ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)
Constituye un imperativo nacional y regional
modernizar la refinería de Talara, que no es una “vieja cafetera amarrada con
pita” como sostenían los privatizadores en la década de los noventa del siglo
pasado para justificar su privatización a precios subvaluados. Fue gracias a la
lucha de la población organizada de Talara, a sus autoridades políticas, a los
trabajadores petroleros, y al llamado “Frente Cívico de Defensa del Petróleo”
presidido por un ilustre piurano como Gustavo Mohme Llona y el diario La
República, es que se pudo evitar su privatización como pretendía el gobierno
del presidente Alberto Fujimori.
Que las secuelas de esas luchas constituye
una herida abierta para los 85 trabajadores despedidos en 1996 de PetroPerú
unidad Talara, justamente por defender a su empresa de una irracional
privatización. Hoy de aquellos trabajadores
se han muerto nueve de una enfermedad que se llama pobreza y del olvido
de sucesivos gobiernos que ignoraron los legítimos intereses de estos
trabajadores despedidos, que dicho sea de paso, le están ganando un juicio
internacional al Estado peruano, por la violación a los derechos humanos en la
Corte Internacional de Costa Rica.
Desde la recuperación de la democracia en
nuestro país en el año 2001, se han repuesto a cientos de trabajadores que
cobraron incentivos por retiros supuestamente voluntarios y con sus beneficios
sociales, incluso PetroPerú ha tenido que asumir a muchos de estos trabajadores
como si fuera una agencia de empleo. Es más, se han repuesto a jueces, vocales,
diplomáticos, militares, pero a estos trabajadores despedidos de
PetroPerú-Talara que defendieron el patrimonio nacional, hasta las últimas
consecuencias, y que no cobraron un centavo se les ha pagado con el olvido, la
postración y la miseria.
Es una falta de sensibilidad hacia estos 85
ex -trabajadores de PetroPerú a los cuales el país debiera estar agradecido,
pues gracias a sus luchas hoy se puede analizar, plantear y proponer la
necesidad de modernizar a la Refinería de Talara, la más importante que tiene
PetroPerú y que explica más del 70% de los ingresos que tiene la petrolera
estatal. De allí, la esperada decisión política del presente gobierno para que
autorice mediante decreto supremo el abono y/o reincorporación de estos
trabajadores, que sin lugar son “héroes de PetroPerú”, que merecen todas las
consideraciones y respeto.
¿PARA
QUÉ MODERNIZAR?
En verdad, la modernización en la producción
de los combustibles no es solamente competencia de la Refinería de Talara, también le corresponde a la refinería La
Pampilla bajo responsabilidad de la transnacional española Repsol. Si se tiene
presente que el diesel 2 se constituye en el principal combustible de la
economía peruana, con una cantidad demandada que supera los 88 mil barriles
diarios con tendencia al aumento, y con crecientes importaciones de este derivado
para cubrir el mercado interno, resulta evidente la necesidad de producir
combustibles limpios.
Así, por leyes vigentes a partir del 2016 el
diesel 2 que se consuma en el país debe contener no más de 50 partículas de
azufre por millón en un galón, y no las 3,000 partes por millón que tienen
ahora, por el alto contenido del azufre existente en el crudo pesado proveniente de la selva norte y del petróleo importado del
Ecuador.
Por ello, levantar una planta de
desulfurización, es decir una unidad para eliminar el dióxido de azufre para
convertirlo en ácido sulfúrico que tiene un valor de mercado en el proceso de
lixiviación de los metales, es la parte más cara de un proyecto integral de
modernización que significa también elevar la capacidad de refino de 65 mil
barriles diarios a 95 mil barriles, y la construcción de una unidad para el
tratamiento de los crudos pesados provenientes de los lotes 8/8X, 1-AB, 67, 39
y otras inversiones adicionales como plantas de energía propia, desalinización
del agua, facilidades portuarias etc..
El monto final de dicha inversiones
seguramente superarán los 2,500 millones de dólares lejos de los 1,376 millones
que se proyectaron en el 2006, pues los equipos, maquinarias, e insumos del
sector se ajustan con los precios del acero que se ha multiplicado por cinco, y
evidentemente tiene una correlación con los altos precios del petróleo.
La modernización de la Refinería de Talara es
necesaria no solamente para dar cumplimiento a las normas ambientales con la
producción de combustibles limpios, para superar las crecientes importaciones
del diesel 2, por la necesidad de fomentar la inversión pública y su efecto
multiplicador en esta coyuntura de crisis, para generar empleo y demanda
efectiva comprometiendo un componente nacional industrial importante, con
empresas de construcción ligadas al mercado interno y para cumplir con el
programa de gobierno.
En este contexto, la integración vertical de
PetroPerú, es decir con el retorno de la petrolera estatal a la fase de
explotación asegurando su participación en las reservas probadas y probables
que subyacen en los lotes de los contratos petroleros que están próximos a su
vencimiento (2013-2016), le asegura las espaldas financieras para cubrir los
fondos de capital requeridos para su modernización.
Solamente en los lotes II, III, IV, VI/VII y
1-AB existen 124 millones de barriles de reservas probadas y 203 millones de
barriles de reservas probables, que constituye el activo más valioso de los
lotes de hidrocarburos. Si bien se debe reconocer la capacidad de las empresas
contratistas que operan estos lotes en
el aumento de las reservas probadas y probables en el período 2007 al 2011, tal
como se puede observar en los cuadros respectivos a pesar de las elevadas tasas
de regalías que pagan algunas de ellas como del 52% en el lote II, 49.50% en el
lote III y 48.90% en el IV.
En tal sentido, lo recomendable sería
fomentar la asociación pública/privada, entre PetroPerú como titular de estos lotes con operadores privados que
impongan una racionalidad de mercado con eficiencia y productividad, superando
las perversiones burocráticas de los entes estatales, el nepotismo, la
corrupción inherente a los círculos de poder; de allí la apuesta por la lógica
privada en la gestión y administración, con una participación mixta según la
naturaleza del lote entre Petroperú y las empresas contratistas.
Si por definición técnica las reservas
probadas son aquellas que tienen el 90% de certidumbre de ser explotadas según
la demanda, los precios y la tecnología existente, y las reservas probables
expresan un 50% de certidumbre, estamos pues ante una riqueza natural que le
corresponde a todos los peruanos y que podría garantizar de lejos, el
financiamiento de la modernización de la Refinería de Talara.
Así, con una participación significativa en
la producción y en las reservas (51%) y tasas de regalías competitivas que no
superen el 30% en los lotes que están próximos a su vencimiento, PetroPerú
asociado al capital privado podría financiar la necesaria modernización de la
Refinaría de Talara, tener el suficiente capital de trabajo, y el crédito
internacional para financiar su modernización y el conjunto de sus operaciones,
con el objetivo fundamental de capitalizar el país, y asegurar el
abastecimiento eficiente del mercado con combustibles limpios.
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