sábado, 21 de junio de 2014

PROVECHO: GRAÑA Y MONTERO CON PETROPERÚ




REPRIVATIZACIÓN DE LOS TERMINALES POR 20 AÑOS

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)

Sin una auditoría técnica, ambiental y económica previa que evalúe el significado, los resultados, las inversiones realizadas en los terminales de PetroPerú que fueron transferidos al sector privado durante la dictadura fujimorista en las peores condiciones, los mismos se han vuelto a concesionar en condiciones no muy claras para el país en un gobierno que prometió el fortalecimiento y la integración vertical de la petrolera estatal, lo cual significaba la restitución de sus activos concesionados en la medida que terminasen los contratos (lotes petroleros, terminales, refinería y planta de ventas de Pucallpa etc.)

Se debe asumir que los terminales del norte, centro y sur son las “bocas de entrada y salida” de los combustibles, constituyéndose en la teoría económica en monopolios naturales regionales donde es casi imposible reproducir las condiciones de la libre competencia. Por ello, resulta más eficiente la presencia estatal en los mismos que las operaciones bajo responsabilidad privada como ha sido hasta ahora, para evitar el abuso del poder en el mercado y sobrecostos.

En verdad, la reprivatización de los terminales no solamente incrementaría los costos de operaciones para la petrolera estatal, afectando los intereses de los consumidores si es que se tiene presente que aumentarán los costos de cabotaje, despacho, almacenamiento de combustibles para satisfacer las necesidades del mercado interno.

Esta reprivatización de los terminales en especial del Callao el más importante por su ubicación para cubrir la demanda de combustibles de Lima y del centro del Perú, sería una granjería más del ministro de energía y minas, Ing. Eleodoro Mayorga que antes de ser funcionario público, era accionista del estudio Laub & Quijandría, él mismo que tiene como uno de sus principales clientes al grupo Graña y Montero (G&M).

Este grupo económico realiza estupendos negocios privados con PetroPerú no solamente explotando crudo y gas de Talara sino también opera hasta ahora los terminales del norte y sur, y con la última licitación convocada por la petrolera estatal, también operará los terminales del norte y el terminal del Callao durante los próximos 20 años, conjuntamente con la empresa OIL SAC.

Así, Graña y Montero/Oil SAC ha resultado ganador en la oferta por la concesión de los terminales del norte (Etén, Salaverry, Chimbote y Supe) y del centro (Callao).

¿QUÉ HA SIGNIFICADO LA CONCESIÓN DE LOS TERMINALES?

Con la información disponible el 19 de diciembre de 1997 los terminales de Petroperú, del Norte, Centro y Sur fueron transferidos al sector privado mediante contratos de operación por un período de quince años que debían vencer en diciembre del 2011, sin embargo sin una evaluación sobre su pésimo mantenimiento fueron prorrogados en la gestión del Gobierno del Dr. Alan García, hasta diciembre del 2013.

Sin embargo, el presente gobierno nacionalista a través de la Junta de Accionistas de la petrolera estatal conformada por los ministros de economía y finanzas y el de energía y minas, han presionado a la débil y servil administración de PetroPerú para reprivatizarlos por un período adicional de 20 años, sin un análisis económico serio.

En el pasado, las concesiones de los terminales fueron efectuadas mediante contratos de operación por 15 años los cuales fueron atribuidos al Consorcio Serlipsa / Vopak que pagó US$ 3 millones de dólares por los terminales de Centro (Callao), asumiendo el compromiso de abonar una tarifa a Petroperú de US$ 0.2784 centavos por barril almacenado.

Los terminales del Norte también fueron concesionados por 15 años a favor del Grupo Graña y Montero Petróleo que pagó en efectivo US$ 3 millones y asumió el compromiso de pagar una tarifa de US$ 0.4739 por barril almacenado.

Los terminales del Sur fueron atribuidos por 15 años al Grupo Graña y Montero Petrolero que pagó US$ 3 millones en efectivo, más el compromiso de pagar a Petroperú US$ 0.4567 por barril almacenado.

Una simple evaluación del costo/beneficio de la privatización de los terminales demostrará el carácter profundamente lesivo para PetroPerú, para el Estado y los consumidores, utilizando los propios datos oficiales.

Así, con la información obtenida del Tesoro Público para el período de 1998 – 2005 y las Notas a los Estados Financieros de Petroperú, desde 1998 al 2012 la petrolera estatal ha recibido por concepto de alquileres y tarifa de almacenamiento de parte de los operadores de Serlipsa / Vopak y el Grupo Graña y Montero, la suma de US$ 214.3 millones, tal como se puede apreciar en el cuadro “Pagos por Alquileres por Concesionarios a Petroperú de 1998 – 2012”, por los operadores Consorcio Terminales y Vopak/ Serlipsa.

Por el contrario Petroperú por haber usado los terminales del Centro, Norte y Sur del País, para hacer posible el abastecimiento seguro y oportuno en el mercado interno de combustibles ha tenido que pagar a Serlipsa / Vopak y al Grupo Graña y Montero entre 1998 – 2012 la suma de US$ 517 millones, tal como se puede apreciar en el cuadro: “Resumen de Ingresos de Almacenamiento y Despacho de los Operadores de Terminales (1998-2011)”, sin IGV.

Por tanto, constituye un pésimo negocio para el país, para PetroPerú tener que recibir como pago de alquiler por los activos de la petrolera estatal una suma de US$ 214.3 millones en el período 1998 – 2012, y en cambio ha tenido que abonar por el uso de sus propios terminales a los concesionarios privados la suma de US$ 517 millones, generándose para Petroperú un déficit superior a los US$ 303 millones de dólares en el período mencionado.

EPÍLOGO

Ante el carácter lesivo de los contratos de concesión de los Terminales del Centro, Norte y Sur del país, sin una auditoría ni estudio económico/financiero válido, los mismos han sido nuevamente concesionados en condiciones nada transparentes, por el presente gobierno que prometió el fortalecimiento de PetroPerú.

En salvaguarda del interés público, la seguridad nacional y de acuerdo a la ley de fortalecimiento del PetroPerú (2006), los terminales debieran ser devueltos a su legítimo propietario pues está demostrado por la historia que su privatización ha constituido un pésimo negocio para la petrolera estatal para favorecer la valorización del capital privado, es decir buenos negocios a costa del Estado, en nombre del “libre mercado”.



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