TRABAJADORES
ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
ESCRIBE:
JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)
Con
el interesado argumento de los bajos precios del petróleo a nivel internacional
las empresas del sector de hidrocarburos están cursando cartas de pre despido y
de despido a sus trabajadores en las operaciones de Talara, al norte del Perú.
Son varias las contratistas y subcontratistas que argumentan que con los
precios actuales sobre los US$ 50 dólares el barril, las actividades de
explotación se vuelven antieconómicas por los altos costos de producción y las
elevadas regalías que tienen que pagar al estado.
En
verdad, sean altos o bajos los precios internacionales del crudo la situación
económica de los trabajadores que operan en las actividades de explotación, es
precaria, difícil, riesgosa y mal remunerada en razón de la débil organización
y pobre capacidad negociadora.
Las
empresas en general hacen uso y abuso de los contratos de servicios de
terceros, es decir de empresas subcontratistas que desvalorizan la fuerza de
trabajo con salarios miserables y pésima condiciones de trabajo, en jornadas
atípicas de trabajo con más de 12 horas de labores continuadas en pleno
desierto, con un calor que supera fácilmente los 33 grados centígrados de
temperatura.
En
parte, es responsabilidad de los trabajadores que no participan en las
organizaciones sindicales sea por temor, presiones familiares, mejores
condiciones a los no afiliados, proliferación de quintacolumnistas etc.; lo
cierto y evidente es que existe una gran dispersión sindical y la existencia de
varios organismos federados con escasa representatividad frente a las empresas
debilita su capacidad de negociación.
El
problema de agrava en la presente coyuntura cuando los precios del petróleo se
derrumban en los últimos meses en especial de noviembre a la fecha, pues en
promedio el precio referencial WTI durante el 2014 se mantuvo sobre los US $ 93
dólares el barril. Es más, diversas fuentes especializadas coinciden en que no
volverán en el corto plazo los precios de 100 dólares el barril.
Sean
cuales fueren las razones explicativas de los bajos precios del petróleo en
relación a los tiempos de bonanza como en julio del 2008 cuando arañó los 150
dólares el barril, siendo el promedio de US $ 99.57 dólares, según el cuadro
respectivo, los precios actuales todavía generan utilidades a las empresas que
cargan a los costos de venta importantes montos por concepto de depreciaciones
y amortizaciones de intangibles que no constituyen salidas en efectivo de
capital de las empresas.
En
tal sentido, sirva el presente cuadro sobre los resultados financieros de la
empresa PetroTech Peruana S.A. en el período 1994/ 2008 teniendo en cuenta los
precios del WTI, que si bien por la naturaleza del contrato de servicios el
marcador exacto sería el crudo Brent, pero para el ejercicio resulta
ilustrativo y no afecta el razonamiento en lo fundamental.
La
importancia del período en mención cubre dos tendencias, por un lado los
precios deprimidos entre 1994 y 2002 y las tendencias alcistas que se despuntan
a partir del 2004, donde niveles del crudo equivalentes a los US$ 40 dólares
el barril, eran considerados precios extraordinarios, tanto así que en nuestro
país se tuvo que establecer el llamado “Fondo de Estabilización de los Precios
de los Combustibles”.
Así,
tomando como ejemplo los estados financieros de una empresa cuestionada como
PetroTech Peruana S.A. que explotaba hasta el 2009 el lote Z-2B, mediante un
contrato de servicios que por su naturaleza el Estado tenía que abonarle una
retribución equivalente al 84.6 por ciento de la producción. En contrapartida,
las reservas probadas de crudo y el gas húmedo eran propiedad del estado
peruano, como también constituyen propiedad del estado a través PetroPerú, las
instalaciones, las barcazas y las plataformas marinas.
Resulta
evidente que en la primera tendencia con precios del crudo que fluctúan entre
los US$ 17.20 (1994) y los US$ 26.11 dólares el barril (2002), el único año
donde se declararon pérdidas operativas y netas fue en el 2008 cuando los
precios se derrumbaron a un promedio de US$ 14.41 dólares el barril.
En
dicho año (2008) Petrotech Peruana declaró pérdidas operativas de US$ 8.5
millones de dólares y pérdidas netas de US$ 8.3 millones. Se debe reconocer
que el conjunto de las empresas petroleras también obtuvieron importantes
pérdidas en dicho año.
Con
las tendencias alcistas del precio internacional del crudo en especial después
del 2003 los resultados financieros de PetroTech mejoran ostensiblemente. Así,
con precios del barril sobre los US$ 41.44 las utilidades operativas eran de
US$ 72 millones de dólares y las netas de casi US$ 39 millones de dólares. Es
evidente que con precios más elevados del petróleo se incrementan los ingresos,
las utilidades operativas y netas, tal como se puede observar en el cuadro
respectivo.
Esta
realidad, se debe tener presente en la presente coyuntura cuando las empresas
petroleras pretenden ajustar costos hacia abajo con menores salarios y despidos
de trabajadores. Con precios de US$ 50 dólares el barril las petroleras siguen
obteniendo utilidades pero menores en relación a los tiempos de bonanza, pero
utilidades al fin.
En
lugar de ajustar a los trabajadores productivos las empresas debieran sincerar
costos internos de producción, reducir los gastos administrativos. Ello es más
urgente en razón que muchas empresas operan con subcontratistas o servicios de
terceros, con empresas de fachada donde la propiedad en última instancia está
ligada a la empresa principal o matriz.
También
es verdad, que de mantenerse tales niveles de precios sobre los US$ 50 dólares
el barril, el estado no puede permanecer impasible si se pretende aumentar la
producción de crudo a futuro, en especial para poder abastecer a la refinería
de PetroPerú Talara que tendrá una capacidad ampliada de 95 mil barriles de
capacidad a partir del 2019.
Con
tales niveles de precios las empresas agotarán las reservas probadas
invirtiendo muy poco en la perforación de los necesarios pozos de desarrollo en
los viejos campos de Talara. De allí, que sería conveniente tener esquemas
promocionales en las tasas de regalías, pues regalías superiores al 30 por
ciento resultan no solamente poco competitivas sino antieconómicas a pesar de
la consideración de la regalía como gasto deducible.
Esta
realidad se agrava más aún si hay empresas que abonan tasas de 49 por ciento
por concepto de regalías. Por tanto, bajos precios de los precios del petróleo,
altas tasas de regalías, despidos de trabajadores constituyen elementos de un “coctel
molotov”, explosivo en una región como Talara, donde su población depende de
los ingresos generados por la explotación de los hidrocarburos, de las
inversiones de las empresas y gasto de los trabajadores.
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