jueves, 18 de febrero de 2010

¿QUÉ PASA CON LA TÍA MARÍA? PARTE II

MÁS AGUA, CANON Y REGALÍAS PARA AREQUIPA

El llamado proyecto de Tía María de la Southern Perú Copper Corporation (SPCC) y la población del Valle de Tambo reproducen el viejo conflicto entre los intereses agrarios y la actividad minera, del pensamiento moderno y el tradicional, de una oportunidad de desarrollo frente a la pobreza secular. No tengo la más mínima simpatía por SPCC, pues su expansión en Toquepala desde mediados de los años cincuenta y en Cuajone desde los setenta del siglo pasado, más que capitalizar el sur peruano, ha sido una correa de transmisión de riqueza hacia los accionistas de la matriz, hacia el gobierno central, y una serie de empresas de “servicios de terceros” que declaran sus impuestos en Lima. ¡Distorsiones del centralismo que se debe superar!

Parafraseando al viejo Jorge Bravo Bresani que inauguró los estudios sobre el poder económico en el Perú, inspirando a su aprovechado alumno Carlos Malpica para escribir los “Dueños del Perú”, con la SPCC se reproduce la problemática de “la Gran Empresa Pequeña Nación”, donde una empresa gigante que tiene un gran poder económico y político pero que no puede imponer por la fuerza un nuevo proyecto minero, sin convencer previamente al entorno social, ni solucionar el futuro problema hídrico, que podría aparecer frente una actividad que requiere agua para sus operaciones. Éstas deben abastecerse sea con el agua de mar o con la construcción de una represa en las alturas. Por tanto, la SPCC no puede usar ni un metro cúbico de agua de la capa freática del Valle del Tambo, debe “sembrar agua” como se sostenía en el artículo anterior.

¿UNA OPORTUNIDAD DE DESARROLLO?

He tenido oportunidad de leer cierta información sobre la provincia de Islay, del distrito de Cocachacra, de sus autoridades, de la realización de un llamado referéndum contrario a toda actividad minera realizado meses atrás con menos del 45% de la población del distrito. Estas prácticas me hacen recordar años atrás lo sucedido con el llamado proyecto aurífero de Tambogrande en Piura, donde las ONGs ambientalistas, ciertos miembros de la Iglesia, la vieja izquierda tradicional que admira la experiencia de la China Popular, con la dictadura del partido, se opusieron al referido proyecto.

En el caso de Piura, hoy no encuentro a las mismas ONGs que tenían una preocupación ambiental, el mismo dinamismo contrario a la actividad minera, incluso se organizaron marchas en defensa del limón para el cebiche producido en el valle de Tambogrande que supuestamente la minería formal ponía en peligro. Hoy en Piura gracias a los altos precios del oro existen más de 5,000 mineros informales, en una actividad ilícita que no genera ingresos ni regalías para el fisco, contaminando impunemente el medio ambiente con la utilización indiscriminada del mercurio, poniendo en riesgo la salud y las posibilidades agrícolas de Piura, con la exportación de mangos, café y plátano orgánico.

Por ello, comparto la preocupación ambiental y la legitimidad sobre la seguridad del acceso al agua, de allí que insisto sobre la necesidad que la SPCC debe sembrar agua, de lo contrario, por más rentabilidad económica-financiera que pudiera tener el proyecto, socialmente resultaría inviable, sino se convence a la población de la oportunidad de desarrollo que otorga la minería, con los ingresos que se derivan de la actividad vía canon, regalías y derechos de vigencia mineros, con las compras a la industria regional y nacional más los sueldos y salarios pagados a sus trabajadores por las operaciones directas e indirectas que generan capacidad de demanda y poder de compra regional.

Quien mejor resume el debate es un anónimo que en Internet reproduce lo que debiera entenderse como una “opción de desarrollo”. Si bien no comparto la calificación a quienes se oponen a la actividad minera, resulta ilustrativa la información sobre la experiencia de distritos de Torata e Ilabaya en los vecinos departamentos de Moquegua y Tacna respectivamente, que con importantes ingresos por canon y regalías mineras han podido hacer efectivas una serie de inversiones para beneficio de la población. Evidentemente con esta posición se sobrestiman los beneficios mas se minimizan los costos, eso que los economistas denominamos “externalidades negativas”. Así, en el debate con los antimineros sustenta su discurso:

“Orate no seas ignorante y repitas lo que hablan los ignorantes, existen estudios hidrográficos, donde se demuestra que se puede utilizar el agua del subsuelo sin problemas, y yo no trabajo en Southern, trabajo en contratistas para Southern y que empiece Tía María significa 4 mil puestos de trabajo temporales, casi mil permanentes, que Cocachacra tenga el canon como lo tienen Torata en Moquegua e Ilabaya en Tacna, ¿conoces esos sitios? date una vuelta por esos lugares y fíjate como cambiaron gracias al canon, hay canales de concreto por todos lados, canales entubados, clubes de madre, estadios, coliseos, colegios muy bien equipados, ahora hay turismo, etc; se nota el enorme crecimiento de los pueblos, los municipios tienen varias obras en el año lo que significa mejora y miles de puestos de trabajo; la minería de los 70 u 80 ya se acabó, donde se botaba el relave al mar y los humos con ácido invadían la ciudad, siempre la minería va a producir contaminación, pero puede ser controlada y trabajar de la mano con la agricultura y otras actividades. Porque en las empresas mineras existan gente estúpida que porque ganan un poco más de dinero que el común de la gente y se crea y haga los que les dé la gana no significa que hay que estar en contra de la minería, la minería es progreso si se la controla. Y si dejan pasar la oportunidad de la mina Tía María se van a arrepentir toda la vida. Negocien con SPCC, tienen para pedirles colegios, postas, centros de salud, capacitación, que les construya una represa y así asegurar el agua para la zona, etc.” #5 09 febrero 2010

Esta es una afirmación de la sabiduría popular que comparto en gran parte, pero donde respecto a las fuentes de abastecimiento insisto en la necesidad de contar con el agua de mar previa desalinización o en su defecto la construcción de una represa que permita el abastecimiento regulado del recurso hídrico que en las épocas de lluvias por millones de metros cúbicos terminan en el mar. Pero discrepo por el paternalismo hacia la empresa, eso de pedirle a la empresa lo que es responsabilidad del Estado constituye una comprobación acerca de la naturaleza del subdesarrollo como de una minusvalía ideológica indigna del sentir arequipeño.

Por tanto, por el interés local, regional y nacional sería deseable que no se reproduzca con el proyecto de Tía María el fenómeno de Tambogrande en Cocachacra y se capitalice el gran sur del Perú. Su postergación sería una frustración más que confirmaría la afirmación del Perú como “un país de las oportunidades perdidas”. Por ello recuerdo las palabras del ilustre poeta arequipeño Percy Gibson grabadas en el Mirador de Yanahuara cuando afirmaba que “En el Perú hay hombres, en Arequipa hay ciudadanos”. Es decir, peruanos con derechos y deberes, y será responsabilidad de la generación presente explicar a las generaciones futuras las razones que impidieron la capitalización regional.

Esto también supone acceder a la información que debiera otorgar al debate la altura necesaria para analizar los problemas y posibilidades que tiene el proyecto de Tía María. Hacer eso posible supone y exige estimar el “costo/beneficio del proyecto con la debida transparencia de la información, en los estudios de impacto ambiental, en las reservas acuíferas, etc.

MÁS CANON Y REGALÍAS

Es verdad que el desarrollo no es sinónimo de riqueza o abundancia monetaria, pero una condición “sine qua non” para alcanzar el desarrollo es incrementar de forma permanente los ingresos de la población, elevar la calidad de vida mediante una educación de calidad con acceso a servicios de salud decente, elevando la productividad del trabajo en todo sentido. La minería social y ambientalmente responsable genera los ingresos que posibilitan ello. Será responsabilidad de nosotros, de todos los peruanos la fiscalización y regulación del Estado para superar la debilidad fiscalizadora de Osinergmin o del Ministerio del Medio Ambiente frente a la actividad minera.

Por ello, el proyecto Tía María constituye una posibilidad de desarrollo. Así, en una estimación razonable del canon y regalías mineras que se obtendría del proyecto, simulando una posible distribución según la ley vigente del canon minero (ley 28322), por las operaciones del proyecto Tía María de SPCC a partir del año 2013, este sería de un aproximado de US$ 89 millones anuales por concepto de canon minero que convertidos al tipo de cambio promedio bancario del año 2009 (1 US$ = S/.3.012) resultarían S/. 268 millones. Adicionalmente por regalías mineras se transferirían unos US$ 23 millones anuales que serían equivalentes a un poco más de 69 millones de nuevos soles.

Bajo el supuesto de un precio promedio de la libra de cobre de US$ 3, y un período de recuperación de 2 años de la inversión de 1,000 millones de dólares, a partir del 2013 el gobierno regional y gobiernos regionales podrían estar percibiendo unos 337 millones de nuevos soles por año, más o menos ello dependería de los precios internacionales que son externos a la economía peruana.

Así, de este total a distribuir entre el gobierno regional y gobiernos locales de Arequipa, al distrito productor de Cocachacra le correspondería el 10% esto es S/. 26.8 millones, que se sumarán al canon que ya viene percibiendo Cocachacra el cual fue de S/. 3.1 millones el año 2009. Es decir, Cocachacra aumentará en más de 8 veces sus recursos por canon minero, gracias a las operaciones del proyecto Tía María, que sumados a las transferencias de las regalías que se abonarían mes a mes, desde el inicio de las operaciones, este distrito estaría percibiendo S/ 13.8 millones de nuevos soles. Por tanto, para este gobierno local el incremento anual por el proyecto sería de S/ 40.6 millones de nuevos soles.

En la misma lógica, la distribución del canon minero estimado para los distritos de la provincia de Islay-Arequipa, pues estos percibirán el 25% del monto total, sería un equivalente a S/. 67 millones, este dinero se sumará a los S/. 9.4 millones que ya vienen recibiendo los distritos de la provincia de Islay por otras actividades mineras. En tal sentido tenemos que los distritos de Islay aumentarán el canon minero en más de 7 veces. Si a ello se agregan las regalías estas sumarían 13.8 millones de nuevos soles como promedio anual.

Por tanto, la provincia y los distritos de Islay estarían percibiendo un adicional gracias al proyecto de Tía María por canon y regalía de más de S/ 80.8 millones de nuevos soles anuales.

También los gobiernos locales de las otras provincias de Arequipa se beneficiarían por los mayores aportes por el canon minero del proyecto Tía María. Así, los gobiernos locales de todas las provincias del departamento de Arequipa, con el 40% que les corresponde, estas poblaciones tendrán S/. 107 millones al año sólo por el proyecto minero.

Estos recursos se sumarán a los S/. 390 millones que ya reciben las provincias de Arequipa por la actividad minera, que adicionalmente a las regalías mineras que les corresponde a las provincias sería de unos 27.7 millones de nuevos soles. Por tanto, los gobiernos locales de las provincias de Arequipa estarían percibiendo transferencias por canon y regalías de 134 millones de nuevos soles más.

Por último, el gobierno regional de Arequipa, por canon y regalía minera adicional estaría percibiendo S/. 64 millones que se sumarían a los montos que ya recibe el gobierno regional por otras operaciones mineras. Asimismo la respetable Universidad Nacional de San Agustín en su conjunto por ambos conceptos estaría percibiendo más de 16.8 millones de nuevos soles, que podrán invertirse en el financiamiento de equipamiento para laboratorios, bibliotecas y en capital humano.

En resumen, el proyecto de Tía María constituye una posibilidad de desarrollo por los efectos positivos económicos que pudiera tener mas se trata de minimizar los posibles efectos negativos. En ese sentido un principio central de la negociación entre la población local y la transnacional SPCC debiera ser: “Sí al proyecto pero no se puede usar ni un metro cúbico de agua de la capa freática del Valle del Tambo”. La minera con la suya gracias a las elevadas utilidades debe “sembrar agua” para sus operaciones.


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