una tasa variable según el tipo de contrato. Es decir, PerúPetro en representación del Estado transfiere la propiedad de los hidrocarburos a cambio del abono de regalías.

En promedio la tasa de regalía bordea el 32% del valor de la producción fiscalizada, así existen empresas como Unipetro que abonan un tasa de regalía equivalente de 62%, hasta empresas como BPZ que opera en el Zócalo Continental frente a Tumbes con una tasa de regalía del 5%.

En el intermedio existe una dispersión de tasas que van desde el 50% en el caso de Petrolera Monterrico, un 49% que abona Interoil pasando por el Consorcio Camisea que paga 37.24% como regalía efectiva. Evidentemente a las regalías pagadas se debiera sumar el abono del impuesto a la renta con lo cual la participación fiscal en la renta petrolera se eleva.

Al respecto debiera ser objetivo de una política de Estado alcanzar la autonomía energética y para ello debemos fomentar la inversión de riesgo, la actividad exploratoria para superar el crónico déficit de la balanza de hidrocarburos. En tal sentido, el llamado contrato Modelo Perú, nuestro vecino de Colombia lo aplica con éxito superando la producción diaria de crudo de los 600 mil barriles diarios teniendo a la empresa petrolera estatal Ecopetrol como enérgico protagonista en la industria de hidrocarburos.

En tercer lugar, parafraseando al personaje vargasllosiano de Zavalita de la Conversación en la Catedral, cabe preguntarse “cuando se jodió PetroPerú” como empresa. En verdad, no es fácil responder a esta interrogante, los intereses y las emociones juegan su papel. Si bien desde sus orígenes PetroPerú como empresa tuvo un alto grado de intervención y dependencia política con el gobierno de turno, con grados de corrupción que desprestigiaban la gestión estatal.

En tal sentido, creemos que fue durante la aplicación del llamado “modelo heterodoxo” con el control de precios públicos en especial de los combustibles, el millonario subsidio y la descapitalización de PetroPerú aplicado durante el primer gobierno del Dr. Alan García 1986-1990, lo que significó la debacle de PetroPerú.

En la historia económica se debe recordar siempre como mal ejemplo de intervencionismo político y de irracional subsidio ¿cómo fue posible que un litro de gaseosa fuera más caro que un litro de gasolina? Ello era explicable con un absurdo subsidio pues si el costo de producción de un galón promedio de combustibles resultaba para PetroPerú equivalente a US$ 0.58 centavos por decisión del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), PetroPerú estaba obligado a venderlo en el mercado interno a US$ 0.22 centavos el galón, acumulando cuantiosas pérdidas económicas financieras, que justificaron más tarde su privatización.

Al respecto estas generosas políticas de subsidio en los hidrocarburos no se crea que son cuestiones del pasado. Estas políticas irracionales de subsidio se aplican actualmente con los precios regulados del gas natural del lote 88 en Camisea, de allí que exista un aparente déficit o falta de gas natural para el mercado interno, pues son tan bajos los precios del gas del lote 88, no solamente en relación al marcador internacional Henry Hub sino en comparación a los precios internos de los diversos productores locales tipo Savia Energy, Petrobrás, Aguaytía, Olympic etc.

De allí que las empresas de generación eléctrica demanden el gas barato del lote 88 para obtener pingues negocios, pues ¡compran gas barato y venden energía cara!

A diferencia de las empresas estatales de Ecuador, Colombia o Chile que representaban importantes fuentes de ahorro y acumulación para sus estados, el gobierno del Presidente Fujimori en agosto de 1990 encontró una empresa petrolera técnicamente quebrada con resultados en rojo, que sirvieron como excusa a los privatizadores criollos para su rápida transferencia por partes al sector privado.

Sin embargo, el propio sinceramiento de los precios públicos entre agosto de 1990 y las continúas alzas de los tarifas entre ellos de los combustibles entre 1990 al 1994 determinó que los resultados de PetroPerú de rojo se convirtieran en azul, así la petrolera estatal para el 1994 obtenía utilidades netas por encima de los 250 millones de dólares, por más que se le cargaran las llamadas “partidas inusuales” con objeto de disminuir sus resultados.

En cuarto lugar; la maldición de PetroPerú y en general en la administración pública son los altos niveles de corrupción que corroe las instituciones, funcionarios, contratos, dirigentes. De allí, que en sociedades abiertas y democráticas la transparencia en la gestión resulta la principal herramienta.

Por tanto, PetroPerú convertida en “caja chica” de los gobiernos de turno, botín de las diversas burocracias partidarias, fuente de acumulación privada por medio de contratos dolosos y corruptos, con un alto grado de intervencionismo político, con una aristocracia sindical fraccionada y más preocupada en sus incrementos remunerativos, languidece y en la práctica no tiene los recursos económicos para financiar su modernización que solamente en el caso de la refinería de Talara está valorizada por encima de los 1,350 millones de dólares.

Al respecto en la nota periodística que reseñamos de la revista Caretas de la época, el general Marco Fernández Baca señalaba que el costo del gran Oleoducto Norperuano estaba valorizado en US$ 300 millones de dólares, el cual terminó costando más de 1,500 millones de dólares a fines de los años noventa, habiendo pagado PetroPerú de sus propios recursos la mayor parte de la deuda externa contraída por el Oleoducto Nor Peruano que hoy no traslada ni 38 mil barriles diarios, cuando su capacidad de transporte está sobre los 200 mil barriles diarios.

En quinto lugar; es importante rescatar las afirmaciones del presidente del directorio de PetroPerú, general Fernández Baca cuando señalaba la franca declinación de los campos de Talara, por la intensa explotación de la IPC empresa que detentaba los campos petroleros desde inicios del siglo XX. En un acto de soberanía el 3 de octubre de 1968 el gobierno militar de ese entonces estatizó los campos petrolíferos más la refinería, pagando después un justi precio por las reservas, equipos, instalaciones de la Internacional Petroleum Company.

Hacia 1971 el responsable de PetroPerú reconocía la “franca declinación de los campos de Talara”, de allí la necesidad de promover la inversión privada, pues si desde 1867 al 2010 se han extraído más de 1,500 millones de barriles de la cuenca Talara, estos volúmenes representarían el 15 % de los hidrocarburos todavía existentes en el subsuelo, de allí que se requiera incrementar la producción interna, tanto de los campos maduros de Talara para explorar y explotar en los llamados horizontes profundos, horizontes sub explorados y en las reservas marginales.

Se afirmaba que: “Los intereses petrolíferos que hasta hace poco dominaron nuestra industria, siguiendo los dictados de su estrategia a nivel mundial, dilapidaron los campos costeños… los campos de Talara, cuidadosamente explotados durante 70 años, se hallan en periodo de franca declinación…”.

En tal sentido, leyes promotoras de la inversión privada como la ley de reservas marginales ha permitido que en los viejos campos maduros de Talara, empresas como Interoil, Petrolera Monterrico, Petrobrás, Olympic Perú incrementen la producción diaria de crudo y gas con mayores inversiones, lo cual ha significado aumentos importantes de las regalías para el fisco y del canon petrolero para los gobiernos locales y gobierno regional de Piura.

En conclusión, el mejor homenaje que se puede hacer a todos los peruanos, técnicos, ingenieros, administrativos, funcionarios que hicieron posible el descubrimiento del petróleo en la selva y el fortalecimiento de PetroPerú nuestro más sentido homenaje. Mas se debe hacer hincapié que solamente una empresa integrada como PetroPerú, donde PerúPetro se reconvierta como parte de un holding liderado por PetroPerú, en una administración moderna, técnica y sobre todo honesta que necesita nuestro país.

En un proceso paulatino PetroPerú sin cuadros técnicos en exploración ni de reservorios pues sus mejores cuadros fueron también “privatizados”, podría ser un socio estratégico de las diversas empresas petroleras que operan en el país. Para ello se requiere voluntad política, visión de Estado en materia de energía, pues el “desarrollo energético del país no puede ser asunto de las empresas privadas”.


Un Chorro de Sorpresas *


“El descubrimiento de petróleo en Intuto (parece que el verdadero nombre es Intuta), ha provocado júbilo general en el país. También ha tenido la virtud de activar convenios y negociaciones entre Estado peruano y empresas petroleras.

Aparte de los contratos de operación ya firmados con Occidental Petroleum, con Union Tenneco y, en estos días, con British Petroleum, hay solicitud en trámite de Getty Oil, el grupo estadounidense de Paul Getty, el hombre más rico del mundo, considerado cabecilla de los productores llamados independientes.

Otras petroleras que se gestionan son las de ERAP (de Francia), Phillips Petroleum, Sun Oil, Amoco - Shell, Atlantic Richfield, Superior Oil – Austral Oil y Gulf Oil.

EL MODELO PERUANO

Hace poco el semanario norteamericano “Newsweek” calificó los arreglos petroleros pactados por el Perú como “duros” pero interesantes.

La fórmula definida por PetroPerú fija un reparto de 50% – 50% del crudo (no de las utilidades) para la Occidental. En los convenios siguientes se ha señalado a las empresas una proporción algo diferente: 50% sólo para los primeros cien mil barriles; un 49% para los que siguen, hasta 200 mil; y un 48% de ahí para adelante. Si se encuentra un mar de petróleo, la pequeña diferencia de porcentaje puede significar mucho dinero.

En la reciente reunión del CADE, el General Marco Fernández Baca, Presidente Ejecutivo de PetroPerú, indicó que este tipo de contratos “seguramente no representa tantos atractivos” en beneficios materiales; pero que es un contrato simple y claro, y que ofrece al inversionista extranjero todas las garantías. Reiteró que es un contrato, no una concesión.

Si nos atenemos al interés demostrado por los petroleros foráneos, hay que concluir que éstos prefieren la seguridad al exceso de atractivos en una atmósfera de inseguridad.

La simplicidad de la fórmula ayuda a una mejor fiscalización del resultado económico. Después de todo, en el régimen del reparto de utilidades las empresas podían inflar sus costos para bajar las utilidades y dar así una menor participación al fisco.

Cabe anotar que el optimismo generado en el país con el pozo de Trompeteros no debe ser exagerado. La materialización de la probable y aun casi segura riqueza de oro negro en la selva requerirá de bastante esfuerzo. Baste recordar que sólo el oleoducto hasta la Costa puede costar US$ 300 millones. El plazo de construcción puede acortarse a dos años utilizando helicópteros intensivamente. Todo esto explica por qué el General Fernández Baca dijo en el CADE que “pasarán algunos años antes de que los primeros barriles estén disponibles en la Costa”.

En su última edición, el semanario “Peruvian Times” informa que “fuentes de la industria estaban calculando esta semana que en los próximos siete-ocho años habrían de gastarse entre US$ 800 y 1,000 millones para la exploración y desarrollo de la sección peruana de la cuenca petrolera Marañón – Pastaza”.

DE PIE APLAUDIENDO

En la reunión reciente del CADE, el primer día de sesiones, el General José Graham, jefe del Comité de Asesores de la Presidencia (COAP), empezó su discurso diciendo: “me niego a pronunciar una palabra aquí si antes los miembros del CADE no me acompañan con sus aplausos a los trabajadores, a los técnicos y a los empresarios del Perú que con su esfuerzo… ¡acaban de conseguir petróleo!”. Los asistentes se pusieron de pie para aplaudir.

El año pasado, el Coronel Carlos Bobbio, Gerente General de PetroPerú y también y también actual Vicepresidente del Instituto Peruano de Administración de Empresas (organizador del CADE), había explicado con elocuencia y buen humor la promesa y los riesgos de la Selva. Al señalar los hallazgos ecuatorianos en la región contigua, había exclamado: “¡nosotros no vamos a ser tan “salaos” para no encontrar petróleo!”.

El hecho es que PetroPerú destinó este año S/. 490 millones para la búsqueda. Puede decirse que Fernández Baca puso todo el peso de su prestigio en el empeño. “Nos preparamos decididamente –dijo en el CADE- a pesar de que una y otra autoridad nos pidieron esperar dos años”.

Cuando presentó en la reunión de los empresarios al Presidente de PetroPerú, Carlos Mariotti, de las empresas eléctricas dijo: “el hombre que por su acertadísima designación tiene la más completa responsabilidad del éxito, seguramente nos dirá, con su conocida modestia, que fue cuestión del equipo, de los obreros y técnicos, de la suerte… pero no cabe la menor duda que el Presidente Ejecutivo de PetroPerú cumplió el papel determinante para alcanzar ese ambicioso sueño, esta hermosa realidad”.

Por su parte, Fernández Baca se levantó para decir, con emoción inocultable: “Queridos amigos: el éxito logrado es de todos si excepción, del equipo, de los trabajadores y de todos los peruanos”.

Prosiguió así: “Los intereses petrolíferos que hasta hace poco dominaron nuestra industria, siguiendo los dictados de su estrategia a nivel mundial, dilapidaron los campos costeños… los campos de Talara, cuidadosamente explotados durante 70 años, se hallan en periodo de franca declinación…”.

En lo económico, Fernández Baca tocó dos aspectos importantísimos: inversiones y precios internos. Sobre lo primero, calibró: “Se ha estimado necesario captar una inversión de S/. 25,000 millones”, ya sea internos o foráneos, para el desarrollo de la industria de hidrocarburos… la cristalización de estas inversiones produciría, durante el periodo, un ingreso adicional de divisas de S/. 80,000 millones. Respecto a precios, dijo: “Debe tenerse en cuenta que los precios de los productos controlados… están en vigencia prácticamente desde 1959. Tenemos profunda preocupación por su estructura, porque está incidiendo en forma crítica en nuestra empresa”.

Hablando de la necesidad de una marcha del Perú hacia la Selva, se emocionó: “En esta marcha deben participar todos los peruanos. Es cosa de todos, obra de todos… Nuestra generación tiene que cumplir casi un milagro… Que sepa cumplir con su deber… Estamos todos de pie”. Los empresarios se pusieron de pie para aplaudirlo durante varios minutos.

HISTORIA DE UNA HAZAÑA

Tal como lo relató Fernández Baca, lo que ocurrió en Trompeteros constituye una verdadera hazaña de peruanos, con el concurso técnico de Parker Drilling Co. y Schlumberger, contratista de PetroPerú en la Selva para perforación y análisis electrónico, respectivamente, Prakla – Seismic, de Hanover, Alemania, y Geophysical Service, de Dallas, EE.UU. realizaron el trabajo sísmico exploratorio.

Mil doscientos trabajadores peruanos –“en enorme esfuerzo”, sintetizó Fernández Baca- abrieron dos mil kilómetros de trochas “para romper los secretos de nuestra Selva”. Después de un laborioso proceso de selección, se escogió una formación geológica aparente entre los ríos Tigre y Corrientes, 200 kilómetros al Norte del Marañón, una estructura que tiene 15 kilómetros de largo por tres de ancho.

“Fue una tremenda inversión, recalcó un alto funcionario de PetroPerú a CARETAS. Empleamos todos los recursos que teníamos este año. La torre de perforación llegó desde Colombia por avión de la Fuerza Aérea Peruana. Hubo que establecer un puente aéreo”.

El área de Trompeteros es felizmente accesible. Se halla al borde de la estructura; pero también al lado del río. La perforación avanzó fácilmente en los primeros metros.

“Luego, cada uno de los estratos detectados por los técnicos confirmaba día a día nuestras esperanzas. El objetivo era profundizar hasta los doce mil metros. Y la información estratigráfica seguía llegando; pero nada decía de petróleo. En realidad, todo lo que la técnica nos puede decir es que las estructuras prometen; pero no que hay petróleo. Puede salir agua salada. En el Ecuador fueron tres, cuatro, cinco años duros”.

Finalmente, se perforó el paleozoico. Hay que admirar la serenidad que conservar nuestros geólogos. “El viernes, relató Fernández Baca, estuvimos listos para hacer la fracturación. Había que hacer estallar 61 cargas explosivas especiales. Pero no se pudo por una lluvia excesiva. Hubo que esperar el sábado, el domingo, el lunes. Por radio llegaba continuamente la lectura de los indicios. El lunes, uno de éstos indicó perfiles eléctricos no muy alentadores”.

A medianoche del lunes, por fin se efectuó la detonación. Inmediatamente, las agujas indicaron presión. ¿Pero qué sería? ¿Petróleo o agua salada? El trabajo de ir retirando el pesado lodo duró hasta las 7:15 de la mañana. Entonces brotó el petróleo. Los obreros lloraron. Después de la momentánea locura, vino la acción meticulosa. Pasos cuidados, muestras de la presión. A las 8:30 a.m. llegó un mensaje en clave a PetroPerú en Lima. La noticia cundió luego por todo el Perú. Una nueva época amanecía en el país para la vital industria petrolera”

(*) Publicado en Caretas Nº 447, 30 Nov. – 10 Dic. 1971 / Páginas: 18 – 19

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