LAS MALAS PRÁCTICAS DE ENDESA
En un balance del proceso de globalización de la economía mundial iniciado a inicios de los noventa, uno de los sectores más perjudicados sin duda ha sido el mundo del trabajo, los trabajadores y sus representaciones sindicales que han sido sometidos a las leyes más severas del capital, reestructuraciones del empleo, entiéndase despidos, con jornadas de trabajo extenuantes de más de 8 horas, controles salariales, limitaciones en las negociaciones colectivas como el derecho de huelga, uso y abusos de las contratas o “services”, el fomento del sindicalismo amarillo y la atomización sindical; en general el proceso de mundialización de las relaciones sociales de producción y distribución ha significado un brutal endurecimiento de las relaciones entre el capital y el trabajo debilitando el rol tuitivo y protector del Estado hacia la parte más débil, los trabajadores.
En el sector minero energético del Perú son usuales las jornadas de trabajo de más de 10 horas, que se pagan como sobretiempo, pero que en la práctica significan una extensión de la jornada para que se produzcan mayores excedentes de valor, vía la plusvalía absoluta, que hace recordar a los trabajos de las fábricas inglesas del siglo XIX, donde lo normal era laborar más de 15 horas. Incluso hay empresas mineras, petroleras y eléctricas que abonan salarios de subsistencia equivalentes a una fracción de los trabajadores estables y sindicalizados. Es el caso por ejemplo de la minera Casapalca, de las empresas Petro Tech S.A. y Sapet S.A. en el sector hidrocarburos más Edegel y Edelnor del grupo Endesa en el sector eléctrico.
Es más, los trabajadores del sector minero-energético son los que tienen la más alta productividad física de la economía peruana, pero en la determinación de los salarios se impone como criterio no la productividad del trabajo lo cual sería una práctica moderna, sino el índice de precios al consumidor (IPC), que estima el incremento promedio de los precios en los bienes y servicios en un período determinado, incluso con una vigencia de tres a cinco años. Es decir, la
rentabilidad y productividad empresarial puede incrementarse significativamente mas al trabajador se le actualiza o nivela tardíamente la remuneración con el índice de precios al consumidor (IPC).
En nuestro país las empresas de procedencia española sea Repsol/YPF, Telefónica de España o Endesa han fomentado pésimas relaciones entre el capital y el trabajo, abusando de la tercerización y de la explotación del trabajador directo. En particular las políticas de ajuste estructural y privatización de los años noventa ajustaron a los trabajadores con despidos arbitrarios, desvalorización de la fuerza de trabajo con menores salarios reales y relativos, más un fuerte control y regulación de las negociaciones colectivas.
En tal sentido, la pésima imagen que despliegan las empresas de capitales españoles provienen justamente de la prepotencia del capital que algunos analistas denominan la “reconquista de América Latina”, pues es un problema que se extiende en Argentina, Brasil, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia etc. De allí, que una respuesta esperada sea la nacionalización de los campos de hidrocarburos donde operaba Repsol/YPF en Bolivia, los problemas en el Ecuador y el mismo Perú.
Un caso dramático han sido las protestas en Chile contra la transnacional eléctrica Endesa con movilizaciones que paralizaron Santiago de Chile. Frente a los recurrentes abusos del capital, en julio del 2008 se formó una federación de sindicatos de las empresas contratistas del grupo Enersis, Chilectra, Endesa Chile y Compañía Americana Multiservicios (CAM), que incluye también a sindicatos formados por trabajadores de planta, es decir de trabajadores que operan en las actividades de generación y distribución.
Así, en la declaración de principios de esta naciente federación de Sindicatos del grupo Endesa en Chile se sostiene que: “Nuestro trabajo se concentra en reestablecer los derechos negados a los trabajadores luego de la tercerización de las empresas de distribución eléctricas de Chile. Luchamos unidos por la continuidad sobre los contratos de las empresas contratistas que respeten los derechos de los trabajadores, sus beneficios laborales y colectivos, buscando así, la continuidad laboral de nuestros afiliados, como así mismo el crecimiento integral de sus familias” En cuanto a las demandas se afirma que:
Dentro de las demandas al monopolio español se encuentran la estabilidad en el empleo y el término de las acciones antisindicales de las empresas del consorcio Endesa, el mejoramiento de las remuneraciones y de las condiciones de trabajo e higiene y un seguro de vida a cargo de Chilectra” Tomado del PeriódicoNuevaDemocracia,Chile,23Diciembre2008http://www.nuevademocracia.urc.cl/ND23/ND23_Art08.htm
En consecuencia toda similitud con lo que sucede en nuestro país no resulta una casualidad histórica. La práctica del capital es universal, se debe autovalorizar, es decir, producir más ganancias, y para ello la acumulación del capital es una ley que supone la explotación de la fuerza de trabajo, vía intensidad, productividad y extensión de la jornada de trabajo, por tanto este proceso se manifiesta por la relación inversamente proporcional entre las utilidades y los salarios. Es decir, cuando más altas son las utilidades menores son los niveles salariales en relación a la riqueza creada.
De allí que se debe rescatar el sentido de la Economía Política Clásica, cuando en el problema de los salarios Adam Smith en la Riqueza de las Naciones (1776), afirmaba que “Los salarios del trabajo dependen generalmente por doquier, del contrato concertado por lo común entre estas dos partes, y cuyos intereses difícilmente coinciden. El operario desea sacar lo más posible y los patronos dar lo menos que puedan..." Y tratándose de los industriales, el padre de la Economía Política escribía:
“... Los intereses de quienes trafican en ciertos ramos del comercio o de las manufacturas, en algunos respectos, no sólo son diferentes sino por completo opuestos al bien público. El interés del comerciante consiste siempre en ampliar el mercado y restringir la competencia.”
Esperamos que sirvan estas líneas para entender como en un mercado supuestamente global las desigualdades salariales se profundizan como es el caso de Endesa de España y sus empresas filiales en Perú. De allí, la necesidad de fortalecer la capacidad negociadora de los sindicatos, y de una mayor comunicación entre los sindicatos de la matriz en España y los sindicatos de la periferia para coordinar acciones conjuntas para elevar la calidad de vida y disminuir las asimetrías salariales entre los trabajadores de la empresa principal y de las empresas afiliadas y subsidiarias.
SALARIOS ELÉCTRICOS: ENTRE GODOS Y CHOLOS
La generación eléctrica puede ser posible por la fuerza hídrica, quemando derivados del petróleo como el diesel 2 y los petróleos industriales, quemar gas natural, utilizar la energía nuclear, o utilizando las energías renovables no convencionales como la eólica, la energía solar, geotermia y otras. Es decir, en la producción de energía los principios técnicos naturales son universales, lo que cambia es el tamaño de planta, los aspectos institucionales de cada país, y el nivel de regulación o participación directa del Estado. Es decir, la determinación tarifaria, las características de la demanda y oferta de cada país, el grado de concentración, las políticas tributarias, laborales.
En tal sentido, así como es posible comparar las tarifas eléctricas entre países las cuales son estimadas en centavos de dólar por KW/H cuestión que resulta fundamental en la determinación de los ingresos por potencia y energía de las empresas, es posible también estimar los niveles remunerativos de los trabajadores de Endesa en España y los trabajadores de Endesa / Edegel (Perú).
Haciendo las conversiones necesarias de los propios datos oficiales de Endesa de España y Portugal, con número de trabajadores, con las conversiones de euros a dólares y de dólares a nuevos soles, se expone el gasto de personal que incorpora las remuneraciones y beneficios colaterales para los años 2005, 2006, 2007 e incluso a setiembre del 2008.
La información de los gastos de personal al interior de la misma empresa transnacional pero considerando la matriz y una empresa filial demuestra la disparidad y desigualdad de las remuneraciones, pues por un lado un trabajador de Endesa España, está percibiendo 16,635 nuevos soles al mes, y un trabajador de Edegel 5,764 nuevos soles como remuneración mensual. Es decir, la remuneración de un trabajador eléctrico que opera en nuestro país está en un nivel equivalente al 35 % de la remuneración de un trabajador en la vieja España.
Evidentemente esta situación puede ser ventajosa para una de las partes en este caso la empresa, pero es una situación precaria pues en un mundo globalizado la información se democratiza y resulta accesible el intercambio de información sobre los niveles salariales, y condiciones de trabajo. De allí, que debiera imperar una racionalidad moderna entre el capital y el trabajo, donde se reconozca a los trabajadores como el principal activo de la empresa, y donde los salarios estén determinados por la productividad del trabajo y la rentabilidad empresarial.
En el sector minero energético del Perú son usuales las jornadas de trabajo de más de 10 horas, que se pagan como sobretiempo, pero que en la práctica significan una extensión de la jornada para que se produzcan mayores excedentes de valor, vía la plusvalía absoluta, que hace recordar a los trabajos de las fábricas inglesas del siglo XIX, donde lo normal era laborar más de 15 horas. Incluso hay empresas mineras, petroleras y eléctricas que abonan salarios de subsistencia equivalentes a una fracción de los trabajadores estables y sindicalizados. Es el caso por ejemplo de la minera Casapalca, de las empresas Petro Tech S.A. y Sapet S.A. en el sector hidrocarburos más Edegel y Edelnor del grupo Endesa en el sector eléctrico.
Es más, los trabajadores del sector minero-energético son los que tienen la más alta productividad física de la economía peruana, pero en la determinación de los salarios se impone como criterio no la productividad del trabajo lo cual sería una práctica moderna, sino el índice de precios al consumidor (IPC), que estima el incremento promedio de los precios en los bienes y servicios en un período determinado, incluso con una vigencia de tres a cinco años. Es decir, la
rentabilidad y productividad empresarial puede incrementarse significativamente mas al trabajador se le actualiza o nivela tardíamente la remuneración con el índice de precios al consumidor (IPC).
En nuestro país las empresas de procedencia española sea Repsol/YPF, Telefónica de España o Endesa han fomentado pésimas relaciones entre el capital y el trabajo, abusando de la tercerización y de la explotación del trabajador directo. En particular las políticas de ajuste estructural y privatización de los años noventa ajustaron a los trabajadores con despidos arbitrarios, desvalorización de la fuerza de trabajo con menores salarios reales y relativos, más un fuerte control y regulación de las negociaciones colectivas.
En tal sentido, la pésima imagen que despliegan las empresas de capitales españoles provienen justamente de la prepotencia del capital que algunos analistas denominan la “reconquista de América Latina”, pues es un problema que se extiende en Argentina, Brasil, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia etc. De allí, que una respuesta esperada sea la nacionalización de los campos de hidrocarburos donde operaba Repsol/YPF en Bolivia, los problemas en el Ecuador y el mismo Perú.
Un caso dramático han sido las protestas en Chile contra la transnacional eléctrica Endesa con movilizaciones que paralizaron Santiago de Chile. Frente a los recurrentes abusos del capital, en julio del 2008 se formó una federación de sindicatos de las empresas contratistas del grupo Enersis, Chilectra, Endesa Chile y Compañía Americana Multiservicios (CAM), que incluye también a sindicatos formados por trabajadores de planta, es decir de trabajadores que operan en las actividades de generación y distribución.
Así, en la declaración de principios de esta naciente federación de Sindicatos del grupo Endesa en Chile se sostiene que: “Nuestro trabajo se concentra en reestablecer los derechos negados a los trabajadores luego de la tercerización de las empresas de distribución eléctricas de Chile. Luchamos unidos por la continuidad sobre los contratos de las empresas contratistas que respeten los derechos de los trabajadores, sus beneficios laborales y colectivos, buscando así, la continuidad laboral de nuestros afiliados, como así mismo el crecimiento integral de sus familias” En cuanto a las demandas se afirma que:
Dentro de las demandas al monopolio español se encuentran la estabilidad en el empleo y el término de las acciones antisindicales de las empresas del consorcio Endesa, el mejoramiento de las remuneraciones y de las condiciones de trabajo e higiene y un seguro de vida a cargo de Chilectra” Tomado del PeriódicoNuevaDemocracia,Chile,23Diciembre2008http://www.nuevademocracia.urc.cl/ND23/ND23_Art08.htm
En consecuencia toda similitud con lo que sucede en nuestro país no resulta una casualidad histórica. La práctica del capital es universal, se debe autovalorizar, es decir, producir más ganancias, y para ello la acumulación del capital es una ley que supone la explotación de la fuerza de trabajo, vía intensidad, productividad y extensión de la jornada de trabajo, por tanto este proceso se manifiesta por la relación inversamente proporcional entre las utilidades y los salarios. Es decir, cuando más altas son las utilidades menores son los niveles salariales en relación a la riqueza creada.
De allí que se debe rescatar el sentido de la Economía Política Clásica, cuando en el problema de los salarios Adam Smith en la Riqueza de las Naciones (1776), afirmaba que “Los salarios del trabajo dependen generalmente por doquier, del contrato concertado por lo común entre estas dos partes, y cuyos intereses difícilmente coinciden. El operario desea sacar lo más posible y los patronos dar lo menos que puedan..." Y tratándose de los industriales, el padre de la Economía Política escribía:
“... Los intereses de quienes trafican en ciertos ramos del comercio o de las manufacturas, en algunos respectos, no sólo son diferentes sino por completo opuestos al bien público. El interés del comerciante consiste siempre en ampliar el mercado y restringir la competencia.”
Esperamos que sirvan estas líneas para entender como en un mercado supuestamente global las desigualdades salariales se profundizan como es el caso de Endesa de España y sus empresas filiales en Perú. De allí, la necesidad de fortalecer la capacidad negociadora de los sindicatos, y de una mayor comunicación entre los sindicatos de la matriz en España y los sindicatos de la periferia para coordinar acciones conjuntas para elevar la calidad de vida y disminuir las asimetrías salariales entre los trabajadores de la empresa principal y de las empresas afiliadas y subsidiarias.
SALARIOS ELÉCTRICOS: ENTRE GODOS Y CHOLOS
La generación eléctrica puede ser posible por la fuerza hídrica, quemando derivados del petróleo como el diesel 2 y los petróleos industriales, quemar gas natural, utilizar la energía nuclear, o utilizando las energías renovables no convencionales como la eólica, la energía solar, geotermia y otras. Es decir, en la producción de energía los principios técnicos naturales son universales, lo que cambia es el tamaño de planta, los aspectos institucionales de cada país, y el nivel de regulación o participación directa del Estado. Es decir, la determinación tarifaria, las características de la demanda y oferta de cada país, el grado de concentración, las políticas tributarias, laborales.
En tal sentido, así como es posible comparar las tarifas eléctricas entre países las cuales son estimadas en centavos de dólar por KW/H cuestión que resulta fundamental en la determinación de los ingresos por potencia y energía de las empresas, es posible también estimar los niveles remunerativos de los trabajadores de Endesa en España y los trabajadores de Endesa / Edegel (Perú).
Haciendo las conversiones necesarias de los propios datos oficiales de Endesa de España y Portugal, con número de trabajadores, con las conversiones de euros a dólares y de dólares a nuevos soles, se expone el gasto de personal que incorpora las remuneraciones y beneficios colaterales para los años 2005, 2006, 2007 e incluso a setiembre del 2008.
La información de los gastos de personal al interior de la misma empresa transnacional pero considerando la matriz y una empresa filial demuestra la disparidad y desigualdad de las remuneraciones, pues por un lado un trabajador de Endesa España, está percibiendo 16,635 nuevos soles al mes, y un trabajador de Edegel 5,764 nuevos soles como remuneración mensual. Es decir, la remuneración de un trabajador eléctrico que opera en nuestro país está en un nivel equivalente al 35 % de la remuneración de un trabajador en la vieja España.
Evidentemente esta situación puede ser ventajosa para una de las partes en este caso la empresa, pero es una situación precaria pues en un mundo globalizado la información se democratiza y resulta accesible el intercambio de información sobre los niveles salariales, y condiciones de trabajo. De allí, que debiera imperar una racionalidad moderna entre el capital y el trabajo, donde se reconozca a los trabajadores como el principal activo de la empresa, y donde los salarios estén determinados por la productividad del trabajo y la rentabilidad empresarial.
En el caso del Perú, se debe tener presente que Edegel la principal empresa de generación tiene como accionistas mayoritarios a Generandes Perú, que pertenece a Endesa Chile, una subsidiaria de la Corporación ENERSIS, filial de Endesa España. Es más, luego de dos años de contraofertas sobre las OPA´s para comprar al gigante español, entre octubre y diciembre del 2007, las transnacionales Enel Energy Europe SRL (Italia) y Acciona SA (España), de la familia Entrecanales, la segunda de mayores ingresos en España, han culminado el proceso de oferta pública de adquisición, y resultan ser los nuevos accionistas principales y mayoritarios de Endesa.
Por tanto, esta reestructuración del capital tiene sus efectos en Chile, Argentina, Brasil, Perú, Ecuador etc. Prueba de ello es el endurecimiento de las condiciones de trabajo y regulación salarial ofreciendo solamente el recupero tardío de las remuneraciones mediante el otorgamiento del índice de precios al consumidor del año transcurrido.
En tal sentido, a los bajos niveles remunerativos de las empresas del grupo Endesa se suman las condiciones más duras de explotación para los trabajadores que prestan servicio en el grupo, sea en las unidades térmicas de Santa Rosa o Ventanilla. Sirva de ejemplo las condiciones intensas de trabajo en las centrales hidráulicas de Matucana, Huampaní, Huinco, Moyopampa, donde un trabajador actualmente tiene que realizar las actividades que antes realizaban entre cuatro a cinco trabajadores cuando operaba la empresa estatal Electrolima. Así, lo que antes hacía un jefe de turno, un maquinista, un operador, un tablerista y su ayudante, hoy debido a la privatización estas actividades las realiza un solo trabajador con los mismos ingresos, en jornadas aisladas de trabajo.
EPÍLOGO
Resulta evidente que los niveles remunerativos entre los trabajadores de la filial y la matriz son asimétricos y desiguales, así los ingresos de Edegel constituyen el 35% de los ingresos del trabajador de Endesa en España, por realizar las mismas actividades. Por ello, ingeniosamente para atenuar estas distorsiones propias de una economía globalizada, empresas eléctricas como Edegel o Repsol/YPF distribuyen de forma adelantada las utilidades que por derecho les corresponde a los trabajadores. De esta manera se maquilla y se escamotea la cruda realidad del trabajador eléctrico, que tiene un nivel remunerativo rezagado. Es decir, el llamado adelanto de utilidades que puede ser de 40% a 50% de lo que correspondería al trabajador en el mes de abril, se distribuye en el año anterior en doce partes alícuotas mensuales.
Con ello, el trabajador tiene la “ficción real” de mayores ingresos para gastar pero sus remuneraciones básicas se mantendrán doblemente rezagadas pues los salarios deberían estar determinados por la productividad del trabajo, en especial en empresas como Edegel que opera con unidades que ya han sido depreciadas en el pasado, con excepción relativa de la unidad térmica de Ventanilla, donde las deducciones por concepto de depreciaciones y amortizaciones constituyen recuperos del capital invertido. De allí, la alta participación de las depreciaciones y amortizaciones que se cargan al costo de venta y costos operativos debieran ser supervisadas por el organismo regulador Osinergmin y por la SUNAT, pues sería también una fuente de rentabilidad escondida.
También estarían rezagadas las remuneraciones de los trabajadores de Edegel en razón que sus ingresos no guardan proporción con los crecientes ingresos y utilidades que la transnacional hispano/ italiana estaría obteniendo en un mercado pequeño pero rentable como el peruano. La racionalidad moderna obliga a las políticas de ganancias compartidas entre empresa y trabajador, y a superar la visión colonial del “cholo barato”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario