Revista Semana Económica:
09 de Enero 2015
Por Joan Torre
La caída del precio
del crudo pone en entredicho la necesidad de la millonaria inversión para
modernizar la refinería. Aunque su rentabilidad no se verá afectada, hay
factores indirectos que la pueden convertir en una infraestructura innecesaria.
La caída del precio
internacional del crudo ha disminuido considerablemente la rentabilidad de los
proyectos de explotación —extracción— petrolera en todo el mundo, y el Perú
desde luego no es excepción. En ese contexto, se ha planteado en diversos medios
de comunicación que ello podría disminuir la rentabilidad al proyecto de
modernización de la refinería de Talara, y por consiguiente extender los
periodos de recuperación de la inversión de US$3,500 millones que esa refinería
le costará al Estado Peruano. ¿Hasta qué punto puede tener ese efecto?
La rentabilidad de
la refinería de Talara no se vería afectada por la caída del precio bajo del
petróleo, señaló Humberto Campodónico, ex presidente del directorio de
Petroperú en respuesta a una publicación de un medio local. El economista y ex
funcionario explica que el negocio de una refinería consiste en darle valor
agregado al crudo de petróleo, sin importar el del costo del insumo. Así, es el
margen de refinación del que se obtienen los ingresos para financiar el
proyecto, el mismo que no depende del costo del petróleo sino de cuestiones
técnicas y tamaño de cada refinería.
En ese sentido,
“pensar que la disminución del precio del petróleo de US$100 a US$45 es el
detonante para ver si es que se sigue adelante o no con la refinería es una
análisis que no tiene nada que ver. El análisis que se tiene que hacer es en
función a los márgenes del proceso de refinación y la capacidad de refinación
que se va a otorgar”, señala -en la misma línea de Campodónico- Anthony Laub,
socio del estudio Laub & Quijandria.
No obstante esto,
que no exista un impacto directo por la caída del precio en el negocio de
refinación no significa que no haya impactos negativos para ese proyecto.
MUCHA CAPACIDAD Y POCO PETRÓLEO (PERUANO)
Una de las razones
que dio el gobierno para justificar la decisión de modernizar la refinería de
Talara es la incapacidad tanto de esa refinería como la Pampilla (de Repsol) de
procesar crudo pesado, que es el de mayor producción en la selva peruana. Así,
tras su modernización, la refinería de Petroperú podrá procesar ese petróleo
que actualmente es exportado tal como es extraído.
Este panorama cambia
con el petróleo barato. La caída del precio ha provocado que la extracción de
este crudo, que tiene un precio menor al crudo ligero y cuyos costos de
extracción son más altos, se vuelva económicamente inviable.
Así, recientemente
se hizo público que los costos de la operación de Perenco en el lote 67
(Loreto)—cuyo inicio de operaciones impulsó el crecimiento de la producción de
petróleo en el Perú el año pasado—, han superado los ingresos. Se esperaría que
la empresa detenga su producción, aunque aún no se ha revelado cuál será su
respuesta a esa situación. Ello significaría un flujo menor de ese petróleo para
ser refinado, sobre todo si se considera que otras empresas podrían enfrentar
eventualmente situaciones similares.
Lo cierto es que,
con los actuales precios del petróleo, resultará mucho más barato traer crudo
ligero del extranjero (más sencillo de refinar), que extraer el crudo pesado de
la selva, que además tiene elevados costos de refinación.
No sólo se trata de
una menor producción de crudo pesado, sino también del crudo que no se
extraerá. Y es que, con los precios actuales, es poco probable que se liciten
con éxito los siete lotes petroleros en la selva cuyo proceso de licitación fue
anunciado en diciembre pasado. Aun así logren ser adjudicados a empresas
petroleras, es poco probable que éstas inviertan elevadas sumas en actividades
de exploración, dados los precios actuales. Así, la renovada refinería de
Talara no tendría mucho petróleo que refinar en el futuro.
A ello se adiciona
el hecho de que La Pampilla, tras su modernización, también podrá procesar
crudo pesado, pero con la diferencia de que se trata de un proyecto de
inversión privada de US$800 millones recuerda Carlos del Solar, ex presidente
de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía. “Si la producción
nacional va a ser de alrededor de 60,000 barriles por día [este año, de detenerse
las operaciones de Perenco], ¿para qué se necesita esta refinería?”, se
pregunta.
De hecho, la
refinería La Pampilla tendrá una capacidad de refinación mayor a la de Talara
(120,000 barriles de petróleo por día y
90,000 barriles, respectivamente).
Así, la capacidad de
refinación sumada de 210,000 barriles de petróleo al día de ambas refinerías
superará por más de doble a la producción nacional de petróleo, que actualmente
es de alrededor de 70,0000 barriles, y que podría descender a 60,000 barriles
durante este año si se detienen los proyectos de extracción de crudo pesado.
Esa capacidad estará aún sobredimensionada en cuanto a la producción nacional
aún si se alcanza una producción de 90,000 barriles en el mediano plazo de
acuerdo a las estimaciones optimistas del gobierno.
Claro está, que ello
no significa que tales plantas estén ociosas. De hecho, es probable que
importen crudo de otros países para refinarlo en el Perú. Pero entonces, si no
se trata de refinar crudo producido en el Perú es válido cuestionarse qué sentido económico tiene importar crudo
para refinarlo si también puede importar combustibles ya refinados. Con o sin
la refinería de Talara, el Perú continuará siendo un importador neto de
petróleo para cubrir el aproximado de 205,000 barriles de petróleo que se consumen
cada día. ¿Es entonces la modernización de la refinería innecesaria?
DETENER O NO DETENER, ESE ES EL DILEMA
Del Solar considera
que el proyecto es innecesario y que debería ser reevaluado por el Estado. “La
modernización de la refinería es una tema ideológico social, el Perú no
necesita una refinería nueva. Esos US$3,500 millones podrían utilizarse en
otros proyectos de infraestructura”
señala del Solar. “Se supone que la refinería va a dar trabajo a mucha
gente, pero si vamos a estar en ese plan una carretera también puede dar
trabajo a mucha gente” añade del Solar.
Por su parte, Laub
considera que el proyecto no debería
detenerse. “Si hoy día se detiene
el proyecto, Técnicas Reunidas [empresa que diseñó y que actualmente construye
la refinería] demandaría a Petroperú por daños y perjuicios, lucro cesante,
etc. De ese modo, el dinero que ya se
invirtió no se va a recuperar nunca.” Explica Laub. “Yo soy anti empresa pública, pero si ya se
tomó una decisión debe continuarse, porque caso contrario la señal que se manda
al mercado es peor.” Concluye.
Será el Estado quién
deba evaluar las acciones a tomar respecto a esta refinería, cuya modernización
que en principio sólo contemplaba la construcción de una planta de
desulfurización con inversión estimada era de US$700 millones. Tal propuesta
tenía por objeto que la planta pueda adecuarse a los estándares ambientales
peruanos que prohíben la comercialización de combustibles con más de 50 parte
por millón de azufre, que data de hace más diez años, pero que sin embargo no
es aplicada en todos los departamentos del Perú porque ni la refinería de
Talara ni la Pampilla pueden refinar ahora combustibles bajo ese estándar.
Semanaeconomica.com
se contactó con representantes de Técnicas Reunidas para analizar los estudios
técnicos del proyecto de modernización de la refinería de Talara, pero optaron
por no opinar al respecto. Asimismo, semanaeconomica.com solicitó a
representantes de Petroperú tales
estudios, pero al cierre de este artículo no los recibió.
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